Almirante Enrique Larrañaga Martin: "A fines de 2016, antes de lo previsto, estaría lista la recuperación de la Base Naval de Talcahuano"

A punto de cumplir la mitad de su período constitucional, el comandante en jefe de la Armada de Chile analiza su gestión y el fin de los trabajos en la unidad dañada por el 27/F.




Entrelaza las manos y deja pasar algunos segundos. Luego, el almirante Enrique Larrañaga, comandante en jefe de la Armada, mira al costado, como queriendo indicar que desde allí, del tradicional edificio naval de la calle Prat, en el centro de Valparaíso, justo frente al muelle, no hay demasiadas cuadras a la Plaza Victoria, donde el jueves reciente ocurrió la trágica muerte de dos estudiantes, producto de disparos de un particular.

"Sin duda que fue un hecho lamentable. Quiero hacer llegar nuestras condolencias a las familias de las víctimas. Todos, pero en particular los que somos padres, sentimos mucho lo que pasó; ojalá que estas cosas no se repitan y que la juventud pueda expresarse libremente, sin riesgos", dice la autoridad.

Casado y padre de cuatro hijos, en junio próximo el almirante cumplirá dos de los cuatro años que constitucionalmente le corresponden al frente de la institución. "Y ciertamente que recibimos con alegría, satisfacción y orgullo el posicionamiento de las FF.AA. ante la opinión pública", reconoce, respecto de diferentes encuestas, como CEP y Adimark, que dan cuenta de la buena evaluación del mundo militar por parte de la sociedad civil.

"El hecho de que la ciudadanía reconozca en nosotros un alto grado de confianza es reflejo de la labor profesional, silenciosa y cercana a la comunidad que se está desarrollando", destaca.

La Armada ha tenido una activa participación en las recientes situaciones de catástrofe.

Las FF.AA. somos parte de la sociedad. Al mundo civil no debiera extrañarle recibir nuestro apoyo en esas circunstancias. Hemos tomado parte en todas estas acciones. Desde el incendio forestal de Valparaíso, donde un contraalmirante fue designado como jefe de zona, hasta el aluvión del norte y el volcán Calbuco. Hemos participado desde el primer minuto. Y el personal de infantería de marina ha estado orientado no sólo a tareas de orden y seguridad, sino también de apoyo a la comunidad. En Chañaral, de hecho, también hubo apoyo de seis buques para toda la labor, entre ellos el Sargento Aldea, con capacidades médicas especiales.

Producto de estos eventos, ¿ha aumentado la empatía con la gente?

En las ciudades costeras siempre hemos tenido una relación muy buena con la comunidad. Somos la autoridad marítima y ese contacto permanente ha construido una relación fluida y de muy larga data.

¿Cómo evalúa esta primera parte de su gestión?

Creo que hemos avanzado conforme a lo que planificamos cuando asumí como comandante en jefe. Uno de nuestros ejes era la recuperación de la Base Naval de Talcahuano (tras los daños producto del 27/F), que esperamos tener completada a fines del próximo año. Pensábamos finalizar en 2017, pero hemos avanzado más rápido y eso nos permite estimar, con prudencia, que vamos a estar listos antes de lo previsto, en noviembre o diciembre de 2016, con la recuperación de esta base. En cuanto al desarrollo de la fuerza, gracias al apoyo del gobierno, hemos logrado tener los niveles a los que siempre aspiramos. Hoy contamos con una marina bien entrenada, con equipos modernos y capaces. Y en el otro gran tema, de la racionalización logística, hemos dado pasos importantes en el mejoramiento de procesos, para hacer más cosas con los mismos recursos.

¿Se construirá un tercer dique en Talcahuano?

Esto lo anunció la Presidenta Bachelet durante la Exponaval del año pasado. Dispuso iniciar los estudios para ver si era factible instalar un tercer dique en Asmar Talcahuano. Nosotros ya completamos la parte que nos compete como institución y hemos elevado a las autoridades correspondientes cuatro informes. Los requerimientos de alto nivel, la factibilidad financiera, las obras civiles y el estudio de mercado. Ellos dan sustento a este dique. Fueron elevados al Ministerio de Defensa y están en estudio para las decisiones posteriores, que escapan a nuestra institución. Creemos, sin embargo, que tal como lo señaló la Presidenta, sería una buena contribución para el Estado de Chile, pues sería el único dique de estas características en este lado del Pacífico. Y eso incrementaría la estatura estratégica del país.

También se construirá una nueva embarcación para labores de patrullaje.

