Apatía o antipatía

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En las últimas elecciones sólo un 46,8 por ciento de las personas habilitadas votaron y está por verse qué va a ocurrir el domingo 17 de diciembre en la segunda vuelta. Las que se abstienen de marcar la papeleta ya no son una minoría silenciosa, sino que más de la mitad del país. Mientras algunos explican su postura en el desinterés, otros buscan mecanismos alternativos para participar.




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Roy Mackenzie (33), doctor en microbiología de la U. de Magallanes

"Votar por un político porque te carga el otro es irresponsable"

No voto y nunca he votado. La clase política está tan alejada de las personas que no tiene sentido darle un cheque en blanco y esperar que se comporte con empatía porque después terminan haciendo cosas diferentes de las que prometen en campaña. Salga quien salga, sé que en dos meses voy a tener que estar en la calle frente a Conicyt porque bajaron otra vez el presupuesto para la ciencia.

Como ciudadano he tomado el rol de hacer charlas en colegios y estimular el estudio de las ciencias. También participo en conversatorios científicos. Ese esfuerzo tiene efecto más rápido que darme la vuelta larga votando por alguien que va a hacer cualquier cosa. Esa es una forma de hacer política, porque generas un cambio en la gente, creas una masa crítica e invitas a una reflexión.

Soy una persona política y no veo la contradicción con no votar. Nunca he llamado a otros a no hacerlo porque si alguien siente que debe participar hay que respetarlo. Eso sí, optar por un político porque te carga el otro no me parece una manera responsable de hacer ciudadanía. También me parece ridículo decir "si no votas, no reclames". Por algo el voto es voluntario. Pero cuando digo que no participo en las elecciones el castigo es super severo. Alguien que no lee de política y que vota por tradición es considerado mucho más consciente que yo, que estoy constantemente informándome y reflexionando sobre el tema. Hay muchos que votan sin saber. Eso sí que es irresponsable.

Con un 46 por ciento de electores en las primarias presidenciales, los que no participan son mayoría. Con el voto nulo nunca se instaló la discusión de la poca representatividad política, en cambio ahora sí. De hecho, según datos de la OCDE, el caso de Chile es uno de los más agudos de abstención y deberíamos reflexionar sobre cómo esperamos ser representados por nuestros políticos.

Me habría encantado que el programa de Alejandro Guillier explicara de qué modo resolverá las reformas de Bachelet, que son buenas pero están mal implementadas. Si hubiera entrado en esa discusión podría haber votado por él. Por ahora no tengo pensado participar en la segunda vuelta. De todos modos, es algo que evalúo todos los días, no digo "nunca voy a votar". Me encantaría que existiera una coalición que tendiera puentes para manifestarme más seguido sobre varios temas. Por eso me gustó mucho el proceso constituyente, juntarse a discutir va definiendo a las personas con sus valores y lo que quieren para la vida. El sólo ejercicio dejó mucho en términos de lo que significa ser un ciudadano con deberes.

29/11/2017 Retratos a Carola Parada, mujer que no votará en las próximas eleciones presidenciales 2017 Foto: Mario Téllez / La Tercera

Carola Parada (33), profesora

"Si nadie me convence, ¿por qué voy a ir?"

El día de la primera vuelta, Carola Parada (33), profesora de matemáticas de séptimo y octavo básico de un colegio particular de Las Condes, publicó en Facebook la foto de un muro donde estaba escrito con spray "Pienso, luego no voto".

Los comentarios no se hicieron esperar. "La gente tiende a enjuiciarte y te saca en cara que si no votas no tienes derecho a opinar o no puedes exigir, y no votar también es ejercer un derecho y expresarte. Es demostrar incredulidad y desesperanza en el sistema".

El martes, porque su colegio fue local de votación y no abrió el lunes, cuando llegó al colegio, los alumnos le preguntaron por quién había marcado la papeleta.

-No voté.

-¿Qué? ¡Pero cómo no votó! Es su deber cívico… Es un derecho ciudadano… Por último vaya y vote nulo…, le llovieron los comentarios.

Ella les explicó sus razones. "Cuando uno dice que no vota, el que pregunta no se da el tiempo de escuchar. Altiro lo asocian con flojera y no entienden que hay una convicción, que no tiene por qué ser permanente -puede que en 10 años más participe si aparece alguien que me convenza-, pero se nos enjuicia demasiado. Pero si nadie me convence ni me representa, ¿por qué voy a ir a votar, anular o dejar en blanco? Prefiero castigar, entre comillas, al sistema político manteniéndome al margen". Se queja de que los políticos después de las elecciones "desaparecen" y toman decisiones "a su antojo".

Además ha tenido mala suerte. Excepcionalmente fue a votar en las primarias de este año por Felipe Kast, porque lo conoce y le da confianza. Pero no pudo hacerlo porque "sospechosamente" apareció inscrita en un partido del Frente Amplio y le pasaron una papeleta con los nombres de Beatriz Sánchez y Alberto Mayol. "No voy nunca y cuando digo 'ahora sí', me pasa esto... ¿Cómo voy a confiar en el sistema?".

