El poder (y el peligro) de las funas

Imagen FUNA OK

"El acto de funar puede ser tremendamente sanador si pensamos que para una víctima de abuso es muy dañino que no la reconozcan. Sin embargo, cuando el acto es solo eso y no hubo una reflexión, tiende a ser muy peligroso", dice la sicóloga Claudia Araya.


"Estuve en un debate personal durante mucho tiempo antes de hacer esto, pero finalmente llegué a la conclusión de que no es justo que yo tenga que vivir con este peso encima mientras sigues haciendo tu vida universitaria normal, interactuando con tus compañeros como si nada, libre de toda culpa". Así empieza uno de los miles de testimonios que comenzaron a circular desde hace diez días en Instagram, donde decenas de cuentas dedicadas de forma exclusiva a difundir "funas" han brotado en cadena.

Surgieron con los nombres "Yo te creo, "Testimonios", "Funas", en algunas escuelas de la Universidad de Chile, en la PUC, la Universidad Santa María, la Universidad de Santiago, la Diego Portales, Universidad Alberto Hurtado, Universidad Mayor, Adolfo Ibáñez y la Finis Terrae. La tendencia se extendió también hacia colegios de todo el país, como el San Agustín de Ñuñoa, Guillermo González Heinrich, Manuel de Salas, Siglo XXI, y el Colegio Mayor, entre otros. Denuncias con nombres, apellidos, carreras o colegios de los implicados. Y en muchos casos, con sus rostros.

Este método es usado por mujeres -también hombres, en algunos casos-, que, en general de forma anónima, acusan violaciones tocaciones no consentidas, difusión de fotos íntimas, presión para tener relaciones sexuales o situaciones de acoso y acoso escolar (o "bullying") acumuladas por años.

Esta nueva oleada, en medio del estallido social, le sigue a la surgida tras el denominado "mayo feminista" y el #MeToo de 2017 y 2018, en que los testimonios de mujeres víctimas de abuso coparon las redes. Hoy, coinciden las denunciantes, aparecen alentados por el movimiento de LasTesis y su intervención "Un violador en tu camino". "El movimiento logró de algún modo que las mujeres nos sintiéramos empoderadas. Sentimos que era necesario traspasar lo que LasTesis nos estaban diciendo con el canto, detener la violencia hacia nosotras y terminar de normalizar conductas, que según otros, eran por nuestra culpa", explican desde el Instagram Yotecreo_UFT, donde recogen funas de estudiantes de la Universidad Finis Terrae.

"Cuando empezó la ola de denuncias, me di cuenta de que muchos de mis problemas actuales partieron por esa situación que viví y que nunca fue culpa mía", cuenta Leonor, universitaria que acusó a un alumno de la Universidad Católica en la cuenta de Instagram "Funas UC".

En su caso, se trataba de un grito ahogado desde sus años colegiales, en los que afirma que vivió episodios de discriminación. Su piel morena y su hablar cantado delataban su origen extranjero. "Me aislaban, me trataban de negra curiche, que me fuera a mi país", cuenta. En esos años, Leonor conoció a su agresor, quien constantemente la sometía a distintas humillaciones, e intentaba besarla a la fuerza. "Él también formó parte de esa niñez llena de burlas y, a pesar de disculparse, demostró seguir siendo mala persona hasta el día de hoy". Por eso, ya en la universidad y alentada por la ola feminista que sacude al país, decidió funarlo.

En la misma universidad, Andrea no solo debió compartir los espacios comunes con el joven a quien funó. Además de verlo en el ramo en que era ayudante, él la hostigaba por correo electrónico y le enviaba fotos de sus partes íntimas. Hizo la denuncia a la Secretaría General de la casa de estudios (La Tercera intentó contactarlos sin éxito), la que resolvió suspender por seis meses al joven. Ella sintió que no era suficiente y lo funó.

