Alfredo Moreno: "La violencia en La Araucanía hizo que la inversión se frenara en últimos siete años"

Imagen Alfredo Moreno 07

Como la cara más visible y líder del Plan Impulsa Araucanía, el ministro hace un preocupante diagnóstico de las condiciones socioeconómicas que persisten en esa región. A pesar de ello, afirma que existe respaldo social suficiente para lograr el gran acuerdo nacional que se necesita para sacar a la región de la pobreza e inseguridad.


Tres días en Temuco estuvo el ministro de Desarrollo Social esta semana, para reunirse con distintos actores sociales de esa zona y encabezar la formación de las comisiones interministeriales, primer paso para levantar el Plan Impulsa Araucanía 2018-2020. Este conjunto de medidas busca generar condiciones para un desarrollo económico que saque a la región de la pobreza, en un marco de paz social. Para Moreno, ese sería un factor clave para atraer nuevas inversiones a esa zona.

¿Cuál es su primer diagnóstico de la región tras la visita?

Es una región que sin duda tiene muchos problemas, pero por otro lado, después de escuchar y hablar con gente de los más diversos sectores políticos, gremiales y de las comunidades mapuche, también tienen una opinión común entre ellos: que hay que hacer cambios y que las cosas se pueden hacer mejor. Hay muchas ganas de que la región salga adelante, y mucho interés en trabajar en eso.

Según un informe de la Intendencia de La Araucanía, la región concentra el 11, 7% de las personas en pobreza del país. ¿Cómo piensa revertir esa situación?

Aquí hay indicadores sociales muy negativos y que dejan a esta región probablemente con los mayores indicadores de pobreza, con problemas de distribución de agua potable, de pavimentación de caminos, de muchas cosas en que están atrás. Esa es precisamente la razón de por qué el Presidente ha puesto esta región como prioridad uno, y por esa razón estamos llamando a un gran acuerdo nacional por su desarrollo.

¿Y cuál sería la estrategia para solucionar estos problemas?

Aquí los problemas hay que resolverlos en sus causas, y sus causas tienen múltiples factores. En primer lugar, la violencia ha hecho que las inversiones en esta región se frenaran en los últimos siete años y que la inversión extranjera sea cero. Han caído las exportaciones, la inversión nacional también, entonces indudablemente que ahí hay una causa. Pero la causa más importante es también la dificultad que hay en materia de entrega de tierras.

¿Cómo se ha manifestado esa dificultad en términos de pobreza?

El Estado ha invertido mil millones de dólares, se han entregado 240 mil hectáreas, y esas hectáreas, que pretendían resolver un problema, en la práctica la mayoría han pasado a ser improductivas, y las comunidades han quedado en la misma situación de pobreza que tenían antes. Se suma, además a eso, un conflicto en las tierras aledañas, donde hay problemas de inseguridad para hacer inversiones.

Algunos parlamentarios de La Araucanía y la multigremial opinan que el convenio 169 dificulta la inversión porque obliga a la consulta indígena, y llaman a no ratificarlo. ¿Usted comparte esa postura?

Mi opinión es que hoy el convenio está vigente y no corresponde pensar en él hasta fines del 2021 a lo menos (para su ratificación). No es un tema del cual estemos conversando ahora, yo creo que lo que tenemos que ver es cómo lo hacemos operativo en los momentos en los que se necesite.

¿Comparte la idea de que el problema en La Araucanía tiene una raíz política y que la solución también debería ser de esa índole?

Creo que requiere una respuesta económica, una respuesta social y también requiere una respuesta política. Además, para poder implementar cualquiera de las áreas que pretendemos se requiere apoyo político de todas las fuerzas políticas del país y de toda la región. Esto no es algo que pueda hacer el gobierno solo, y por eso creo que un acuerdo nacional para resolver el problema de La Araucanía naturalmente es el camino que tenemos que seguir.

Históricamente en La Araucanía se critica que las estrategias se construyen desde una oficina en Santiago. ¿Cambiará esa forma de trabajo?

Muchas veces cometemos ese error, no solamente en La Araucanía, en muchas decisiones. Y eso es exactamente el sentido de estar hoy aquí en La Araucanía. Por eso no hemos querido llamar a una nueva comisión, simplemente tomamos un trabajo que ya se había hecho en múltiples comisiones anteriores, y particularmente en la última que presidió el obispo Vargas. Para implementar esa y otras ideas que pueda tener el gobierno, venimos aquí a trabajar y dialogar con todos.

La Corporación de Profesionales Mapuche (Enama) consiguió el terreno para levantar una U. mapuche y un centro de negocios para el emprendimiento local. ¿Piensa incluir esta iniciativa en el Plan Araucanía?

Esa es una muy buena iniciativa que tiene Enama, presidida por Hugo Alcamán, y que entiendo vamos a ir a visitar. Con él me he juntado varias veces a conversar, me parece una iniciativa valiosa y tenemos que ver cómo se puede llevar adelante.

Se anunció un consejo por la paz. ¿Está dispuesto a llamar a esa mesa de diálogo a los grupos más radicales, con los cuales se necesita justamente llegar a un entendimiento?

Pienso que es más bien un problema que tienen que decidir esas personas. Creo que todas las personas dispuestas a dialogar, a no ser violentas y a respetar los derechos de otros, naturalmente que siempre tienen que estar en la mesa, y creo que esas personas son una inmensa mayoría con las cuales trabajar. Aquellas que piensan lo contrario, que me parece que son muy pocas, y que crean que la violencia es el camino, naturalmente que no pueden estar en una mesa de diálogo, porque ellos mismos no la consideran.

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