Sorpresón polaco

atletismo

Cuando menos se pensaba, el cuarteto de Polonia, cargado de blancos, bate el récord del 4x400, fijándolo en 3'01"77. El francés Renaud Lavillenie se reencontró con los oros en el salto con garrocha. Birmingham despide sus Mundiales con Estados Unidos al mando del medallero.



En agosto pasado, tras el ocaso de Bolt y la fuerte sospecha por dopajes, una incertidumbre importante se apoderó de los Mundiales de Atletismo: las marcas, excesivamente bajas, parecían demostrar que algo ocurría sobre la pista. Siete más tarde, y aunque ahora esa pista está cubierta, los Mundiales en pista cubierta de Birmingham parecen decir que no, que aún el deporte no conoce todos sus límites.

Los últimos en demostrarlo fueron Karol Zalewski, Rafal Omelko, Lukasz Krawczuk y Jakub Krzewina, la cuarteta polaca, que ayer se impusieron en el 4x400 masculino, fijando el nuevo récord de la distancia en 3'01"77, la más rápida de todas, aunque sólo valga como prueba techada. Estados Unidos, que llevaba seis triunfos consecutivos en los Mundiales y tenía el récord en 3'02"13 desde Sopot 2014, obtuvo el segundo puesto con 3'01"97. Bélgica se llevó el bronce, con 3'02"51, conquistando de paso el récord título nacional en la prueba. El sábado, Christian Coleman también hizo lo propio, borrando la plusmarca de Mundiales, dejándola ahora en 6"37.

No sólo eso. Ayer, en el final de la cita mundial, hubo varios reencuentros entre estrellas mundiales y metales dorados. El mejor ejemplo, el más significativo, fue el del salto con garrocha. El francés Renaud Lavillenie se proclamó por tercera vez en su carrera campeón del mundo en la especialidad, todas en pista cubierta. El plusmarquista mundial, con 6,16 metros, se impuso a las principales estrellas de la prueba. Allí estaban el estadounidense Sam Kendricks, el brasileño Thiago Braz o el polaco Piotr Lisek, ninguno de ellos pudo superar la barrera a los 5,90 metros de altura. Ninguno, salvo Lavillenie. Ello le permitió subir a lo más alto del podio, por delante del campeón mundial al aire libre, Kendricks, que se quedó con la plata, y del polaco Piotr Lisek, bronce. Ellos sólo superaron los 5,85 metros.

El francés, de 31 años, se reconoció emocionado tras su oro. "Estoy muy feliz, la competición fue una auténtica batalla. Ha sido un concurso muy largo y muy intenso, como demuestra haber visto a siete atletas intentando saltar 5,90 metros", subrayó después de ganar. Para él, este es un regreso a lo más alto, después de las últimas decepciones en grandes citas, ya que no había ganado ningún oro desde el que logró en 2016, en los Mundiales en Pista Cubierta de Portland, Estados Unidos.

Luego siguió un amargo segundo lugar en la final olímpica de Rio, marcada por sus lágrimas en el podio y los abucheos del público, que apoyaba a Thiago Braz, el hombre que se colgó entonces el oro. En el Mundial al aire libre de Londres, el año pasado, sólo pudo ser bronce, tras una temporada marcada por las lesiones. Por ello es que esta victoria, en medio del camino a Tokio 2020, llega de forma tan especial.

No así como a Braz, quien fue precisamente la gran decepción de la prueba en estos Mundiales, al quedar apenas duodécimo entre los quince competidores, con un salto de 5,60 metros, que consiguió en su tercer y último intento. Decidió luego no saltar ante el 5,70 metros, reservando fuerzas para el 5,80 metros, donde no pudo pasar en sus tres intentos.

Ayer, Etiopía consiguió un doblete de oros en dos pruebas de fondo, con los éxitos de Samuel Tefera (3'58"19) en 1.500 metros y de Yomif Kejelcha (8'14"41) en los 3.000 metros, mientras que la burundesa Francie Niyonsaba (1'58"31) se coronó en los 800 metros y la serbia Ivana Spanovic (6,96 m) en el salto largo.

Los Mundiales de atletismo en pista cubierta bajaron el telón. La próxima edición tendrá lugar en Nankín (China) en 2020, unos meses antes de Tokio. Antes, vienen los Mundiales al aire libre, en Doha, en septiembre y octubre de 2019.

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