El big data que saca a la pizarra al sistema escolar chileno

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Así luce la versión final de la nueva plataforma.

Qué distancia recorren los alumnos para llegar a sus colegios, en qué cursos se produce la mayor deserción escolar y los más altos índices de repitencia. Estas son algunas de las preguntas que responde una nueva plataforma para la educación pública que a partir de este martes pondrá bajo la lupa a todo el sistema escolar.


De acuerdo con el registro del Ministerio de Educación, 225.570 niños ingresaron a primero básico en el año 2005. Desde esa fecha comenzaron a cumplir con los 12 años restantes de escolaridad obligatoria que establece la legislación chilena y, en teoría, todos ellos debiesen haber egresado en 2016 de cuarto medio. Sin embargo, hubo tropiezos en el camino.

Según los datos procesados por un equipo del Centro de Investigación Avanzada en Educación (Ciae) de la U. de Chile y del Centro de Investigación Territorial (CIT) de la U. Adolfo Ibáñez, el 12% de los alumnos de dicha generación repitió una vez antes de llegar a octavo básico, mientras que 1.255 reprobaron tres veces algún curso antes de alcanzar ese mismo nivel.

Posiblemente, si el registro hubiese sido analizado con antelación se podría haber evitado que algunos de estos alumnos decidieran, por ejemplo, interrumpir sus estudios. Ese es el objetivo de la nueva plataforma "Sistema de información, seguimiento y evaluación de la educación pública", desarrollada en conjunto por ambos centros de investigación, que será presentada oficialmente este martes en la Casa Central de la U. de Chile y que pone al big data, mayormente utilizado en el mundo de las empresas privadas, al servicio de la educación pública.

Se trata de un sistema de última tecnología, que recoge información de distintos servicios y mediciones: el sistema de datos abiertos del Ministerio de Educación, la Agencia de Calidad de la Educación, la prueba Simce y el Censo, son algunas de las fuentes que utiliza.

Tras procesar esta información, la plataforma genera mapas y gráficos que muestran, por ejemplo, la cantidad de veces que los alumnos de una determinada cohorte (grupo que ingresa al sistema escolar un determinado año) repiten de curso. Y también el número de estudiantes que viaja de una comuna a otra para cursar sus estudios.

Además, se puede observar cuántos alumnos que ingresaron al sistema en un mismo año interrumpieron sus estudios y en qué cursos se concentra este fenómeno. Es así como al analizar el caso específico de la cohorte de 2005 se revela que el 21% -de los 225.570 alumnos que ingresaron ese año- suspendió sus estudios en algún momento (ver infografía).

Gonzalo Muñoz, académico de la Facultad de Educación de la U. Diego Portales, señaló que las autoridades del Ministerio de Educación ya han planteado la deserción escolar como una de las prioridades. "Ojalá se defina y comunique pronto cuál será la agenda concreta de políticas en esta área", señaló.

Para Patricio Rodríguez, uno de los desarrolladores e investigador del Ciae, el uso de estos datos demuestra que las mejoras del sistema escolar no están solo dentro de las aulas, sino que "dependen mucho de las inequidades territoriales y sociales donde están inmersas las escuelas. Por ejemplo, el territorio y los alumnos de Barrancas tienen características muy distintas de los de otro servicio local de educación".

Barrios críticos

Los desarrolladores de la plataforma también incorporaron a ella una funcionalidad que, en una escala de uno a 10, identifica el número de potenciales estudiantes que cursan su enseñanza en "barrios críticos". La información se procesa por "manzanas" y algunos de los factores considerados para incluirlos en esta categoría es su nivel de acceso a servicios como hospitales, colegios, áreas verdes y equipamiento deportivo.

Respecto de esta realidad, el director nacional de Educación Pública, Rodrigo Egaña, señaló que "combinar la mirada sobre el desarrollo del territorio e identificar oferta educacional y brechas para fundamentar las decisiones, será fundamental para tomar decisiones sobre cómo ordenar el sistema educacional y, por ejemplo, abrir o cerrar colegios en función con la matrícula o atender a los niños y niñas que desertan del sistema".

Es que la puesta en marcha de los servicios locales de educación supone un gran desafío. Nicole Cisternas, directora del área de política educativa de Educación 2020, explicó que desde la década de los 90 que no se creaban tantos servicios públicos para un fin común. Asimismo, destacó el aporte de esta iniciativa, pues "permitirá que se genere una visión sistemática de la educación pública y no atomizada, que ha sido uno de los grandes problemas en esta materia".

En tanto, Luis Valenzuela, otro de los desarrolladores de la plataforma y director del CIT, enfatizó en la utilidad que el sistema tendrá para evitar segregación en el sistema: "El ser capaces de visibilizar dónde se ubican las escuelas en relación con la accesibilidad que tengan los estudiantes a ellas, y además visibilizar la calidad de educación impartida en ellas, es de una importancia única para el desarrollo de nuestra sociedad".

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