¿Quién da más por el título?

¿Quién da más? ¿Quién da más? El Transición está a la venta y escucha atento todas las ofertas que hay sobre su mesa, las que fecha a fecha se suceden y cada vez son más.

La semana pasada, después de la debacle en Temuco, Colo Colo retrotrajo su brazo, entre una densa nube de alegatos, rabietas y delirios de persecución. Y Unión Española, con dos triunfos en fila que dejaban atrás su sequía de goles, levantaba firme su paleta, como si fuera el más sólido contendor.

Todo cambia en este carrusel, que en este cierre se va pareciendo mucho al Clausura 2014 que se quedó la U sobre la hora. Los azules también suben sus apuestas, más ahora que el trompo central tiene tres cuerdas.

La diferencia de gol, que le desfavorece por ahora, no es el asunto más importante, sino que saber si le bastará con su fútbol, tan pobre como efectivo, tan frágil como conmovedor es el compromiso de su jugadores.

Ahora, después del contundente triunfo de Colo Colo en el Monumental, donde necesitó apenas del primer tiempo para deshacerse del otrora solitario puntero, olvidándose de que no tenía a su líder espiritual Paredes ni Meza ni Zaldivia, nadie puede osar descartar al Cacique como sólido candidato.

Menos si el santo patrono Jaime Valdés está en la cancha y uno de sus adláteres es Jorge Valdivia. Pero, claro, nadie puede garantizar que esto se mantenga la próxima fecha. Absolutamente, nadie.

Después del receso FIFA, que se sentirá como una herida abierta de enorme de decepción, que apenas podrán intentar olvidar universitarios y Wanderers en la final de la Copa Chile, es posible que las circunstancias sigan cambiando.

Y que los ofertantes crezcan.

Quizás sea Everton el que se asome por la cima. Lo mismo que Audax Italiano. Lo único que tienen que hacer es superar a albos y azules. Cosa que no es poca, pero que tampoco es tanta. En una de esas Temuco continúa metiendo la cola y le asesta otro golpe a la Unión, y se entusiasma. Así el asunto, tampoco nos olvidemos de Antofagasta, que capaz que despierte ante los desesperados caturros y tal vez quiera sacar la voz.

¿Quién da más? ¿Quién da más? El que quiera y tenga, levante la mano y ponga su nombre sobre la mesa. Nadie se lo va a sacar. ¿Quién se atrevería?