¿Qué tendrían que hacer los políticos para que usted participara?

Que hagan cosas que generen confianza, como bajarse el sueldo. Dos diputados presentaron un proyecto para eso y no lo aprobaron. Prefiero trabajar en el aula y provocar cambios en los chiquillos. Buscar que a esta edad sean mejores personas y si quieren ser senadores o diputados, que tengan principios. Por qué no tenemos a alguien como el ex presidente de Uruguay Pepe Mujica en nuestro Parlamento, que donaba el 90 por ciento de su sueldo a la caridad. Eso es consecuencia y la consecuencia genera credibilidad. Yo votaría por él, te juro.

¿Vas a sucumbir a la presión por votar en la segunda vuelta?

Imposible. Te firmo que no.

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Renato Bernasconi (49), director de la Revista Diseña UC

"Es el que vota el que no tiene derecho a quejarse de los políticos"

No voté en las últimas elecciones porque hace tiempo que estoy disconforme con el sistema. Es mi forma de protestar. Estamos votando por candidatos que no representan a la gente, sino sus intereses propios, a los grupos económicos y a quienes les pagan las campañas. Ir a votar es legitimar un sistema que debería caer por su propio peso. Debería existir una forma más actualizada. Estamos operando con mecanismos del siglo I, que usaban los romanos. Me gustaría algo más moderno, pero no me refiero a la tecnología, sino a tener que votar por alguien que te representa durante cuatro años, en todos los ámbitos, me parece que no tiene sentido.

El día de las elecciones me quedé en mi casa y el tema ni siquiera me importó. No vi la tele y los resultados me llegaron por WhatsApp. Mucha gente me dijo que no tenía derecho a opinar, frase con la que no estoy de acuerdo. Siempre fui bien politizado, participé en la campaña del plebiscito, después hice puerta a puerta por la candidatura del presidente Aylwin todos los sábados, y fui dirigente estudiantil de la FEUC. Tengo una conexión política, pero mi opinión, en este momento, se basa en ese descontento y tengo todo el derecho a expresarla. Creo que la situación es al revés: es el que vota el que no tiene derecho a quejarse de los políticos porque los está legitimando. También me genera ruido la frase "si tú no votas, otras personas decidirán por ti". Denota una especie de soberbia de que los demás no tienen la capacidad que tengo yo para tomar la decisión correcta, por lo tanto, yo le estaría entregando el voto a alguien menos capacitado.

Creía que los políticos de antes representaban más. Yo quería que hubiera democracia, que ganara el No, que después hubiera un gobierno de la Concertación porque sentía que había valores de por medio, pero abusaron y siguen abusando. Los de la derecha votan por un miedo absurdo de volver al allendismo y los de centroizquierda votan porque no quieren a la derecha por rabia con la dictadura, entonces qué es eso de andar votando en contra del otro. La gente suele confundir que hoy está en juego la democracia, y no, hoy está en juego una mejor democracia. No queremos ningún populismo o poder autoritario, queremos una democracia actualizada.

No iré a votar en la segunda vuelta y para que yo vuelva a sufragar tendría que haber un sistema nuevo como la democracia líquida, un sistema de votación donde tú le confieres temporalmente tu representatividad o incluso puedes elegir a distintas personas para diferentes ámbitos. Por ejemplo, si quieres a cierta persona en economía, votas por él para esa área y si prefieres uno distinto para cultura y educación, escoges otro. Es un sistema de proporcionalidad".

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Katerina Basualto (28), parvularia 

"No sabía ni los nombres de los candidatos"

Katerina Basualto dice que se preparó bien para la primera vuelta: compró varias películas para verlas ese día porque "en la tele sólo hablaban del seguimiento de los resultados". Ella es la menor de tres hermanos y la única que nunca ha marcado una papeleta. "Mis papás siempre me hablaron de lo importante que es ir a votar, de que tu opinión valga, pero la verdad es que para mí ir a votar es una pérdida de tiempo. En esta ocasión no sabía ni los nombres de los candidatos, sé que estaba Piñera porque es Piñera y el caballero que leía las noticias, Guillier, pero esas son mis referencias. Ni siquiera sé su nombre", dice la parvularia de Cesfam Cerro Navia.

Cuando hay elecciones ni siquiera se fija si ha sido designada vocal de mesa. "Ningún candidato que salga va a influir en mí, voy a tener que seguir trabajando igual y por el mismo sueldo", explica y cuenta que el día de la primera vuelta el mayor de sus tres hijos, de 11 años, le insistió en que participara. "A mí y a mi marido nos sorprendió porque a mis niños no les hablo de política ni les inculco algo que no practico. Para molestarlos, les dije que sí, que iba a ir a botar… la basura. Al día siguiente, cuando vi los resultados, le dije a uno de los niños que había ganado Piñera. Él me respondió que no, que había pasado a segunda vuelta. Estaba super al tanto".

