La decisión de la canciller alemana, Angela Merkel, de dejar el Ministerio de Finanzas en la próxima gran coalición en manos socialdemócratas recibió la primeras críticas en las filas conservadoras, donde fue calificado de "un error político".

En declaraciones a la televisión pública ARD, el diputado Christian von Stetten, considerado miembro del ala más conservadora de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel y presidente del grupo parlamentario encargado de defender los intereses de las pymes y empresas familiares, garantizó que ese traspaso de competencias no va a levantar "un estallido de entusiasmo" en el partido.

A su juicio, cuando Wolfgang Schäuble, responsable de Finanzas en las dos últimas legislaturas, viaja a Europa "siempre se podía confiar en que negociaba en interés de los alemanes y dejó claro que no puede haber concesiones sin contrapartidas".

"Ahora existe el riesgo de que con un ministro de Finanzas del SPD se mueva más política europea del SPD en el Ministerio", advirtió en referencia a la apuesta de los socialdemócratas por una Europa más solidaria que apoye las inversiones en favor del crecimiento.

A su juicio, la persona que previsiblemente ocupará el puesto, Olaf Scholz, es "un socio negociador en el que se puede confiar", pero "en última instancia es crucial quién tiene en su mano los hilos del Ministerio y en qué entorno político se mueve".

El grupo conservador lo forman la CDU y su ala bávara, la Unión Social Cristiana (CSU), cuyo secretario general, Andreas Scheuer, reconoció que el acuerdo de gobierno en materia económica no es "perfecto", aunque garantizó que es "muy bueno".

Scheuer recordó que todo pacto de coalición se basa en compromisos y subrayó que la cartera de Economía, que incluye Energía, queda en manos de la CDU

La CSU está satisfecha además por haber logrado el Ministerio de Interior, que ocupaban sus socios democratacristianos y que se encarga de gestionar la política de inmigración y refugiados.

Los conservadores de Baviera, "Land" por donde entró al país el grueso de los más de 1,3 millones de solicitantes de asilo que llegaron a Alemania la pasada legislatura, fueron muy críticos con la política de acogida liderada por Merkel.

El pacto de coalición, cerrado el miércoles, debe someterse todavía al voto de los militantes socialdemócratas, una consulta vinculante cuyos resultados se conocerán el próximo 4 de marzo.