No lo puedo creer. La virulencia con la que se ataca a Arturo Vidal es enigmática. Me genera tantas dudas que me resulta escabroso encontrar la hebra con la respuesta final. Hoy observo que cuando se habla de Vidal casi se está opinando de un criminal. Se le cuelga en su cuello el mote de alcohólico con mucha facilidad. Se le trata como beodo con tanta desenvoltura como si los que lo acusan tuvieran en el velador de su pieza exámenes de sangre diarios del jugador. Pareciera que cualquiera que hoy intente inclinar la balanza hacia Vidal es un pecador. Pareciera que, en estos días, el futbolista está al mismo nivel del Chapo Guzmán.

Varios lo apuntan con el dedo como el gran responsable de la eliminación. Lo señalan como el único culpable. ¡Qué idiotez más grande! ¿Ustedes creen que un alcohólico sería titular en el Bayern Múnich? ¿Ustedes creen que un ebrio estaría en la lista de los mejores volantes del mundo? ¿Piensan que un curado puede ser titular con Sulantay, Bielsa, Sampaoli, Borghi, Pizzi, Heynckes, Guardiola, Ancelotti, Conte, Allegri? Imposible.

Más respeto con Vidal. Se equivocó feo en el episodio del Ferrari en plena Copa América y debió ser sancionado. Sampaoli lo dejó, pensó en ganar y no en implantar método. Si hubiera sido un jugador de segunda línea lo mandaba con Chupallita y Teletubbie fuera de Juan Pinto Durán. Luego, falló en el momento que decidió ir al casino antes del partido con Paraguay. Error. Era su día libre, pero esa inoportuna salida lo desenfocó y jugó, como todo el equipo, de manera deplorable. Personificarlo como el único blanco de crítica y definirlo como un borracho es de una tremenda bajeza.

En este mundo cada uno estampa sus apelativos y diagnósticos. En esta elección, yo defiendo a Vidal del linchamiento en la plaza pública. Además que con técnicos que tienen la etiqueta de súper disciplinados, como Marcelo Bielsa, Vidal jugó siempre. En esta era, la de esta generación campeona, no olvidemos que el único entrenador que se atrevió a castigar públicamente fue Claudio Borghi. El resto calló.

Arturo Vidal ha jugado en la Selección desde 2007, acumulando 99 partidos.  Suma 23 goles. Ha participado en 38 encuentros por eliminatorias. Y en la era Pizzi anotó 10 goles, al igual que Vargas. Si es tan bueno para el copete, esos números no los podría alcanzar. Tirar mierda es un ejercicio gratis en este país. Se disfruta con que el otro sufra mientras no pase el huracán por tu casa. Ver el sufrimiento de un tercero es un caramelo. Varios se deleitan con la descalificación hacia Vidal… Yo la detesto. La encuentro injusta y gratuita.  Si Sampaoli dijo, privadamente, que Vidal era ingobernable con el alcohol ¿por qué no hizo nada como líder de la selección?, guardó silencio y lo utilizó. No tengo idea qué hace Arturo Vidal en su vida privada en Múnich. Solo evalúo su juego, actitud y rendimiento en las canchas alemanas, y en ese terreno vuelvo a ratificarlo: es el mejor volante del mundo. Piensen más antes de escupirlo.

No ir a Rusia no fue culpa solo del Rey, fue una farra de todos, de un plantel y de Pizzi que se fue, inexplicablemente, sin desnudar frente al país las razones del fracaso más grande de esta generación.

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