Ayer, ante el Chelsea, los hinchas del United celebraron un triunfo que en el papel no era fácil -tampoco lo fue en la cancha- y que les permite seguir en el protagonismo de la Premier League, como escoltas exclusivos del City. Sin embargo, para Alexis Sánchez no fue una de esas jornadas para archivar dentro de su álbum de recuerdos: jugó 80 minutos, no hizo goles y su aporte en el partido no tuvo la trascendencia que los ingleses esperan del jugador mejor pagado de la liga.

Las críticas respecto del juego del chileno ya comenzaron a aflorar en la prensa británica. Luego del último partido frente al Sevilla, por la Champions, criticaron su exceso de individualismo y la falta de imaginación para resolver los conflictos que el rival le planteó. Reclaman que el gran precio de la liga aún no aparece y que los yerros que ha exhibido en la cancha con la camiseta del United son los mismos que mostró en los últimos partidos con el Arsenal: impreciso, desconectado, fútil.

Para colmo, según publicó el diario El País, de España, la llegada de Sánchez ha generado una serie de problemas en la interna de la institución. Los dirigentes y los dueños están inquietos, y así se lo hicieron saber los ejecutivos del club a sus pares durante la subasta de derechos de televisión de la Premier League. No arremetieron directamente contra el chileno sino contra Mourinho, a quien culpan de haber puesto patas arriba la contabilidad -que tan bien habían llevado hasta 2016-, a partir, entre otras cosas, del fichaje de Sánchez, una operación que califican de desaforada por diferentes motivos.

Primero, estiman que el desembolso de 60 millones de euros fue un gasto excesivo considerando que de haber esperado hasta julio el traspaso hubiera sido costo cero; segundo, el sueldo del chileno ha roto la escala salarial del plantel generando tensiones en el vestuario, además de un espiral inflacionista difícil de detener -de hecho, el agente de Pogba, enterado de lo que recibe Sánchez, pidió mejoras económicas para su representado-, y por último, los dueños del club no quieren dejar de recibir los mejores dividendos económicos al final de cada temporada, algo que se hace cuesta arriba con sueldos como el del chileno que obligan a destinar el 60% de los ingresos al pago de remuneraciones, con el agravante que los derechos de televisión que se les cancela a los clubes están a la baja.

Nadie duda del talento de Sánchez. Sin embargo, los medios insisten en que la mejor versión del futbolista aún no aparece por Old Trafford. Habría que ser ciegos para negar esa realidad: Sánchez todavía no rinde al nivel que se espera de un jugador de sus condiciones y sueldo. No está claro cuánto deberán seguir esperando los hinchas del United o el mismo Mourinho. En la lógica mercantilista que prima hoy en el fútbol, los jugadores son productos que deben rendir de manera eficiente, sin fallas, desde la primera vez que son utilizados. Claro, no son máquinas, necesitan de un periodo de adaptación, pero mientras más alta haya sido la inversión, el tiempo de espera para que el futbolista se adapte siempre será menor.

Es de esperar que Sánchez despierte luego, que vuelva a ser la mejor versión de si mismo, para que así la camiseta de los Diablos Rojos siga siendo el camino a la gloria y no le queme como si estuviera corriendo por el infierno.

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