Un largo historial de presiones indebidas

bravo

Como capitán de la Roja, Claudio Bravo ha puesto en aprietos a la ANFP en más de una ocasión, aparte de causar algún conflicto con sus pares.



* Premios a dedo

A fines de 2014 y en medio de la repartición de los premios del proceso del Mundial de Brasil, el capitán de la Roja lideró un acuerdo que repartía casi tres millones de dólares. Los futbolistas que no tuvieran un mínimo de citaciones no serían parte de la repartición. Sin embargo, algunos que no cumplían el requisito sí recibieron dinero, lo que provocó la indignación de los afectados, como Braulio Leal o Nicolás Peric. Al final, el botín fue repartido proporcionalmente entre todos los que recibieron alguna nómina.

* Viaje en vilo

El apetito de los jugadores creció conforme tomaron relevancia. Por eso no tuvieron reparo en pedir la inclusión en los premios por clasificar a Rusia el 20% de los derechos de transmisión. La ANFP se negó al principio y provocó que previo a viajar a Uruguay por las Eliminatorias pasadas, los jugadores amenazaran incluso con no emprender rumbo. Al final, Jaime Baeza cedió.

* Ausencia en cancha

Para jugar ante Paraguay y Bolivia, Bravo optó por marginarse de esos duelos aduciendo problemas personales y familiares. La información emanada desde la ANFP indicaba que el portero decidió restarse porque se estaba integrando al City y no quería perder terreno.

* Bajaron a Gómez

La ANFP había contratado a Rodrigo Gómez para asumir como gerente de selecciones. Sin embargo, los jugadores frenaron su llegada por una serie de comentarios en redes sociales donde el exfutbolista criticaba, justamente, a Bravo. Al final, en Quilín tuvieron que despedir e indemnizar a Gómez. "En la ANFP me dijeron que Bravo pidió que no se me contratara. (...) La diferencia de ese caso con el de ahora es que el técnico era Pizzi y él optó por los jugadores", comentó el exfutbolista a Fox Sports.

* Lo quisieron todo

Los futbolistas, liderados por Bravo, le exigieron a la ANFP para jugar la Confederaciones el ciento por ciento de los dineros que la FIFA entregaba a las selecciones. Es decir, US$ 3,6 millones por el segundo puesto. Al final, el acuerdo dividió la cifra en partes iguales entre jugadores y Quilín.

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