La resurrección de Garafulic

Dakar

Apenas comenzada la segunda etapa, un saudí choca alchileno, que decide no retirarse, reparar su auto y seguir. Aunque quedó 64º, ser top 10 es el objetivo: "Acá no existen los imposibles".



Los autos tuvieron ayer una responsabilidad grande en el Dakar 2018. En la primera etapa larga, tal vez una de las más duras de esta edición 2018, tenían que abrir la ruta, ir antes que nadie en el camino que se adentraba en el desierto peruano, que volvía luego al campamento en Pisco, para cerrar una jornada complicada.

Hermosos paisajes en una parte del día, cerca de la playa, con el mar como testigo, pero luego arena suelta, muy suelta, en las dunas del recorrido.

Iba bien Boris Garafulic, 12º mejor tiempo de la corta etapa del sábado. Había sorteado con éxito el primer control de tiempos y se encaminaba al segundo cuando el Dakar se le vino abajo.

En una duna ciega, el Mini que el chileno comparte con el portugués Filipe Palmeiro vio venírseles encima al también Mini del saudí Yazeed Al Rajhi y el alemán Timo Gottschalk, y chocaron fuertemente. El culpable habría sido el asiático, pero lo cierto es que quedaron ambos autos muy dañados.

El camino fácil era abandonar. El frente del All 4 Racing (un modelo que se ve bien similar al Mini de calle) estaba destrozado y junto a él, el John Cooper del asiático, también con graves daños. "Se rompió en especial la parte de los intercoolers, los radiadores, desarmamos todo y cuando llegó el camión de asitencia nos pusimos a trabajar", relata el piloto chileno.

No hubo un segundo de duda: Boris Garafulic decidió seguir. Hace un tiempo pensó en no correr más Dakares, en siete intentos nunca había podido meterese entre los 10 mejores, pero el ofrecimiento de Mini para este año lo convenció, así que no era opción tirar la toalla.

No fue fácil, prácticamente Garafulic y Palmeiro sacaron todo el motor de su Mini, lo rearmaron y después de varias horas consiguieron que el automóvil avanzara. "Fue aburrido esperar, pero después nos pusimos a trabajar los cuatro, en los dos autos. Y nos dimos un abrazo cuando nos encontramos en el campamento", complementa Garafulic.

También tuvo suerte Al Rajhi y ambos carros siguieron adelante en busca de los siguientes controles de paso y de la línea de meta.

Ya el día había sido desastroso para Mini. Algo más temprano que el incidente Garafulic-Al Rajhi, el estadounidense Bryce Menzies había destrozado su vehículo en un accidente.

En lo alto, Cyril Despres, el ex motorista, el que solía pelear con Marc Coma (hoy director deportivo) la punta de las dos ruedas, tuvo una jornada brillante en su Peugeot y encabeza un podio de leyenda con Stéphane Peterhansel y Sébastien Loeb.

Hoy se correrá la tercera etapa entre Pisco y San Juan de Marcona, que tendrá 208 kilómetros de enlace y 296 de especial.

El Dakar no ha terminado para Garafulic ni para Al Rajhi, aunque el tiempo perdido y las penalización de tres horas que le impusieron por arribar tarde al campamento, le pesarán. Eso sí, no ha perdido las esperanzas de ese top 10.

Para Boris Garafulic, quien llegó a la meta tras casi nueve horas de carrera, el sueño de llegar al día final de un Dakar dentro de los 10 mejores pilotos se puso muy cuesta arriba.

Aunque... "en el Dakar, los imposibles no existen, es como decir que es imposible que se encuentren dos Minis en el mismo lugar del desierto. Mira, Nani Roma un año ganó el Dakar, al año siguiente quedo botado el primer día y finalizó sexto esa edición. Los imposibles no existen", repite el chileno.

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