La convivencia resistida

guede meneses

Disputas a la vista, peleas por el poder de decisión y acción. Los entrenadores de fútbol y su complicada digestión del cargo que tienen por encima, los directores deportivos. En Chile, el puesto camina sobre el alambre. No todos lo usan. Y los que sí, tienen un rol confuso.



Vuelo en chárter, directo desde Santiago a Belo horizonte. La U viaja hasta el estado de Minas Gerais para enfrentar a Cruzeiro por la cuarta fecha del grupo E de la Copa Libertadores, pero el ambiente no es del todo familiar. Por un lado, Ángel Guillermo Hoyos y su cuerpo técnico ocupan las primeras filas del avión, ideando el trascendental partido. Atrás, a muchas filas de distancia, Ronald Fuentes, el gerente deportivo azul, revisa otros asuntos. Entre ambos, la comunicación es nula. Luego, tras la debacle, Fuentes no se apartó de Carlos Heller, el presidente laico, para tomar definitivamente la decisión.

Veinte días atrás, un directivo de Unión Española publicó en redes sociales una fotografía que tuvo que borrar a los cinco minutos. "5 DT campeones en la historia de la Gloriosa UE. 120 años. Solo 2 pueden seguir escribiéndola" (sic). El mensaje fue colgado en Internet por Fernando Díaz, el símil de Fuentes en Santa Laura. La imagen llevaba su rostro y el de José Luis Sierra. De Martín Palermo, el actual entrenador, nada. La relación entre Titán y el Nano está rota.

Año a año, temporada tras temporada, las pugnas entre el líder de la banca y su jefe remecen a los clubes en Chile.

Un cargo confuso

Desde la creación de las Sociedades Anónimas en el fútbol, la idea de implantar en las instituciones deportivas estructuras similares a las de cualquier otra empresa motivó también la creación de aquella gerencia. Pero a más de una década del cambio, el cargo, instalado para quedarse en el fútbol europeo, aún es abstracto y confuso acá. "En Chile, es un asunto poco desarrollado todavía.

Los que entramos en esto, es por un tema más de experiencia en el fútbol que otra cosa. Las sociedades anónimas todavía no tienen claro lo que debe hacer la persona que ejerce el cargo. Todos tienen una visión diferente", explica Juan Gutiérrez, gerente deportivo en Colo Colo entre 2012 y 2015.

De vasta trayectoria en el cargo en distintos clubes nacionales, Gutiérrez desnuda el problema que presenta el puesto. Explica que, en algunas instituciones, los gerentes deportivos son los encargados de sondear los posibles fichajes y ser el canal de comunicación entre el primer equipo y los directores del club. En otros, guiar el proyecto deportivo. Incluso, en algunos casos, su figura llega al área operativa, ocupándose de coordinar los vuelos y la hotelería.

Mario Rodríguez, presidente de la rama de fútbol de la UdeC, explica que en el club penquista el cargo exige otras cosas. "Tenemos un gerente deportivo, Mario Lucero, que se encarga de la parte operativa. Trabajamos de forma conjunta". En los fichajes, en cambio, hay otros: "Una oficina de scouting, con dos técnicos, se encargan de buscar por todos lados los puestos que nos faltan".

De los grandes, Universidad Católica es el único que ha logrado mantener durante años a José María Buljubasich en el puesto. Para ellos, quien esté a cargo de desempeñar este rol debe cumplir, en resumen, con las siguientes tareas: "Búsqueda, elección y supervisión del entrenador del plantel profesional, el gerente y el jefe técnico del fútbol formativo; asesoramiento de jugadores para el primer equipo; propiciar, junto al gerente del fútbol formativo, los espacios suficientes para la inserción periódica de juveniles".

Pero pocos gerentes deportivos cuentan con la aparente autonomía que posee el Tati. En Chile, el esquema del organigrama de varias instituciones divide claramente funciones. Sin embargo, en la práctica muchas veces son los presidentes, los dueños del negocio, quienes terminan decidiendo todo. Y ahí comienzan los líos. "El problema que prima en Chile es que el directorio en ocasiones no le entrega la confianza ni respaldo al director. Como el fútbol es tan apasionante, muchas veces los empresarios exitosos no llevan las mismas estructuras de sus empresas en las instituciones deportivas que dirigen", enfatiza Gutiérrez, para quien en un organigrama serio, siempre el gerente es más importante que el DT.

