La carnicería sudamericana

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Europa critica que Conmebol goce de 4,5 cupos para diez equipos, pero basta ver la tabla para entender que es, lejos, la clasificatoria más dura.



Sin despeinarse y con la absoluta tranquilidad que les daba el favoritismo, varias potencias europeas timbraron su clasificación para Rusia. España y Alemania lo hicieron goleando; Inglaterra y Bélgica sufrieron un poco más, pero también se inscribieron en el Mundial; Francia y Suiza ya tienen un pie en la máxima cita planetaria. Porque con la excepción de Holanda, virtualmente eliminada, no habrá grandes sorpresas en la repartición de los 13 cupos que tiene Europa.

Selecciones importantes como Italia, Portugal y Suecia deberán luchar en la instancia de repechaje su clasificación, pero al final la lógica terminará imperando en la mayoría de los casos, en una de las clasificatorias mundialistas menos competitivas del planeta FIFA.

Es cierto, son 54 los países europeos que luchan por 13 cupos, pero también es verdad que la conformación de los nueve grupos clasificatorios del Viejo Continente responde a la lógica de enfrentar, en cada serie, a potencias internacionales con selecciones sin ninguna tradición futbolística. Al final, salvo alguna sorpresa, cada grupo cuenta con dos o tres combinados competitivos que se pelean un cupo directo y un segundo lugar que da pasajes a los play offs. En resumen, un chiste si lo comparamos con la clasificatoria sudamericana.

En Europa se critica que la Conmebol disponga de 4,5 cupos para sólo diez selecciones, pero es cosa de ver cómo está la tabla, a solo una fecha del final, para entender que la sudamericana es, por lejos, la clasificatoria más dura. Según lo que ocurra el martes, Chile puede terminar segunda u octava. Con Brasil ya clasificado y Ecuador, Bolivia y Venezuela eliminados, hay seis equipos disputándose tres cupos y medio. Uruguay, Chile, Colombia, Perú, Argentina y Paraguay siguen en carrera. Todos tienen chances y todos -salvo Uruguay, virtualmente listo- pueden quedarse sin los tickets para el Mundial.

Se trata de una definición infartante, un final de película que no hace más que demostrar, otra vez, que la eliminatoria sudamericana es una carnicería futbolística. Ojalá que Chile pueda sobrevivir a ella.

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