La victoria por la mínima de Universidad de Chile sobre Colo Colo se vivió en el terreno de juego de manera tensa, pero todo lo sucedido alrededor fue dándole forma a una jornada que queda en los libros del fútbol chileno.
11 mar 2024 07:13 AM
La victoria por la mínima de Universidad de Chile sobre Colo Colo se vivió en el terreno de juego de manera tensa, pero todo lo sucedido alrededor fue dándole forma a una jornada que queda en los libros del fútbol chileno.
Gente saltando rejas, bombas de estruendo y peleas en la zona de la barra brava alba quedaron en el registro del día en que Universidad de Chile pudo, después de 23 años, ganar en Macul.
Incidentes en las tribunas del estadio Monumental marcaron el arranque del complemento, que se vio pausado por algunos instantes.
Este sábado, la barra de Universidad de Chile llegó hasta el hotel donde aloja el plantel en la antesala del Superclásico, en el lugar, el volante estudiantil protagonizó un tenso diálogo con la fuerza policial que llegó a dispersar.
Los últimos episodios de desmanes en la final de la Supercopa y agresiones en Mendoza son algunas de las consecuencias de la nueva dinámica al interior de la barra brava de Colo Colo. Luego de décadas de liderazgos fuertes y cuestionados, que llevaron a una seguidilla de asesinatos, hoy se vive un vacío en que varios grupos, con un largo historial de rencillas y presuntas vinculaciones con el crimen organizado, se pelean por ser reconocidos y tomar algo de poder en al interior de la Garra Blanca.
Tras los disturbios que arruinaron la disputa de la Supercopa, el debate sobre cuán fuerte deben ser los castigos está abierto. En Paraguay, por ejemplo, se sentó un inédito precedente. El Ciclón de Barrio Obrero, uno de los grandes del fútbol guaraní, sufre las consecuencias de los disturbios provocados por sus forofos en un partido de la liga, en enero pasado.
La suspensión del partido que el domingo pasado jugaban Colo Colo contra Huachipato en el Estadio Nacional reavivó los cuestionamientos a Estadio Seguro, programa gubernamental que en 12 años no ha logrado reducir la violencia en los estadios y que prometió ser cambiado por una política de "barrismo social" por el actual gobierno. En contraste con esa idea inicial, Estadio Seguro comunicó ayer a la ANFP que el uso de un registro obligatorio de hinchas, medida que ha sido rechazada por Colo Colo, será una condición clave para autorizar nuevos partidos de alto riesgo.
El líder de la sociedad anónima agregó que "adoptamos todas las medidas de seguridad" y condenó los hechos. Por su parte, Nicolás Núñez señaló que "no ayuda en nada al crecimiento. Íbamos ganando después de mucho tiempo y no fue grato vivirlo".
Ambos sujetos fueron condenados tras un fallo unánima que les otorga la calidad de autores del delito consumado de homicidio simple ilícito. Los sucesos se remontan al 2014 cuando Soto González y Caldera González dispararon contra un grupo de barristas del Colo Colo en Conchalí, impactando a cuatro individuos, uno de los cuales falleció a los tres días.
El ente rector realiza un plan de trabajo para poder sacar la violencia de los estadios, que durante los últimos meses se vio incrementado durante las participaciones de Colo Colo y Universidad Católica en la Copa Libertadores.
Conmemoraciones, funerales, demostraciones de poder, llegada de nuevos cargamentos de droga. Esas son algunas ocasiones en que bandas criminales utilizan pirotecnia para marcar hitos en las distintas poblaciones del país. Se trata de un fenómeno que parece burlar a las instituciones encargadas de los controles fronterizos y la seguridad, pero poco a poco aparecen luces de lo que esconde esta práctica. Uno de estos factores apunta a “El Víscera”, un artesano fabricante de pirotecnia y abastecedor de barras bravas de fútbol y traficantes de narcóticos.
El presidente de la asociación explicó las medidas contra el vandalismo que se ha desatado en los estadios locales. Confirmó la implementación de nuevas tecnologías. También habló de las críticas que ha recibido de los clubes.
No más de 30 violentistas intentan frenar que se juegue el partido entre Universidad Católica y UC. Si bien el duelo se inició, los radicales siguieron atacando con fuegos artificiales y bombas de humo. Además, generaron destrozos afuera del recinto.
La ANFP resguardó la vuelta a la actividad con un nuevo equipo de seguridad: un cuerpo de 200 agentes privados mejor preparados, más fuertes y mejor dotados que serán repartidos estratégicamente por los estadios. Algunos están calzados con zapatos de fútbol para perseguir a los vándalos por el césped.
Tienen de rodillas al fútbol y también a la sociedad. Firman las amenazas y los actos de vandalismo que han bloqueado el torneo y, según el gobierno, acaudillan los episodios de violencia en el estallido. Son las barras bravas, una lacra que campea a sus anchas y sin control desde hace tiempo.