Echeverría, el 'profe' de San Ramón

RODRIGO ECHEVERRIA
Echeverría posa en el Polideportivo de San Ramón. Foto: Rudy Muñoz

El formado en la U deja de lado su condición de futbolista para volver a sus raíces. Junto a Leandro Cañete y Miguel Pinilla, a quien conoció en las inferiores, dirige a un equipo de San Ramón hace más de dos meses. Volver a sus orígenes lo ayuda a mantener el foco.



"¡Profe, ya van 20 minutos trotando!", grita un alumno dando muestras de un evidente cansancio. "¡Acá se acaba al silbato! ¡Vamos, déle no más!", responde Rodrigo Echeverría (22), el mismo futbolista que ayer se embarcó rumbo a Brasil para jugar por la U ante Vasco Da Gama.

Es jueves, 19 horas. En San Ramón el tráfico se torna denso, pero a Echeverría poco le importa. Da lo mismo la congestión que se genera desde su casa, en San Miguel, hasta la cancha del Polideportivo municipal, en Avenida Ossa, a pocos metros de la población La Bandera. Va camino a una "terapia", como él mismo le llama. No va a escuchar a Hoyos ni menos a coordinar un movimiento con Gonzalo Jara. El Eche vuelve al barrio, a ese que lo vio crecer como futbolista y que hoy lo cita todos los martes y jueves para dirigir a cerca de 33 alumnos, entre 16 y 58 años, fanáticos y amateurs, obviamente.

El entrenamiento comienza justo a la hora. No se queda ningún detalle al azar en su afán de simular un equipo profesional. Una pesa ubicada en la entrada de la cancha espera a todos los alumnos que lucen, en su mayoría, camisetas de la U. Sólo una de la UC, dos del Barcelona y una del Manchester City: "No nos metemos en la nutrición, pero es bueno que ellos vean avances físicos. Acá la idea es que todo sea lo más parecido a un entrenamiento profesional", dice Echeverría, quien se excusa de hablar del momento de la U, argumentando que es instrucción del club.

Es que la vuelta al barrio aterriza al nacido en Santiago. En su mente, seguramente, viaja 12 años atrás, cuando tomaba la micro en el Bosque y se trasladaba cerca de 90 minutos para llegar al Caracol Azul para sumarse a las inferiores. La travesía la realizaba con los que hoy son sus ayudantes: Leandro Cañete, actual arquero de Recoleta, y Miguel Pinilla, sin club.

La voz de Echeverría se escucha en cada rincón de la cancha. Se cree el cuento como técnico. El miércoles, incluso, dirigió su primer partido desde la banca, en la caída de su elenco ante Gremio de San Ramón, por 1-6. "Se vio bien el equipo pese a que era nuestro primer partido juntos. Era para agarrar confianza y sabiendo que aún se puede mejorar mucho", comenta el central de la U.

Su personalidad no da espacios para cuestionar sus ejercicios. Incluso, se molesta cuando no se llevan a cabo como él quiere: "¡No puede ser que la pelota no la puedan tener más de dos segundos! Parte de nuevo, yo doy la partida", le enrostra a uno de sus dirigidos.

La idea de regresar a sus orígenes nace hace casi dos meses. Se sumó al proyecto que dirigían Leandro Cañete y Miguel Pinilla, quienes comenzaron con una escuela sólo para formar arqueros: "Me invitaron y lo encontré súper atractivo para sacar a la gente a hacer deporte. Me gusta harto dirigir y vengo también por lo social. El entusiasmo que ponen los chicos es gratificante", dice, mientras sus dirigidos realizan ejercicios de posesión.

Volver al barrio es especial. Eche está feliz y lo económico, en este caso, no es fundamental. El valor de las clases bordea los $ 3 mil por alumno. Acá los aplausos de los hinchas no existen. La exigencia corre por su parte: "Me ayuda mucho volver al barrio. Nunca me he olvidado de dónde salí. Siempre quise estar acá en el barrio para fomentar el deporte y alejar a la gente del alcohol y de las drogas", se explaya con naturalidad. "Uno con esto sale un poco de la rutina. Es rico volver al barrio y estar con jugadores que te hacen caso. Estar acá me ayuda a tener los pies en la tierra", agrega.

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Echeverría da instrucciones durante la práctica. Foto: Rudy Muñoz[/caption]

Los equipos ya se preparan para un reducido. Las instrucciones son claras. El técnico Echeverría piden ocho toques entre cada equipo antes de poder definir la jugada. "Las ideas las saco de diferentes clubes que he defendido. De la U también traigo ejercicios que realizamos habitualmente. Siempre he dicho que uno debe ser como una esponjita para guardar todos los conocimientos. Me gusta mucho darle harto énfasis a la posesión".

En su mente, pese a que el retiro está lejano, la idea de dirigir ya está presente. "Más adelante me gustaría ser técnico, pero todavía me queda mucho. Soy joven aún, pero es algo que me gusta. ¿Qué técnico me identifica? Ninguno en especial, pero sí te puedo decir que saco ideas de todos los que tuve. Me gusta el esquema 4-3-3 o 4-4-2. Esos los utilizamos para el partido que enfrentamos ante Gremio de San Ramón".

En la Universidad de Chile sus compañeros saben de su labor social. Johnny Herrera y Mauricio Pinilla, entre otros, han recibido invitaciones a asistir a las clases del Eche. "No han podido venir aún, pero varios me conversan del tema. Isaac Díaz quiere venir, pero hay que ver el tema de los tiempos. En el club no dije nada, no tengo que pedir permiso. Es mi tiempo libre, es algo que a mí me gusta y no corre riesgo mi integridad física".

La luz natural ya se va. La práctica finaliza. Echeverría se despide uno a uno de sus dirigidos. Sabe que mañana deberá escuchar a Hoyos, como futbolista. Volver al barrio, según él mismo cierra, "es impagable".

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