La historia se vuelve a repetir para el Presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski. Porque a casi tres meses de que se votara una moción para destituirlo, la oposición en el Congreso volvió a presentar otro pedido de vacancia por "permanente incapacidad moral", a raíz de sus presuntos vínculos con la empresa brasileña Odebrecht.

El documento, que fue redactado por las bancadas del Frente Amplio, Nuevo Perú, Alianza Para el Progreso, Apra y Fuerza Popular contó con 30 firmas de miembros de diferentes partidos, lo que supera el mínimo de 26 para comenzar el debate.

El texto da cuenta de las veces en las que Kuczynski negó los vínculos que tenía con la constructora Odebrecht, por lo que detallan que ello "acredita mentiras, engaños y graves conflictos de interés que configuran una grave afectación de los principios de moralidad pública".

Según el diario El Comercio, entre los nuevos elementos para solicitar la destitución de Kuczynski, la oposición considera desmentido el argumento que ha dado PPK en cuanto a que construyó una "muralla" cuando el empresario chileno Gerardo Sepúlveda se hizo cargo de los contratos entre Westfield Capital y Odebrecht. Es decir, que él no estaba al tanto de lo que ocurría con esta firma.

Ante esto, la presidenta del Consejo de Ministros, Mercedes Aráoz, afirmó ayer que la moción de vacancia "refleja un deseo de desestabilizar este gobierno y de ser una especie de golpe de Estado". Ante la prensa, Aráoz agregó que "la vacancia por incapacidad moral permanente es una historia incomprensible, que refleja venganzas y revanchas que no permiten darle tranquilidad a la población".

Kuczynski fue sometido a un primer pedido de destitución en diciembre pasado, después de que se confirmara que Westfield Capital brindó asesorías a Odebrecht cuando era ministro del gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006).

Tras salvarse de la destitución con los votos del congresista Kenji Fujimori y otros nueve legisladores de Fuerza Popular, Kuczynski otorgó un indulto humanitario y derecho de gracia al ex Presidente Alberto Fujimori, quien cumplía una condena de 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad. Muchos vieron en esto una moneda de cambio por salvarse de la destitución.

Este nuevo pedido de vacancia fue presentado después de que la líder de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, emplazara a Kuczynski para que "dé un paso al costado" de la Presidencia. PPK, por su parte, descartó renunciar a la Presidencia y consideró que no existen argumentos para presentar una nueva moción de vacancia en su contra. "No existe ninguna razón para volver, tres meses después de un primer intento, a hacer nuevamente un pedido de vacancia, sin ninguna evidencia adicional", detalló.

Fuentes de Fuerza Popular dijeron a El Comercio que la decisión de votar la moción de vacancia fue respaldada por unanimidad en la bancada fujimorista. Aunque, en todo caso, advirtieron que la postura sobre la votación final de la destitución se decidirá después del interrogatorio de la Comisión Lava Jato a Kuczynski, el próximo 16 de marzo.

A su vez, los congresistas cercanos a Kenji Fujimori -autodenominados "Avengers"- también esperarán las declaraciones de PPK en la Comisión Lava Jato para decidir su posición sobre la moción de vacancia. Así lo anunció la parlamentaria Lizbeth Robles, disidente de la bancada Fuerza Popular, al diario Correo. Robles aseguró que su grupo es muy respetuoso del proceso en contra del mandatario. "No podemos emitir juicios adelantados sin haber escuchado las opiniones del Presidente. Nosotros nos hemos reunido y lo primero que hemos acordado es escuchar al Presidente de la República", dijo.

Las declaraciones del ex director ejecutivo de Odebrecht en Perú, Jorge Barata, han calado hondo entre los peruanos. Barata señaló que Odebrecht aportó con US$ 300 mil a la campaña de PPK de 2011.

Según una encuesta de Datum, este testimonio provocó un remezón político y uno de los más perjudicados ha sido el mandatario. Esto porque su aprobación cayó a 17%, cinco puntos porcentuales menos respecto de febrero. En paralelo, su desaprobación subió de 73% a 79%. Además, el 63% de peruanos preferiría que, en esta coyuntura, Kuczynski deje su cargo en el Palacio Pizarro.