La revancha de Julián Elfenbein

Julian
Pasapalabra, conducido por Julián Elfenbein.

Pasapalabra se ha convertido en digno competidor del segmento prime de los domingos, en una suerte de estandarte de los nuevos aires editoriales de CHV y en la reivindicación del conductor tras ser desechado por TVN.


El domingo 7 de enero, Julián Elfenbein selló su regreso a Chilevisión con el estelar Pasapalabra, y el regreso del animador ha sido más auspicioso de lo esperado. Desde que entró a competir en el horario prime, con el resumen que emite Mega todos los domingos de su exitosa teleserie nocturna Perdona nuestros pecados, el programa de concursos ha batallado dignamente por el rating, sobre todo con un espacio de concursos, de esencia familiar y que por momentos remite a la vieja TV.

En su estreno, promedió 13.4 puntos de sintonía, mientras que la ficción de época se quedó con 16.4. Y esa ha sido la tendencia desde que Elfenbein retornó a la pantalla chica. Aunque los festivales de Talca y Olmué, ambos en TVN, asomaron con protagonismo en la batalla por la sintonía dominical. En la última emisión, por ejemplo, Talca lideró la noche con 12.5 tantos gracias a la presentación de Pimpinela, y Pasapalabra quedó en el tercer lugar, con 9.2 unidades.

Carlos Valencia es el productor ejecutivo del estelar que en cada capítulo cuenta con cuatro invitados famosos, quienes deben ayudar a los dos participantes que van por un premio millonario a través de distintas pruebas que apelan al lenguaje. "Este es un programa donde Julián está perfecto", dice.

Eso, sin olvidar el temor inicial que tuvo antes del debut. Los miedos de Valencia aparecían porque "me acordaba de los últimos programas de concurso del canal y ninguno funcionó. Creo que fueron cinco o seis. Pero luego pensé que no porque algo no funcionara en el pasado, no funcionaría ahora. La televisión es cíclica".

Elfenbein, en tanto, siente que estar alejado de la pantalla, rechazar algunas propuestas y regresar a CHV con un programa de juegos, con un contenido más liviano, tuvo sentido. Sobre todo tras su polémica salida en 2015 del matinal de TVN, cuando se despidió en pantalla revelando que "me hubiera gustado continuar". Luego vino una larga época de destierro, donde su nombre desapareció de los conductores de primera línea de la pantalla chica.

"No estaba muy convencido de volver", reconoce. Luego se explaya: "Pero me he sentido tan cómodo haciendo el programa, aunque es cansador por las largas horas de grabaciones. El sabor de volver a CHV, un canal con el que hemos tenido una relación muy fructífera, es rico. Hay como una cábala entre los dos. Siento que nos damos suerte, porque me fue muy bien antes, y ahora de nuevo".

El estelar llegó a reforzar los fines de semana de la señal de Turner, ya que hace un tiempo, La divina comida se ganó un espacio como un fuerte competidor del segmento prime de los sábados, también con contenido muy liviano y para toda la familia.

Ambos proyectos representan el nuevo espíritu editorial de la estación, que ha intentado dejar atrás sus contenidos más populares y vinculados en exceso a la crónica roja y la farándula, para ir por una apuesta más blanda. Ello llevará consigo una serie de cambios en las próximas semanas.

En tanto, Pasapalabra se perfila para una segunda temporada, aunque le quedan aún varios capítulos al aire. Esto, a pesar de que Valencia se muestra cauto, por considerar que esto por el momento es solo un buen comienzo. "Nosotros entendemos que esto no son los 100 metros planos, sino una maratón. Es de largo aliento, y por eso tenemos que ir con tranquilidad. Todos los domingos nos enfrentamos a un trasatlántico, que es la teleserie de Mega, pero peleamos un digno segundo lugar, y nos gusta", asegura. Claro que a partir del domingo 25, cuando se realice la última jornada del Festival de Viña del Mar 2018, el escenario cambiará: Mega dejará de lado los resúmenes para comenzar a emitir capítulos nuevos de domingo a jueves.

Elfenbein confiesa que en cada emisión se divierte mucho, y que lo que más le gusta del programa es que "a pesar de que es una licencia, como equipo le dimos un toque distinto, más chacotero". Aquello, sin negar que "debo estar súper concentrado para no equivocarme. Ocupo lápiz y papel. Este tipo de programas dependen harto del animador".

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