El ataque de este lunes en Las Vegas, reivindicado por el Estado Islámico a través de la red de mensajería Telegram, ha sido uno de tantos en que la plataforma ha sido utilizada con fines de propaganda terrorista.

Pero todo comenzó en 2015, cuando las redes sociales más populares como Facebook o Twitter se convirtieron en blanco de críticas por su pobre respuesta a la presencia de grupos terroristas como Al Qaeda o el Estado Islámico (EI), entes que utilizaban estas plataforma para reivindicar sus ataques y dar a conocer su propaganda.

La presión fue tal que en 2015 el Estado Islámico decidió abandonar Twitter debido al continuo cierre de sus cuentas para derivar en la utilización de Telegram, competidor de WhatsApp, buscando enviar sus mensajes de una manera más segura y también para coordinar sus ataques.

https://twitter.com/jenanmoussa/status/914857605788573696

https://twitter.com/yellow_bentines/status/914855106260164608

La medida, que luego fue imitada por el mismo Al Qaeda u otros grupos como Ansar al-Sharia en Libia, tuvo como objetivo aprovechar una funcionalidad lanzada ese mismo año, que permite a los usuarios enviar mensajes a un número de hasta 200 suscriptores a través de un canal privado y además destruir el contenido si era necesario, sin dejar rastro. Tras el anuncio, en sólo dos semanas el canal obtuvo casi 5 mil usuarios, y desde entonces el EI ha transmitido sus mensajes por aquella plataforma, incluso antes de salir en cuentas no oficiales de Twitter.

https://twitter.com/durov/status/813792801385304065?ref_src=twsrc%5Etfw&ref_url=https%3A%2F%2Fwww.xatakamovil.com%2Fmovil-y-sociedad%2Ftelegram-responde-a-las-acusaciones-de-los-medios-sobre-su-pobre-lucha-contra-isis

De inmediato la polémica se trasladó a la plataforma de mensajería, que posteriormente anunció que eliminaría todo material relacionado al grupo terrorista. Uno de ellos, con 10 mil miembros y ya eliminado, logró almacenar en casi un mes 1.875 imágenes, 71 vídeos, 130 documentos, 14 mensajes de voz y 816 vínculos.

Fue así como el EI se trasladó a la red social rusa VKontakte (la más importante del país y creada por los mismos programadores de Telegram), aunque sin mayor éxito.

Desde aquél episodio, los grupos terroristas han divagado entre decenas de cuentas en Twitter -que a menudo son cerradas tras un par de días- y nuevos grupos de Telegram, que cada vez mejoraba su seguridad gracias a un método de encriptado que impedía a agencias gubernamentales o hackers enterarse de las conversaciones que allí se producían, así como funciones que permitían eliminar las fotos o videos, o incluso programar la opción autodestrucción de mensajes tras un segundo o una semana después de ser abiertos. Es tanta la fortaleza del sistema de mensajería, que sus creadores han ofrecido 300 mil dólares como recompensa a quienes logren romper el sistema. Hasta ahora, nadie ha reclamado el monto.

Incluso, algunos grupos terroristas utilizan Telegram para recaudar fondos a su causa. En ciertos casos se han descubierto campañas donde los usuarios pueden enviar dinero y elegir en qué se va a gastar, como elegir un tipo de armas específico, por ejemplo.