Sin margen de error

Arturo Salah


Fracaso absoluto, no hay otro apelativo para explicar la no consecución del principal objetivo del cuerpo técnico de Juan Antonio Pizzi: clasificar al Mundial de Rusia 2018. Con el plantel de jugadores que se tenía, la ubicación en la tabla durante todo el proceso y el rendimiento que se le sacó a este mismo grupo de jugadores en la Centenario y la Confederaciones, terminar sexto en eliminatoria mundialista constituye un revés que no se puede maquillar con las "responsabilidades compartidas" y toda la cantinela de frases que sirven para justificar fracasos como el protagonizado. Afortunadamente Pizzi lo tenía claro y rápidamente dio un paso al costado. Con el resultado en la mano los críticos del argentino han hecho nata estos últimos días. Cabe preguntarse dónde estaban cuándo se ganó el título en Estados Unidos y se logró el subcampeonato en Rusia. Al final el DT resultó ser un buen administrador del éxito cuando hubo que darle continuidad a los buenos resultados, pero careció de capacidad para mover el tablero y encontrar soluciones cuando el equipo extravió el fondo futbolístico.

¿Y ahora qué? La ANFP debe buscar un técnico de primera categoría, de nivel mundial. Un entrenador con currículum y experiencia, no un desconocido o uno de moda. Esta generación de futbolistas apareció con José Sulantay, pero el salto de calidad lo dio con Marcelo Bielsa, un profesional de prestigio planetario. A una cosa así hay que apuntar nuevamente.

El nombre de Manuel Pellegrini aparece automáticamente. Chileno, experimentado, con gran recorrido internacional y probada capacidad, se trata de una carta muy interesante. Sus críticos afirman que con "ese estilo futbolístico" Chile jamás ganó nada, pero la trayectoria que ha tenido el Ingeniero da para pensar que este podría ser el momento justo para que los destinos de la selección y el DT se crucen.

La ANFP no deberá escatimar ni en gastos ni esfuerzos a la hora de cautivar a un entrenador de primer nivel. Material para echar mano hay y bastante. Pensar que la "generación dorada" se borró de un plumazo es un exceso. Lo que viene ahora es un nuevo ciclo que mantenga a quienes sigan vigentes e integre a una camada nueva de futbolistas seleccionables.

Salah y su Directorio tienen ahora la palabra. Y no deben equivocarse.

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