Michael Boys: "Rusia es distinta a lo que plantea Hollywood"

Michael Boys

El chileno, coordinador general de la sede de San Petersburgo, vive su segundo Mundial adulto. Ahora está a cargo de una de las ciudades más importantes de esta Copa del Mundo.



Chile no está en el Mundial, pero, como en casi todo, siempre hay un representante. Ése es Michael Boys, quien se desempeña como coordinador general de la sede de San Petersburgo, en su segunda experiencia en un Mundial adulto tras Brasil 2014. Desde la ciudad más europea de Rusia detalla su labor.

¿Qué ha sido lo que más le ha impresionado de la sede?

Los recursos que ha puesto Rusia en gente y disposición hacia el Mundial han sido muy impresionantes. Es difícil encontrar un organizador que haya puesto tanto de su parte, en nivel de servicios, seguridad, que en esa escala son muy difíciles de administrar. Además, hay cosas que no se ven tanto, que están en un gran nivel: como los campos de entrenamiento y los campamentos base, además, por supuesto, de los estadios.

Mucho se ha hablado de la seguridad de los recintos. ¿Cómo describe este factor?

El elemento de seguridad ha sido particularmente destacado, por las características del operativo y por el despliegue. Es difícil encontrar un lugar más seguro que un partido en un Mundial de fútbol. De hecho, hay controles hasta en el Fan Fest. En Brasil era en la playa, muy abierto; en cambio, acá es todo cerrado. De todas maneras Rusia es un país muy amistoso, lejos de los estereotipos que vienen del extremo occidental y distinto de lo que plantea Hollywood y la historias de la guerra fría.

En los últimos años Rusia ha tenido una mayor apertura hacia el mundo. ¿Ha podido percibirlo?

Gran parte de la experiencia, más allá de los estadios, es lo que pasa afuera. Entiendo que un millón 200 mil personas llegaron a Rusia con objetivo de la Copa Mundial. Obviamente ha habido un cambio político y social percibible acá. Por ejemplo, para hablar inglés con mayores de 35 es complicado, pero con menores de 35 es distinto; todos hablan inglés. Y ahí se nota un clic en la apertura de Rusia.

Usted estuvo a cargo de esta misma sede en la Copa Confederaciones, ¿cuánto ayudó esa experiencia para el Mundial?

La Copa Confederaciones es un evento que se hace para preparar la Copa del Mundo. Muchas cosas se probaron para tenerlas listas para la Copa Mundial. Entonces, eso sirve mucho.

¿Cómo funciona la organización, de acuerdo a la idiosincrasia rusa?

Tienen una organización que, en su forma, las cosas les funcionan bastante bien, más allá de que parezca burocrático, se respetan todos los procesos.

¿Cómo es su rutina?

Dormimos poco. Uno tiene que servir mucho a los equipos. Todo lo que podamos ayudar, les beneficia para que estén mejor. Si tenemos partidos o no, varía la rutina. Pero, en general, parte a las 7.30 y estamos mandando reportes a las 12.00. Estamos en entrenamientos, campamentos base. Son días de entre 14 y 16 horas. Yo intento dar uno o dos días libres al equipo para que pueda descansar. Son días muy intensos. Nada puede ser suspendido o prorrogado. Está todo planificado al minuto.

¿Cree que Chile puede organizar un Mundial?

El evento es demasiado grande hoy para cualquier país sudamericano, salvo Brasil. Y con el aumento a 48 equipos en 2026, es aún más complejo.

¿Ni siquiera con una candidatura conjunta, como la de 2026?

Es que eso trae otras complejidades. Hacer un evento único con legislaciones distintas, aduanas, gobiernos, hasta idiomas distintos es más complejo. En Europa hay una legislación común, libre tránsito, moneda común. Pero fuera de Europa...

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