Vivir en un temblor permanente

ELiodoroYañezWEB
Residencias de la comuna de Providencia cercanas al Metro.

Los vecinos de cuatro comunas de Santiago dicen sentir vibraciones cada vez que pasa un tren de la Línea 6 del Metro. Sin embargo, según la norma establecida, estos movimientos no superarían la norma legal. La Tercera observó en terreno los alcances de la situación.


Hace meses que Ruby Olivares sentía temblar. Cada día, dice, los sismos aumentaban. Lo percibía en su departamento de Av. Pedro de Valdivia, en la comuna de Providencia, y en su peluquería, ubicada a cuadras de su hogar. Al comienzo pensó que eran temblores, ya que el sonido y sensación es "igual a un sismo de grado tres o cuatro", asegura la mujer. Nunca se imaginó que aparentemente eran provocados por la nueva Línea 6 del Metro.

Ruby es solo una de una serie de vecinos afectados por supuestas vibraciones provocadas por el tren subterráneo, que complican a algunos residentes de las comunas de Cerrillos, Pedro Aguirre Cerda, Providencia y Ñuñoa, quienes reclaman que sus viviendas están presentando daños estructurales debido a lo fuerte y constante que son las vibraciones. Eso, además de las dificultades que tienen para conciliar el sueño durante la noche por el ruido que se genera.

La Tercera solicitó a Ricardo Pesse, especialista en sonido y académico del Departamento de Física de la Universidad de Santiago, y a Daniela Briceño, jefa del laboratorio de Acústica Ambiental de la misma entidad, realizar una medición de vibración y sonido en distintos puntos de Providencia, para evaluar la percepción de estos movimientos en la comuna durante horas punta.

El ruido de la tierra

Al entrar a la ferretería de Luciano Vásquez, en Av. Pedro de Valdivia, no se evidencia de inmediato ningún zumbido. Sin embargo, a medida que se desciende a la bodega el ruido de la tierra es cada vez más fuerte. "Ahí viene", dice Vásquez. Tres segundos después se siente un vigoroso sonido y luego una leve vibración, casi imperceptible. El sonómetro en manos de Daniela Briceño marcaba 50 decibeles de nivel continuo equivalente (Leq). Lo mismo se logró medir en el departamento de Ruby Olivares.

A pesar de que se escuchaba claramente el paso del tren, Briceño explica que en esos puntos "el ruido del Metro no sobrepasa mayormente el sonido de fondo", refiriéndose al tráfico vehicular.

Considerando que la medición se realizó en zona III y durante el día, los decibeles están bajo la norma establecida en el Decreto 38 del Ministerio del Medio Ambiente de 2011 (norma de emisión de ruidos molestos generados por fuentes fijas), que estipula como máximo permisible 65 decibeles de nivel de presión sonora máximo corregido (NPC). "Y aquí hemos medido entre 45 y 50 decibeles Leq, por lo que no supera el rango máximo permitido en este horario", explica Ricardo Pesse.

Si bien el estudio no es concluyente y no tiene validez legal, sirve para tener una idea de la situación. Basados en la medición realizada, el académico recomienda hacer un estudio de sonido valido en horario nocturno, ya que los decibeles máximos permitidos entre las 21.00 y las 7.00 horas son 50 decibeles de NPC. Además, es importante considerar que en ese horario el sonido ambiente es menor, por lo que el ruido que provoca el Metro podría tener un mayor impacto auditivo y es probable que sobrepase el sonido de fondo.

Los constantes temblores

A las 18.00 horas, el departamento de Ruby Olivares tiembla cada seis minutos. A medida que pasa el tiempo, los zumbidos aumentan. Son intermitentes. Los trenes que van en una dirección se sienten más fuerte que los que van en dirección contraria. Se evidencian dos decibeles de diferencia entre uno y otro.

A pesar de que la vibración y el sonido de la tierra se perciben a cada momento, la medición de aceleración detecta 44 decibeles, equivalentes a 0,16 m/s2. Cifra que según la norma internacional ISO 2631-1 del 2003 es "confortable", por lo que no tendría mayor impacto en la percepción de las personas.

Pesse explica que las condiciones más desfavorables, "según lo que yo medí aquí, es que pasen dos trenes juntos en su plena carga. En ese caso se registrarían 47 decibeles, equivalentes a 0,25 m/s2, pero se mantendría en el rango de confortable. Porque no sobrepasa los 0,3 m/s2. Esta vibración, por el momento, no tiene impacto".

Este resultado, sin embargo, no deja tranquilos a los vecinos. Lissette Ortega dice que es "lamentable que la medición no represente nuestra percepción", mientras que Ruby Olivares comenta que "queda una sensación de impotencia que las medidas no reflejen lo que uno siente. No creo que haya que ser hipersensible para que te moleste. El ruido y la vibración están día y noche". Agrega que "sería ideal hacer la medición nocturna. Ojalá los vecinos logremos organizarnos para eso".

Metro indicó, a través de un comunicado entregado el 12 de abril pasado, que la empresa "implementará acciones de corto plazo con el fin de mitigar lo planteado por los vecinos (sobre todo en horario nocturno) y analizará alternativas complementarias".

Los vecinos de las cuatro comunas involucradas afirman que efectivamente las vibraciones bajaron los primeros tres días luego del comunicado, pero que ahora los temblores continúan con la misma intensidad que antes.

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