Manuel Pellegrini, Marcelo Bielsa, Gerardo Martino, Ricardo La Volpe, Luis Enrique. Aparecen varios. Algunos desde la tribuna de la prensa, otros de las paredes que murmuran en la ANFP y otros que se ofrecen sin vergüenza. Todos con virtudes y torpezas, pero con trajes diferentes; eso me preocupa.

Quiero escuchar una definición. Quiero saber qué vamos a bailar. Quiero intuir a qué vamos a jugar. Quiero un dictamen sobre la disciplina. Quiero escuchar límites sobre los días libres.

Quiero una respuesta rápida, pero pensada, tampoco una elección urgida que lleve a recoger el sobrante. Salah y Fazio no deben perder tiempo, pero tampoco abrir el primer currículum del correo.

El apuro y curiosamente la tardanza pueden encaminar al disparate. Chile debe aspirar a la excelencia, a disputar todas las copas, a obtener la clasificación permanente a los mundiales y a estar dentro de las mejores selecciones del mundo. El no ir a Rusia no debe ser un retroceso. Sería un desatino monumental evocar los momentos negros del fútbol chileno donde un empate en el extranjero era celebrado en la Plaza Italia.

Chile, creo, sin soberbia, conserva otra categoría y se debe preservar. Esta circunstancia dolorosa, esta herida abierta, es una oportunidad para construir desde abajo. Armar desde las menores. Mirar con seriedad y exigencia a la sub 17 y a la sub 20. Dejar de establecer que las inferiores son un estorbo y comprender finalmente que son los últimos peldaños para vestir la camiseta adulta. Chile debe recuperar una línea de juego establecida, reconocida y aprendida por todos los seleccionados. Punto provechoso para el entrenador de la mayor, quien al momento de necesitar un futbolista de la categoría menor, éste pueda ingresar a la cancha con el método de juego memorizado y no a improvisar.

Por qué no pensar en Manuel Pellegrini como el Director Técnico Nacional y en Marcelo Bielsa como técnico de la selección. Pellegrini, con la misión de construir la estructura de todas las selecciones y además de asumir una vinculación profunda en el armazón del fútbol nacional. Configurar torneos y planificar un salto cualitativo en el ámbito internacional de los equipos nacionales. Con Bielsa se vuelve a la matriz, a la esencia de esta generación exitosa. Es repasar, reafirmar y volver a empezar con uno de los padres que crió a esta comunidad triunfante.

Sé que en algún escritorio de la ANFP esta idea se puede desempolvar y tomar vida. ¿Querrá una segunda vez Bielsa (no lo hace)? ¿Pellegrini estará dispuesto a dejar de dirigir? ¿Vendrá Bielsa si Sebastián Piñera es Presidente de Chile? Preguntas que sólo ellos pueden responder. Un viaje a China y uno a Francia, nada más. No se pierde nada. ¿No les gustaría esa dupla?

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