Él vivió en carne propia desencuentros con entrenadores, siendo el más recordado el que lo enfrentó a Héctor Tapia en 2014, luego de la 30ª estrella alba. Tito llegó a exigir como requisito para su continuidad la salida de Gutiérrez, aunque él lo niega."Muchas veces, los entrenadores quieren pasar por sobre el director deportivo y ahí es cuando empiezan los problemas", reconoce. Los casos son comunes, Sebastián Beccacece, siendo ayudante técnico, lo hizo en la U con Sabino Aguad en 2012, que terminó siendo relevado por Pablo Díaz. Lo mismo en 2016, siendo ahora entrenador.

En Colo Colo, la guerra entre la gerencia deportiva y el cuerpo técnico también es sostenida. Pese a que en la actualidad el puesto está vacante, y que Ruiz Tagle ha anunciado que necesita reincorporar con carácter inmediato, a lo largo del lustro han pasado varios por el cargo. Todos han roto relaciones con los técnicos. El último fue Óscar Meneses, quien se enfrentó a Pablo Guede en varias ocasiones por su poca proligidad en los fichajes y la falta de compromiso que el técnico acusaba.

"La relación con el técnico es compleja porque el gerente deportivo tiene que tener mucho contacto con el gerente de finanzas, entonces él sabe bien qué refuerzos sí y cuáles no", explica Fernando Astengo, ex adiestrador de los albos en 2008. Incluso desclasifica su propia experiencia en Pedreros: "Cuando yo estaba no había gerente deportivo, había una persona que era presidente de la Comisión Fútbol. Con él tuve reuniones de contrataciones, pero mi relación fue desconcertante porque no entendía nada de fútbol".

Gutiérrez enfatiza en otro punto importante: "Cuando no hay un proyecto claro es cuando el gerente parece perder espacio. Es el problema que tienen muchos clubes, porque sólo piensan en el próximo partido, pero no desarrollan un proyecto a largo plazo, con todas sus divisiones involucradas".

Mario Rodríguez, de la UdeC, coincide en que el excesivo protagonismo de los presidentes confunde la relación entre el gerente deportivo y el entrenador, desencadenando el caos y disputas de poder. "Puede que los regímenes presidencialistas afecten en el desarrollo de la función del gerente deportivo. Nosotros hemos aprendido con el tiempo sobre el cargo. Ahora, todo lo que el plantel quiera plantear pasa primero por Mario Lucero".

Además, muchas veces quien desempeña el cargo es un entrenador de fútbol es decir, un par, como en el caso de Díaz y Palermo, u Hoyos con Fuentes. En Católica hablan desde su propia experiencia: "Si el gerente deportivo no es entrenador, ayuda a la convivencia, ya que no existe la sensación de inseguridad que pueda tener el técnico en caso de malos resultados, por la sombra de un gerente deportivo que pueda ocupar el cargo". En los tres casos, aunque con matices, primero está el gerente deportivo y luego el entrenador.

Europa fue el primero en implantar la figura en el fútbol, donde el cargo exige competencias profesionales. Un ejemplo exitoso es el del español Ramón Rodríguez, Monchi. El discreto ex arquero del Sevilla asumió el cargo en la institución, consiguiendo un cambio radical luego de estar en segunda división. Con sus decisiones y fichajes, logró recaudar más de 200 millones de Euros en ganancias, cinco copas UEFA, dos Copas del Rey, una Supercopa de España y una Supercopa de Europa. Tras su salida del Sevilla, la Roma decidió contar con sus servicios. El modelo funciona con naturalidad, aunque igualmente con roces, en todas las estructuras profesionales, ya sean clubes grandes o pequeños. Salvo en Inglaterra, donde generalmente el manager alterna las funciones de gerente y DT. Sir Alex Ferguson fue el caso más icónico en el United.

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