Londres y Moscú enfrentan la mayor crisis desde la Guerra Fría

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Reino Unido anunció hoy la expulsión de 23 diplomáticos rusos tras el envenenamiento de un ex espía ruso. Además, elevó el caso a Naciones Unidas. La cancillería rusa dijo que la medida del gobierno británico es "absolutamente inaceptable e indigna" y el canciller, Serguei Lavrov, adelantó represalias.


El anuncio sobre la expulsión de 23 diplomáticos rusos de Reino Unido marcó hoy el inicio de la ofensiva del gobierno británico contra Rusia, después de que el Kremlin no cumpliera el plazo impuesto por Londres para dar explicaciones sobre su supuesta relación con el envenenamiento en territorio británico del ex espía ruso, Serguei Skripal.

La sanción determinó un plazo de una semana para que los diplomáticos, catalogados como "agentes de los servicios secretos encubiertos", dejen el país y fue dada a conocer por la primera ministra británica, Theresa May, ratificando la reacción "contundente" de Reino Unido, catalogada como la mayor en los últimos 30 años.

El anuncio forma parte de las medidas que adoptará el Ejecutivo británico como respuesta al "completo menosprecio" de Rusia "ante la gravedad" del ataque con el componente químico de tipo militar, conocido como Novichok, que mantiene "en estado crítico" a Skripal y a su hija.

Apoyada por sus pares de Occidente, entre ellos Estados Unidos y Alemania, y en una retórica similar a lo que ocurría en la Guerra Fría, May apuntó al "sarcasmo, desprecio y resistencia" con que Moscú rechaza las acusaciones sobre su injerencia en el ataque y al hecho de no haber aportado ninguna explicación "creíble" para aclarar los hechos que incluso motivaron que se abra una investigación que busca determinar si Rusia también estuvo vinculada con otras 14 muertes producidas en Reino Unido en los últimos años.

El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, dijo hoy que "el gobierno británico eligió el enfrentamiento con Rusia" y advirtió que las medidas de Moscú "no se harán esperar".

La cancillería rusa señaló que el anuncio por parte de las autoridades británicas "de toda una serie de medidas hostiles" contra Rusia, "en particular la expulsión de 23 diplomáticos (...) es absolutamente inaceptable e indigna".

Por su parte, el embajador ruso en Reino Unido, Alexander Yakovenko, asistió a un encuentro en la sede del Ministerio de Exteriores británico y aseguró que las medidas anunciadas contra su país son "absolutamente inaceptables" y las calificó de "provocación".

En otro aspecto, Theresa May envió una carta al secretario general de las Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, argumentando que el ataque a Skripal "es una acción consistente con el modelo de agresión del Estado ruso".

Guterres respondió a través de un comunicado, calificando el uso de un agente nervioso tóxico como "inaceptable", en directa referencia al caso. También aseguró no estar "en posición de asignar responsabilidades", pero condenó "enérgicamente el uso de cualquier agente nervioso o arma química y espera que se investigue el incidente a fondo".

Además, la delegación británica solicitó una reunión de emergencia al Consejo de Seguridad de la ONU, del cual es miembro permanente al igual que Rusia, con el fin de informar sobre el caso de Skripal, ocurrido en la localidad de Salisbury, en las cercanías de Londres el pasado 4 de marzo.

Londres revocó también una invitación hecha al ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, para visitar Reino Unido y para la que aún no había fecha. Además, May suspendió toda representación británica en el próximo Mundial de fútbol en Rusia, entre junio y julio.

Para May, la relación entre los dos países "no puede ser la misma", si bien "romper todo tipo de diálogo" entre ambos países "no redunda en los intereses nacionales".

En medio de esta creciente tensión, el Consejo de Seguridad Nacional desarrollará "nuevos poderes para erradicar toda forma de actividad estatal hostil y para garantizar que aquellos que buscan perpetrar tales actividades no puedan entrar en Reino Unido". También se incrementarán los controles a ciudadanos rusos que pretendan ingresar al país y se supervisarán los visitantes que pudieran "involucrarse en actividades que amenacen la seguridad nacional". Pese a todo, los expertos sostienen que este escenario no generaría nuevas sanciones contra Moscú.

El Foreign Office advirtió a sus ciudadanos que viajen a territorio ruso una mayor cautela ante la posibilidad de toparse con manifestaciones de "sentimientos anti británicos" o "acosos".

May también dijo que "congelaremos los activos del Estado ruso en cualquier parte donde encontremos evidencias de que podrían ser empleados para amenazar la vida o propiedad de nacionales o residentes en el Reino Unido".

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