Krespita cumplió con el espectáculo

Krespita

La chilena volvió al ring tras una larga inactividad ante una rival (40 años) con 8 derrotas en 25 combates. Así, se impuso sin ningún contrapeso en la Arena Gran Monticello.



Carolina Rodríguez (34 años) es la principal exponente de una actividad que durante décadas fue extremadamente popular en Chile, pero que pese a su declive aún cuenta con miles y miles de adeptos en el país: el boxeo. Y eso fue evidente anoche, cuando una multitud asistió al Casino Monticello para presenciar la reaparición de la pugilista, luego de dos años y ocho meses de inactividad obligada, tras haberse convertido en madre. Entusiasmo público indesmentible, además, si se considera que el espectáculo sería transmitido por televisión abierta.

El programa original consideraba enfrentar a la argentina María Magdalena Rivera (37 años, 10 victorias, cinco derrotas y tres empates), quien no pudo combatir debido a una neumonía. Así, a 10 días de lo planificado, hubo que cambiar de antagonista y la elegida fue la venezolana Carolina Álvarez (40 años), quien había perdido ocho de 25 combates (13-8-4). De sus últimas cuatro presentaciones, dos habían sido derrotas y solo una concluyó en triunfo. Bueno, ella es conocida como la Fiera.

Así las cosas, la pelea de anoche en la Gran Arena Monticello tenía todas las garantías para la chilena, quien se mantiene invicta en sus 15 actuaciones profesionales.

"La Fiera también fue precursora en esto. Las mujeres tenemos que entrenar el doble para demostrar el doble, porque la presión es mucha, y Carolina también lo ha vivido. Pero ahora nos toca disfrutar", dijo Krespita Rodríguez a La Tercera en los días previos, aludiendo al carácter histórico de Álvarez y al machismo con que suele enfocarse el pugilismo femenino.

Por eso, todo fue unilateral, con la chilena boxeando al estilo de Nicolino Locche -con guardia baja, jugando con la cintura y haciendo vista-, en una disposición acorde con su palmarés, que incluye la corona mundial, mientras que la caribeña fue una víctima propiciatoria debido a su lentitud, quizás el resumen de muchas derrotas y de tantos años sobre los cuadriláteros.

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