Ha pasado un año del dopaje del atleta Iván López, que remeció el deporte nacional por una muestra positiva justo cuando se proyectaba como el sucesor de Pablo Squella y por la que fue sancionado con cuatro años. 365 días señalado y repudiado. Una radiografía a la cabeza de un atleta, contaminada por la creencia de que el éxito lo justifica todo.
Nacho Leal
29 may 2017 01:16 AM