Responsabilidad, presión, oportunidad. Esos tres conceptos resumen el momento de Héctor Tapia. No sólo está a cargo de uno de los clubes más importantes del fútbol chileno. También es la esperanza y el argumento vivo de una postura que defiende su trabajo y el de otros profesionales chilenos. Desde hace mucho tiempo se viene discutiendo respecto de la capacidad de los técnicos nacionales. El medio, permeable a los representantes y con una cuota grande de ignorancia e injusticia, ha decidido dar su sentencia desfavorable. Por lo mismo, el comienzo de este campeonato nacional evidenció la cruda realidad de los estrategas nacionales a cargo de sólo siete equipos en el torneo. Los otros nueve eran responsabilidad de extranjeros.

Conforme ha pasado el tiempo, el panorama ha ido variando, pero no demasiado. Tampoco la postura de gran parte del periodismo y de la dirigencia que no ven capacidad suficiente en nuestros profesionales y se encargan de ningunearlos. Sin embargo, este último fin de semana pareció ser un punto de inflexión para quienes creemos lo contrario. Vean la campaña de Francisco Bozán, reconocido hasta por la prestigiosa La Gazetta dello Sport italiana, después de sus nueve triunfos consecutivos.

Deténganse y valoren lo que está haciendo Víctor Rivero en Unión Calera, un ejemplo de cómo se puede hacer mucho con muy poco. Reconozcan el título de José Luis Sierra en el Medio Oriente en vez de mirarlo por sobre el hombro como si nuestro campeonato fuera la Premier League. Destaquen el inmenso logro de Mario Salas, campeón en Perú y de una vez por todas valoren lo nuestro y pregúntense por qué no están trabajando técnicos como Jaime Vera, Fernando Vergara, Jorge Pellicer o Nicolás Cordova.

Por eso, Tito Tapia tiene una inmensa responsabilidad a cargo de Colo Colo y Esteban Valencia una maravillosa oportunidad en Universidad de Chile. Ambos, a cargo de los clubes más grandes, deben sumarse con sus trabajos y propuestas al gran argumento defensor. Pero para eso es necesario que muestren algo más de lo que hasta ahora han ofrecido. El pobre primer tiempo de la U en el clásico universitario no ayuda, tampoco la escasa intensidad de los albos en el torneo local. Sí suman los primeros tiempos ante Delfín y Bolivar y también la reacción azul en el segundo periodo frente a la UC. Es preciso mostrar algo atractivo, una postura agresiva, moderna, novedosa, que tape bocas. Por años los técnicos chilenos han pedido a gritos una oportunidad. Este es el momento. Tapia y Valencia tienen la palabra. No pueden fallarnos.

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