La discusión número uno

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¿Ser el mejor del ranking, ganar un grand slam, una medalla olímpica o la Copa Davis? Un debate que divide al tenis y que en Chile revive cada 29 de marzo, aniversario de la llegada del Chino al tope de la ATP tras vencen en la final de Miami a Andre Agassi por 7-5, 6-3 y 6-4.



Una discusión de toda la vida en el tenis que no encuentra consenso. Tampoco una mayoría abrumadora de una opción sobre la otra. Una discusión que hace 20 años, cuando Marcelo Ríos llegó a la cúspide de la ATP sin ganar un torneo de grand slam, adquirió una relevancia insospechada hasta la irrupción del zurdo, pues la respuesta lleva a engrandecer o empequeñecer una de las gestas deportivas más importantes en la historia del país. Y que hoy renace, como todos los 29 de marzo desde 1998, en el aniversario 20 del triunfo de Ríos sobre Andre Agassi en la final del entonces Súper 9 de Miami (hoy masters 1000), en Key Biscayne. Una discusión en la que paulatinamente se ha ido colando el oro olímpico. Porque cada vez la pelean tenistas de mejor currículum. Mientras la Copa Davis va perdiendo fuerza. Es que las figuras continuamente se descartan. Incluso, se estudia sustituirla por un formato nuevo. ¿Es más importante ser número uno o ganar un grand slam? ¿O las medallas olímpicas? ¿O la Copa Davis pese a su decadencia? La respuesta que divide al tenis.

Mats Wilander, el histórico sueco que tiene tres de las cuatro etiquetas de la discordia en su palmarés (le falta la medalla olímpica), en una conversación de septiembre pasado con La Tercera, se inclinó por los torneos grandes. "El número uno no dice que tu tenis sea el mejor del mundo. Significa que fuiste el más consistente y puedes serlo sin ganar grand slams. Sin ganar títulos siquiera. Coronarse en un major es distinto. Fuiste el mejor del mundo esas dos semanas", opinaba en el comedor de la prensa del US Open.

"Mi grand slam no lo cambió por nada", dijo Gastón Gaudio, campeón de Roland Garros 2004, al referirse al bullado debate en una conferencia de prensa.

Masters 1000 de Cincinatti 2008. Rafael Nadal vence a Nicolás Lapentti en los cuartos de final y llega por primera vez a la cúspide del ranking. "Ahora sé que voy a ser el número uno y estoy muy, muy feliz de serlo. Ser el número uno del mundo siempre es un regalo por todo el trabajo hecho anteriormente. Eso me satisface mucho,pero para ser el número uno tienes que ganar Roland Garros, Wimbledon...", expresaba el español.

Un mes después, en los Juegos Olímpicos de Beijing, fue el propio Nadal, quien tras derrotar en la final a Fernando González, incorporó las medallas olímpicas a esta discusión. "Ganar acá se siente más especial. Sólo tienes una oportunidad cada cuatro años. Quizás para un tenista el grand slam sea más importante, pero para un deportista sin duda los Juegos Olímpicos son más importantes que todo lo demás, y aquí me siento más un deportista que un tenista. Aquí siento que gané en nombre de todo el país. La victoria es para muchas personas, no solo para mí" sostuvo el mallorquín. La voz más respetada del circuito en ese momento.

Una postura que encuentra sus orígenes en Nicolás Massú, cuatro años antes, en Atenas. Aunque con menos conocimiento de causa que Nadal, al no haber sido uno, ni campeón de Copa Davis ni grand slam, el Vampiro exclamaba: "Creo que fueron los 19 días más felices de mi vida. Es otro estatus. A lo mejor, a una persona le puedes decir que ganaste tal torneo, pero si no entiende de deporte no sabe lo que es. En cambio, si dices que ganaste dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos, lo sabe cualquier persona. ¡Hasta un niño!".

Hay más voces del mundo del tenis que se unen al debate sin tener ninguno de los cuatro logros. Lo mismo, quizás, les permite ser más objetivos al respecto. Curiosamente, todos los consultados por La Tercera hubiesen preferido ser los mejores en el ranking. El primero en atreverse a opinar fue el español Alberto Berasategui, ex siete del mundo, quien dice: "Yo creo que son cosas diferentes. Ser número uno es un poco la regularidad, el haber jugado durante muchos torneos y durante todo el año muy bien. En cambio en un grand slam se puede alcanzar un gran nivel y hacer un gran torneo. Recuerdo un jugador holandés (Martin Verkerk) que jugó una final de Roland Garros, que jugó contra Juan Carlos Ferrero, y que luego nunca más se supo de él".

El argentino Mariano Zabaleta es incluso más tajante. "El número uno y chao" dice, negándose a profundizar.

El paraguayo Víctor Pecci, ex número 10 del mundo y finalista de Roland Garros en 1979, aunque estuvo más cerca de ser campeón de un torneo grande que de alcanzar la cima del listado ATP, hubiese preferido lo segundo. "Ser número uno es algo importantísimo. Hay muchos que ganaron grand slam. La medalla es importante. Ser uno está primero, ganar grand slam, segundo, y después ganar los olímpicos". El debate está abierto y no hay un consenso a la vista.

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