Una ciudad ecológica en las puertas del Sahara

SaharaWEB
La ciudad de Ksar Tafilelt, en noviembre de 2017.

Ksar Tafilelt es la primera urbe "ecociudadana" de Argelia. Su estilo es vanguardista.


Levantada hace 20 años sobre una colina rocosa de la región de Mzab, en el norte del Sahara, Ksar Tafilelt es la primera ciudad "ecociudadana" de Argelia. Vanguardista y al mismo tiempo heredera de principios seculares.

A 600 km. al sur de Argel, a las puertas del Sahara argelino, esta ciudad de 6 mil habitantes señorea Beni Isguen, el kasar (castillo) más conocido del valle de Mzab, unos pueblos rodeados de murallas antiguas del norte de África en una región árida inscrita en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Se entra por una inmensa puerta de madera que da a un laberinto de callejuelas angostas que aportan sombra en verano y protegen de los vientos de arena.

En Ksar Tafilelt, "nadie debe ocultar a su vecino el sol" y la luz, explica el fundador de la ciudad, Ahmed Nouh, un doctor en farmacia jubilado. Por eso ningún edificio de tejado plano supera los 7,6 metros de altura, es decir una planta.

La ciudad se erigió adaptando los principios de la arquitectura kasarí a las comodidades modernas. Cuenta con unas mil casas compactas y de planta baja, tonos ocres y líneas blancas.

Los kasar ya se adaptaban a las altas temperaturas del clima sahariano y a un entorno escaso en recursos. Hace siglos que cumplen los criterios modernos de la ecoconstrucción: armonía con el medio ambiente, construcciones sostenibles y gestión de la energía, agua y desechos, así como el uso de materiales de aislamiento acústico y hasta térmico, que brindan frescura en verano y calor en invierno.

La idea de una urbe "ecociudadana" en Argelia surgió en los años 90 como alternativa a las ciudades dormitorio de hormigón que se construyen en este país confrontado a una crisis de vivienda crónica.

El objetivo era aprovechar la arquitectura tradicional y los valores ancestrales mozabitos (un pueblo bereber) para concebir una ciudad capaz de suministrar viviendas asequibles y de preservar el ecosistema frágil de los palmerales y los oasis cercanos.

El proyecto se lanzó en 1997. Junto con intelectuales, arquitectos y científicos mozabitos, Ahmed Nouh creó una fundación que ejerció de promotora y de organismo de crédito (gratuito) para los futuros propietarios. Todos los cimientos reposan sobre los principios de la ecología sostenible.

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