"Era necesario que la gente supiera cómo era él -cuenta-. Más que acatar la sanción, prefirió irse de la universidad sin dar nunca la cara, sin pedir perdón. Tenía entendido que se había ido a la Universidad de Chile y siempre presentí que podía hacer lo mismo que a nosotras, pero ahí".

La deficiencia de la justicia y los canales institucionales para denunciar es uno de los fundamentos para las acusaciones en redes. Las administradoras de la cuenta de IG Funas.umayor, de la Universidad Mayor, explican a La Tercera que "el conducto regular es un proceso bastante largo, a veces se inician sumarios que quedan abiertos y no se hace nada".

Lo mismo plantea el grupo de estudiantes detrás de la cuenta Yotecreo_UFT. Una de las administradoras sufrió acoso, pero la situación ocurrió fuera de la casa de estudios. "La universidad no podía hacer más que pedirle al alumno que agredió que mantuviera distancia y otorgar psicólogos a ambos, está escrito en el protocolo", explican.

Visibilizar la violencia de género, hacer catarsis, pero sin "criminalizar eternamente a ninguna persona" son otras de las explicaciones que dan desde el IG Funascsanunoa, la cuenta que desde la semana pasada acoge testimonios de alumnos y exalumnos del colegio San Agustín, de Ñuñoa. "La cuenta comienza como un espacioso de desahogo para aquellas compañeras que se sintieron pasadas a llevar por miembros de la comunidad y que por miedo a la exposición pública no habían podido tomar valor para "funar" a su agresor desde su propia cuenta", agregan.

El peligro de funar

A José, estudiante de la Universidad Mayor, lo funaron por acoso y abuso en el relato de una joven que se viralizó y alcanzó a sus amigos y a sus familiares. "Afecta mucho que salga tu nombre y apellido, porque te definen de una manera y quizás no es así. Si vas a funar a alguien tienes que tener pruebas", se defiende.

En su caso, no emprendió ninguna acción legal. Decidió hacer una contrafuna, la acción en la que la persona denunciada responde y explica las circunstancias de las que lo acusan. "Conté bien cómo fueron los hechos y mostré evidencia de lo que pasó, entonces pude contrafunar bien", agrega.

La administración del IG de funas de la U Mayor cuenta que tanto "funados" como gente de su entorno han reaccionado. "Hemos recibido amenazas de demandas, pero nada serio. Recibí hasta el llamado de la mamá de un personaje funado", dicen.

En el caso de los colegios, los padres de estudiantes denunciados han amenazado con iniciar acciones legales. En el IG del San Agustín de Ñuñoa, "se publicaron varias funas de menores de edad, estudiantes, por lo que las amenazas de judicializar el asunto fueron de padres o familiares cercanos. Han sido pocas en comparación a la cantidad de publicaciones", dicen desde la cuenta.

Sin embargo, ello obligó a los administradores a "cambiar las reglas". "Entendemos lo que una funa podría provocar. No queríamos llamar violador ni nada de eso a la gente, a no ser que el relato mismo lo hiciera. Cuando la funa ya va superando la semana la eliminamos. No creemos que esta cuenta deba ser un registro eterno de funados".

"No queremos que nuestra página sea solo una para funar, sino para respaldar y ayudar a quienes nos han dado su testimonio. Varias chicas nos han dicho que tienen miedo y prefieren no revelar su imagen. Eso es igual de agresivo", añaden los administradores de Yotecreo_UFT.

En el caso del IG de la U. Mayor, archivaron todos los testimonios que habían recopilado hasta el jueves pasado. "Ahora queremos hacer las cosas bien, más que nada por los temas legales, para que las denunciantes y nosotras estemos seguras. Que esto no se convierta en un linchamiento ni se deshonre al personaje en cuestión", suman.

Desde la institucionalidad universitaria ven el tema con preocupación. Para la directora de Igualdad de Género de la Universidad de Chile, Carmen Andrade, la funa es una situación paradojal. "Nos preocupa que los eventuales agresores se transforman en víctimas. Lo otro es que las personas que son funadas denuncian a quienes lo hacen y terminen siendo procesadas, acusadas de injurias o calumnias", comenta Andrade.

