Crearán polos de enogastronomía en seis regiones

EnogastronomiaWEB
El valle de Colchagua es el primer polo enogastronómico constituido.

El mundo del vino y la comida chilena se unirán para transformar al país en referente mundial en enoturismo.


Si Chile es destino número uno para los amantes del vino en el mundo, hoy el desafío para el enoturismo es sumar un actor hasta ahora poco relevado: la gastronomía local.

Así, la enogastronomía, que une a la industria del turismo asociado al vino con la comida chilena, es la nueva apuesta para convertir a Chile en referente a nivel mundial, siendo Colchagua el primer polo enogastronómico en levantarse formalmente, de un total de seis.

"El vino chileno es un gran motivador de viajes hacia nuestro país, no obstante la experiencia del vino unida a la gastronomía no necesariamente genera memorabilidad en los turistas. Eso porque hasta ahora no se ha trabajado turísticamente y no se estaba usando como elemento de venta", precisa María José Castañeda, encargada del programa Sabores de Chile de Fedetur (Federación de Empresas de Turismo de Chile).

Esta instancia, junto a Enoturismo Chile, programa estratégico impulsado por Corfo, y en colaboración con los privados, trabaja en levantar los seis polos enogastronómicos con más potencial, y que incluye además de Colchagua a Casablanca, Santiago urbano, Coquimbo, El Maule y Puerto Varas.

"Hoy día la oferta en bodega es bien plana, es muy similar entre un viña y otra, por eso queremos diversificar por territorio y que los turistas tengan más alternativas para acercarse al mundo del vino por medio de la gastronomía", explica Alicia Ortiz, gerente de Enoturismo Chile.

Cada uno de estos polos tendrá un sello distintivo, un "relato" que una la oferta local de los platos y vinos maridados que puede ofrece cada territorio. Además una marca única que los identifique, y que por medio de una campaña de marketing específica y segmentada será difundida en lo principales mercados para el enoturismo chileno: EE.UU., Europa y Brasil. "Se va a trabajar con cada restaurante para ver su oferta y al mismo tiempo entrenarlos en maridaje, para que aprendan a combinar las cepas que mejor acompañan a los platos que ofrecen", precisa Ortiz.

Jorge Riaño, dueño del restaurante Rigoletto de San Fernando, espera que esta iniciativa "democratice" el mundo del vino, "sumando oferta no tan de elite, sino también enfocada a las familias y al turista interno que anda de paseo y que quiere disfrutar de un plato chileno con un buen vino de la zona".

Son 11 los restaurantes individuales o asociados a hoteles temáticos los que integran este nuevo polo enogastronómico, con una marca distintiva del resto de los valles. "Vienen muchísimos extranjeros, que saben mucho de vino y para quienes su panorama es disfrutar del vino, comer algo rico de la zona y mirar el paisaje. Por eso, tenemos que construir una oferta atractiva para romper la estacionalidad, y hacer del invierno un verano más", agrega Oriana Gaete, dueña del hotel boutique Bellavista Colchagua, a 10 km de Santa Cruz.

Según datos de la Organización Mundial de Turismo, el enoturismo crece a una tasa promedio anual de 16%, cuatro veces más rápido que la industria turística global. "La enogastronomía tiene un rol prioritario porque es necesario la diversificación de las experiencias que promovemos, y en ese sentido hay que relevar la gastronomía chilena, no como competencia sino como complemento de otras experiencias turísticas", plantea Andrea Wolleter, vicepresidenta de Fedetur.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.