Marcos Fernández, experto UAH: "El mensaje a las conferencias episcopales del mundo es que todos tienen que dar una explicación"

El director del magíster en Historia Contemporánea de la Universidad Alberto Hurtado señala que la reunión entre los obispos chilenos con el Papa Francisco será un hito y trascenderá los muros del Vaticano. Destaca también el rol denunciante de los laicos y víctimas de abusos.


—¿Lo que pasará durante estos días podría definirse como un hito en la Iglesia Católica?

—Probablemente sí. Lo que ocurre hoy es comparable con lo que sucedió en Boston (2004), donde el alcance público que tuvieron las denuncias y la evidencia de los crímenes cometidos dentro de la iglesia en contra de niños y niñas significa un camino que no se puede volver a transitar. En ese sentido, me parecen destacables dos cosas: el papel que han jugado las asociaciones de laicos y las víctimas de los abusos, que porfiadamente han insistido en denunciar algo que resulta y pareciera ser una realidad. Es decir, el encubrimiento parte de un obispo de los crímenes sexuales de un sacerdote. En segundo lugar, y a nivel de hito, hay que entender que esto no es sólo una decisión intramuros. Hay una comunidad católica, más allá de sacerdotes, monjas o la jerarquía eclesiástica. Hay laicos y laicas de a pie, que están dispuestos a arriesgarse para limpiar y trasparentar lo que pasa dentro de la Iglesia.

—¿Qué diferencia tendría con el resto de denuncias por abusos dentro de la Iglesia Católica, como ocurrió en Boston (2004) e Irlanda (2009)?

—Se diferencia en que una instancia universal como lo es el papado, convoque a todos los obispos para discernir sobre las denuncias. Aquí hay un mensaje al resto de las conferencias episcopales del mundo y a la jerarquía católica de que todos tienen que dar una explicación. Imagino también que les darán una recomendación de cómo deben actuar para que este tipo de eventos no se repitan.

—¿El caso Karadima marca un precedente?

—No lo reduciría al de Karadima. Quizás Karadima puede ser la cara más horrible y visible del problema, pero desde los años 80 que en colegios de distintas órdenes y dependencias, y también dentro de la misma formación de sacerdotes ocurren prácticas de abuso. Si se toman las medidas que se toman, es porque se entiende que los abusos y crímenes sexuales están muy infiltrados en los distintos niveles de la Iglesia.

—¿Cómo ha sido la evolución de la imagen de la iglesia en Chile?

—A partir del Golpe de Estado del 11 de septiembre se concretó el compromiso del cristianismo en contra de la violencia de la dictadura. El trabajo de los católicos en los derechos humanos logró dotar de una enorme legitimidad al cristianismo entre el común de la población. Justamente esa legitimidad se ha destruido. Lo que hoy día el catolicismo no tiene en Chile es legitimidad, justamente porque una parte muy visible de los miembros del clero ejercieron violencia sexual, pedofilia y acoso en contra de niños y niñas.

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