¿Y ahora, qué? El suspenso que se le fue encima a la lucha Trump v/s Biden con el Covid presidencial

El Presidente Donald Trump lleva a un acto de campaña en el aeropuerto Harrisburg, en Pennsylvania,el sábado. Foto: AP

El Presidente republicano canceló su agenda para hoy y se espera que también sea suspendido el próximo debate que está programado para el 15 de octubre.


En la jerga política estadounidense se le conoce como la “sorpresa de octubre” al posible evento que pueda influir potencialmente en las elecciones de EE.UU. Ese evento se vivió en la madrugada, cuando el Presidente Donald Trump anunció que tanto él como su esposa, Melania, tenían coronavirus. Trump, quien pasó gran parte del año restando importancia a la amenaza del virus que ha matado a más de 205.000 personas en todo el país, dijo que él y la primera dama se pusieron de inmediato en cuarentena en la Casa Blanca.

La noticia se produjo horas después de que el Presidente republicano confirmara que Hope Hicks, una de las principales asesoras que viajó con él, tanto para ir al debate el martes en Cleveland como para el acto de campaña el miércoles en Minnesota, había dado positivo por el virus.

El médico de la Casa Blanca dijo que se esperaba que el Presidente continuara realizando sus deberes “sin interrupción” mientras se recupera. Hoy en la mañana un funcionario señaló a The Associated Press que Trump ha presentado síntomas leves, como cansancio y resfrío.

Aun así, es seguro –señalaban los expertos- que el diagnóstico de Trump tendrá un efecto desestabilizador en Washington y en todo el mundo, planteando la pregunta hasta qué punto el virus se propagó a través de los niveles más altos del gobierno de Estados Unidos.

La asesora Hope Hicks y el yerno de Donald Trump en la base áerea Andrews, el miércoles. Foto: AP

El diagnóstico, cuando falta un mes para las elecciones del 3 de noviembre, significa un revés para un Presidente que ha tratado desesperadamente de convencer a la población estadounidense de que lo peor de la pandemia ha pasado. A eso se suma que se presenta como la amenaza a la salud pública más grave jamás enfrentada por un líder estadounidense en la historia reciente.

A medida que las acciones caían al comienzo de esta jornada -los tres principales índices estadounidenses abrieron con una caída de 2%-, los estrategas de ambos partidos e incluso los principales asesores de Trump dijeron, dice The New York Times, que el mandatario enfrentaría un duro juicio de los votantes por llevar al país a una mayor incertidumbre después de uno de los años más difíciles en la historia de Estados Unidos.

"Trump está ahora en la posición de convertirse en la prueba número uno por el fracaso de su liderazgo sobre el coronavirus, y corre el riesgo de que sus partidarios se sientan engañados por su desdén del virus y la necesidad de tomar precauciones”, dijo al NyTimes Geoff Garin, encuestador demócrata.

Es difícil imaginar que esto no termine con sus esperanzas de reelección”, dijo al mismo periódico Rob Stutzman, un consultor republicano, señalando el “incumplimiento de las precauciones obvias” de Trump.

La prensa estadounidense señalaba era muy probable que los dos debates restantes entre Trump y Biden sean cancelados o cambiados drásticamente. El próximo está programado para el 15 de octubre, y las recomendaciones médicas señalan que Trump probablemente se mantenga aislado hasta entonces. El diario The New York Times destaca que uno de los problemas que tiene Trump ahora es que no podrá salir de Washington durante el tramo final y crucial de la campaña.

El Presidente Donald Trump y el candidato presidencial demócrata, Joe Biden durante el primer debate presidencial el martes en Cleveland. Foto: AP

Antes del anuncio de Trump, estaba previsto que él recibiera un reporte de información de inteligencia, que asistiera a un acto de recaudación de fondos en su hotel en Washington, D.C., y que por la noche acudiera a un acto de campaña en Sanford, Florida. Sin embargo, poco después de las 13:00 de hoy, la Casa Blanca publicó una agenda revisada con un único acto: una llamada telefónica sobre “el apoyo a adultos mayores vulnerables al Covid-19”.

A nivel gubernamental, distintos funcionarios comenzaron a hacerse pruebas para saber si estaban contagiados. El vicepresidente Mike Pence y su esposa, Karen, dieron negativo, dijo el portavoz del vicepresidente, y señaló que Pence estaba “en buena salud”.

En la misma línea, Ronna McDaniel, presidenta del Comité Nacional Republicano, dio positivo por el coronavirus y está experimentando síntomas leves, según varias personas informadas sobre la situación que hablaron con The New York Times. Se trata de la última persona que está en contacto frecuente con el Presidente Trump en dar positivo por el virus. Ella estuvo con Trump por última vez el viernes pasado y ha estado en su casa en Michigan desde entonces, dijeron las personas informadas sobre el asunto.

Por otro lado, se esperaba que el exvicepresidente Joe Biden, se sometiera a una prueba durante el día. Esto porque el martes compartió escenario con Trump durante el debate. En esa oportunidad Trump y Biden no se dieron la mano, pero no usaron mascarillas mientras estaban a unos tres metros de distancia entre sí durante el evento de 90 minutos.

El Presidente Donald Trump el jueves en Nueva Jersey. FOTO: AP/Evan Vucci)

Todo Washington se encuentra ahora atento a la evolución de la enfermedad en Trump. El periódico The Wall Street Journal señalaba que si la condición del Presidente empeora, podría transferir temporalmente el poder al vicepresidente Mike Pence bajo la Sección 3 de la 25ª enmienda. No sería la primera vez que un Presidente le entrega el poder al segundo al mando, ya ocurrió en 1985 cuando el entonces Presidente Ronald Reagan se sometió a una colonoscopia. El vicepresidente George H.W. Bush fue entonces mandatario interino durante casi ocho horas, hasta que Reagan firmó una carta en la que se declaraba capaz de reanudar sus funciones.

De manera similar, el Presidente George W. Bush invocó la Sección 3 para transferir temporalmente sus poderes al vicepresidente Dick Cheney en 2002 antes de una colonoscopia. Hizo lo mismo de nuevo en 2007.

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