A juicio de Andrade, la funa "esconde las razones estructurales de la violencia de género porque lo transforma en un conflicto entre un victimario y una víctima, lo personaliza, lo hace individual y eso oculta que esto es un tema sistémico, contra lo cual tenemos que luchar".

"Pero lo más grave -asegura- es que finalmente no se hace justicia por la vía que corresponde, porque no se investiga ni se le da el derecho a la persona inculpada, sino que es tomarse la justicia por las manos".

En la Casa de Bello definieron cambios en los procedimientos de investigación y en la conformación de sumarios administrativos. "Construimos una fiscalía especializada, se hizo un concurso público y nos aseguramos de elegir abogadas que tuvieran mucha formación de género y derechos humanos", detalla Andrade.

¿Puede una funa constituir un delito de injurias o calumnias? la Asociación de Abogadas Feministas (Abofem), responde que no siempre, "porque la mayoría son relatos verdaderos cuya intención es compartir una experiencia traumática como un acto de reparación personal. El problema es que en Chile es tremendamente difícil obtener justicia en caso de ser víctima de un delito de carácter sexual, ya que estos delitos se cometen en privado, muchas veces de noche, sin testigos,y así no podremos probar que efectivamente ocurrió".

En cuanto a las acciones legales, desde la Abofem cuentan que a partir del 18 de octubre "aumentaron considerablemente las solicitudes de mujeres por asesoría jurídica, tanto en nuestro correo como en redes sociales". Agregan que ello fue más notorio una vez que se dio a conocer el fenómeno de Las Tesis; "las solicitudes se duplicaron, y estamos recibiendo alrededor de 15 correos diarios", detallan.

-¿La funa es un buen método para hacer frente a la violencia de género?

-Lo que nos parecería mejor es que los hombres dejen de abusar, violar y maltratar a las mujeres. La violencia de género es un fenómeno muy complejo y por lo tanto difícil de abordar. Hacerle frente requiere de un Estado activo en la prevención de todo tipo de violencia contra las mujeres y personas LGBTI, y además, de un sistema judicial que no perpetúe los sesgos y estereotipos de género.

Después de que publicó la funa, Andrea se sintió tranquila. "Ha sido liberador, no niego que al principio tenía mucho miedo, pero pasando los días no existía nada de éste, sólo compañerismo, sororidad y ganas de que se haga justicia".

Por su lado, Leonor considera que funar le permitió "conseguir mayor fuerza en mí misma y también hacer que mis compañeros, que en su momento me trataron de 'punto negro', se den cuenta del daño que causaron. Muchos de ellos me pidieron disculpas".

La psicóloga UC y Máster en Estudios de la Mujer, Claudia Araya, hace una distinción."El acto de funar puede ser tremendamente sanador si pensamos que el no reconocimiento del entorno de una víctima de que eso fue un abuso, es muy dañino. Sin embargo, cuando el acto es solo eso y no hubo una reflexión, tiende a ser muy peligroso, porque no evalúas las consecuencias de tus acciones, no alcanzas a ponerle algo de mente a eso y lo que va a haber seguramente, es una especie de vómito, de catarsis, pero no es suficiente, porque el dolor queda", explica.

Según Araya, entonces, para que la acción de denunciar sea sanadora, es necesario un proceso interno mucho más complejo que solo publicar en una red social. "No es exactamente una reflexión lo que hace que sanes. En psicoanálisis, no es una reflexión de lógica ni algo cerebral. Es algo que sucede a medio camino entre el afecto y el pensamiento. Alguien podría decir 'No es mi primer abuso. Vengo de una familia en la que se hizo abuso, no es la primera vez que estoy en esta posición'", agrega la especialista.

---

Los nombres de quienes denuncian y fueron denunciados en este reportaje fueron cambiados, a fin de resguardar su identidad.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.