El patrullaje es una tarea permanente de la institución en las áreas jurisdiccionales asignadas a Chile. Cada zona naval tiene una responsabilidad de patrullaje dentro de esa área, lo que no sólo implica  fiscalización, sino también salvaguarda de vidas, el medioambiente acuático y la explotación de recursos marinos vivos. Para eso, contamos con  unidades de superficies y aeronaves. En ese marco, la Armada diseñó un plan de patrulleros oceánicos, los OPV, que considera cinco naves. Actualmente tenemos tres y estamos construyendo el cuarto. Una vez que finalice este proyecto, iniciaremos los trámites con el gobierno para construir el quinto. Eso permitiría tener uno por cada zona naval y así ser más eficientes en el control de nuestras aguas.

El ex ministro de Defensa Jorge Burgos dijo que se la jugaría por tener también una nueva nave, similar al buque Sargento Aldea. 

Aquella es una nave multipropósito que, por sus capacidades duales, para conflicto y para tiempos de paz y asistencia humanitaria, ha sido una gran contribución al rol de la Armada. Ciertamente, sería muy bueno contar con un segundo buque de este tipo. Siempre estamos explorando las disponibilidades en el mercado y eso se debe conjugar con los recursos del Estado.

Pero, ¿se ha conversado algo?

Existen algunas conversaciones preliminares respecto de este tema, pero no hay nada decidido todavía.

Su relación con el ex ministro Jorge Burgos era cercana.

Tuvimos una muy buena relación. El ex ministro Burgos fue un gran apoyo para las tareas de desarrollo que tuvo que hacer la institución.

¿Confía en que con el nuevo ministro, José Antonio Gómez, los proyectos, como el del símil al Sargento Aldea, seguirán su curso?

Yo espero que sí. No hemos conversado todavía de este tema en particular con el ministro Gómez. Tuvimos sólo una reunión inicial, pero en la medida que logremos hacerle llegar nuestras inquietudes y necesidades, no tengo ninguna duda de que va a ser así. Del mismo modo, no tengo ninguna duda de que la relación va a ser tan fluida como con los otros ministros de Defensa. Una relación de respeto, confianza, franqueza y trabajo mutuo. Con un horizonte común.

¿Finalizó la investigación por la colisión ocurrida en junio de 2014, entre el submarino SS-22 General Carrera, del tipo Scorpene, y la fragata Almirante Condell, del tipo 23, en un ejercicio naval?

Lamentablemente ocurrió este accidente. Lo que es importante saber es que acaeció en una etapa de entrenamiento avanzado, que desarrollan las fuerzas operativas. La marina de Chile se entrena en esas condiciones, muy cercanas a la realidad, lo que evidentemente impone ciertos riesgos, pero también asegura la eficiencia profesional de sus unidades. La investigación ya se completó. Se entregaron los antecedentes a las autoridades que corresponden y, en lo que a nosotros compete, nos permitió obtener algunas experiencias para evitar que situaciones como ésta se repitan en el futuro. Afortunadamente, en el accidente no tuvimos personal lesionado y los daños no fueron de gran significación. Esto ha permitido que los buques estén operando hoy normalmente.

Respecto de la participación de la Armada en operaciones de paz, ¿cómo reaccionó la institución tras la muerte del sargento segundo Rodrigo Sanhueza, ocurrida el 13 abril, en Haití?

Fue un hecho muy lamentable. Es dolorosa la partida de un camarada de armas, especialmente en el cumplimiento del deber. La investigación la lleva el Estado Mayor Conjunto de la Defensa. En lo que a nosotros concierne, junto con el dolor, nos sentimos muy orgullosos de que un miembro destacado de nuestras filas haya caído honrando el juramento que hizo cuando entró al servicio. Es un legítimo motivo de orgullo para la Armada y su familia.

Recientes declaraciones del embajador de la Unión Europea en Chile, Rafael Dochao, daban cuenta de la posible participación de la Armada en una nueva operación de paz, en las costas de Somalía, Africa. ¿Ha habido alguna conversación concreta respecto de esto?

No, conversación concreta, nada. Existen algunos indicios de que, eventualmente, Chile podría tomar parte en operaciones de paz en regiones más alejadas de América. Pero eso, evidentemente, es una decisión que le compete al Ministerio de Defensa y a la Presidenta de la República, pasando por supuesto por el Congreso. La Armada está preparada en caso de que se disponga su participación.

¿Hay nuevos objetivos programados para la segunda parte de su periodo al frente de la institución? 

Sí. Independiente de los tres grandes ejes que nos trazamos, y que se mantienen, tenemos algunos nuevos proyectos en cuanto al desarrollo de las fuerzas, con miras a la eficiencia. Estamos desarrollando, por ejemplo, algunos planes de reposición de aeronaves y de algunas unidades auxiliares, que esperamos sacar adelante en estos dos años.

¿Algún proyecto en particular?

Estamos analizando incorporar un par de remolcadores de flota, que son muy necesarios sobre todo para la participación de Chile en la Antártica. También en mejorar nuestros aviones de exploración aeromarítima, y algunos helicópteros pesados y livianos, de distintas características.

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