La mochila de Colo Colo se pone más pesada

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Colo Colo debuta en la Libertadores con una dura derrota ante Atlético Nacional de Medellín. El 0-1 castiga la floja participación del equipo de Pablo Guede. Valdivia juega solo; Paredes y Valdés, extraviados. Los albos no supieron generarle peligro a los colombianos y extienden la pesadilla chilena en el extranjero.



Nunca, pero nunca, Colo Colo tuvo en sus manos la opción de un triunfo. No estuvo ni cerca de asustar al Atlético Nacional de Medellín. Hay que ser muy fanático para decir que se creó al menos una ocasión real de gol. Ese es el resumen del debut de los albos en el Grupo 2 de la Copa Libertadores, con el duro corolario que dejó la jerarquía de los colombianos, que en su primera clara clavaron y sentenciaron su triunfo en el Monumental.

Guede no se jugó como tanto se especulaba. Optó por un dibujo tradicional, retrasando a Claudio Baeza a la línea de tres defensores y ubicando en el centro de la cancha a la dupla de Valdés y Carmona. Claro, el estreno copero nunca es fácil, más cuando la mochila de 11 años de fracasos pesa inevitablemente sobre el escudo.

Actitud, intensidad, sudor. En todos los factores involucrados con la voluntad, Colo Colo aprobó. La motivación extra de jugar una cita internacional, de enfrentar a un rival de fuste. El Cacique supo equiparar fuerzas en la cancha, eso sí, sin marcar diferencias cerca del arco de Fernando Monetti. Ahí sólo lució una incapacidad muy preocupante.

Es cierto, los colombianos durante el primer tiempo no tuvieron un remate directo a portería. El punto es que al otro lado, la oferta no fue mucho mejor. Un cabezazo desviado de Rivero, un tiro de Valdés a las manos del portero. Y sería. La ofensiva popular se basaba en los intentos solitarios de Jorge Valdivia, el mejor de los blancos, el más incisivo. Y las pasadas del Torta Opazo, el único que rompía el equilibrio y le daba descarga al Mago. Sin la fineza necesaria para cerrar esas jugadas, sin embargo.

¿Y Esteban Paredes? A diferencia de lo que disfruta en el torneo chileno, el goleador histórico del Cacique sintió el rigor de una defensa fuerte y con ritmo internacional. Le costó encontrar espacios y se vio obligado a engancharse, alejándose de su zona de confort, el área. No pateó al arco.

A Valdivia le penaba un socio. Valdés fue una sombra y Carmona, de mucho despliegue, estaba más preocupado de barrer en el medio, de limpiar la cancha para que sus compañeros creen.

Mucha fricción, mucho correr, poca claridad. Y en ese escenario, el gran vencedor era Nacional. Valdivia seguía sin compañía. Más de una vez enfrentó solo a dos o tres rivales, esperando sin éxito que algún blanco le diera una opción de pase.

El partido transitaba por un camino peligroso para el local. Los cafeteros, tranquilos, aguardaban el error para dar el zarpazo. Esa falla llegó a los 67', por una pelota que perdió Carmona en campo visitante. Campuzano, uno de los atinados cambios de Jorge Almirón, avanzó largos metros sin marca y metió un pase perfecto a Hernández, quien definió con frialdad. Un golpe bajo para Colo Colo y sus fanáticos en el Monumental. Por como se daba el partido, el empate no era malo.

Los cambios de Guede, dos de ellos definidos antes del gol (inentendiblemente no los detuvo) fueron malos. Berríos y Véjar entraron igual o más perdidos que Rivero y Suazo. Y cuando Orellana saltó a la cancha en lugar de Valdés, ya era tarde. Lo cierto es que Colo Colo no tenía cómo. Para la estadística, lo que no es menor, recién a los 87 minutos hizo temblar la meta colombiana, a los rebotes, con un balón peleado por Insaurralde y Zaldivia, que finalmente elevó Baeza.

Triste debut del Cacique. Flojo. Se estira el naufragio chileno en copas internacionales. Los albos deben remar contra la corriente y con la mochila de 11 años de fracasos todavía más pesada. Aunque Guede se desentendió ante los micrófonos, va a tener que cargar con ella.

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