¿No has considerado en ir a votar pensando en otras personas?

Quizás suena egoísta, pero yo tendré que trabajar igual y me quedan muchos años antes de que mi hijo entre a la universidad. Si yo estudié, incluso siendo mamá, es para entregarles un futuro a mis hijos. Para eso existen las becas y por eso me preocupo de sus notas. No voy a esperar a que lleguen a cuarto medio y ver quién me ayuda.

¿Qué debería cambiar para que fueras a votar?

Si fuera por internet sería más práctico. Tomar una micro que se demora media hora, sumándole una hora en el lugar de votación, ya son dos horas que pierdo, y luego volver a trasladarme. Eso me da lata.

Santiago 30 de Noviembre del 2017 Fotos a Eliana Gonzalez (en la imagen) para reportaje Testimonios yo no voto, realizada en las dependencias de colmena golden cross. FOTO: Javier Salvo/ LaTercera

Eliana González (69), vendedora

"Tengo que trabajar exactamente igual con quien esté de Presidente"

Desde hace 20 años que se dedica a vender seguros de salud y aunque trabaja en Santiago, vive en Algarrobo. Recuerda que votó en 1989 por Patricio Aylwin, aunque no muy convencida porque le gustaba más Gabriel Valdés. Después de eso, nunca más.

"No tengo por qué darle mi voto a nadie, porque tengo que trabajar exactamente igual con quien esté de Presidente", dice ella y profundiza: "Estoy ad portas de cumplir 70 años y tengo que seguir trabajando. En países como Suecia o Dinamarca cuando le diste 40 años de trabajo a tu país el Estado se preocupa y entiende que mereces pasar tus últimos años tranquila, no empobrecida".

Sigue Eliana: "Yo me siento super privilegiada, porque trabajo y gano un buen sueldo, pero conozco mucha gente de mi edad que tiene pensiones de 200 o 250 mil pesos y que gastan 60 mil pesos en remedios. Y 250 mil pesos para el Gobierno es una excelente pensión. ¡Es un abuso!".

Dice que no le gusta esta democracia "entre comillas" que no se preocupa de la gente ni de levantar a la sociedad a punta de valores y principios. "Los chilenos, y me incluyo, somos muy ignorantes y en política nos arrastramos por la pasión y no por la razón ni el conocimiento. Te voy a contar un caso. Tengo una tía de 94 años que vivía en un cuarto piso de la Villa O'Higgins con una artrosis que no la dejaba caminar. Una vez la fui a ver y me dijo que iba a votar por un senador equis porque los había ido a visitar y prometido ascensores en todas las torres. ¿Te das cuenta del engaño a estas personas necesitadas? Por eso no voto, porque son todos unos sinvergüenzas con distinta corbata y distinto terno".

¿Qué tendría que pasar para que usted votara?

Me gusta el orden. Me encantó Pinochet, porque creo que somos un país porfiado, ignorante y que necesita directrices firmes. A mí me gusta vivir tranquilita y segura, y hoy la vida no es así. Necesito alguien que dé orden y que sea creíble.

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José Miguel Iturralde (22), estudiante universitario

"Primero están mis estudios"

"No fui a votar porque tenía que estudiar", dice el alumno de ingeniería civil de la Universidad de Los Andes, quien el día después de las elecciones tenía un examen de probabilidad y estadística difícil y en el que necesitaba un 3,1 para aprobar el ramo. Iturralde está inscrito en Curicó, por lo que ir a sufragar le significaba trasladarse y perder varias horas. "Muchos compañeros de la sección que son de provincia estábamos inmersos en el estudio por la prueba. Yo al menos vivo cerca, pero hay otros que son de Puerto Varas y no podían ir", dice y se queja porque, según él, la universidad no consideró la situación de las personas de regiones. "Deberían exigirles que sus pruebas, exámenes y trabajos no coincidan con las fechas importantes, como las elecciones. Después andan diciendo que los jóvenes no vamos a votar porque somos flojos. Yo sí quería, pero primero están mis estudios", enfatiza.

09 de Agosto de 2013/SANTIAGO Entrevista para La Tercera del escritor nacional German Marin, realizada en Providencia FOTO: MARIO DAVILA/AGENCIAUNO

Germán Marín, escritor

"Indisciplina cívica"

El escritor Germán Marín, de 83 años, no fue a votar en la primera vuelta presidencial por "indisciplina cívica y problemas de salud", dice él.

Marín, quien este año publicó la novela Tal vez sí, tal vez no, explica que tampoco participó en las elecciones municipales de octubre del año pasado, por "desgano". "Vivo en Providencia y en esa municipal hubo muy poca información sobre los candidatos y no reconocí a ninguno, ni por partido ni por nada", dice sobre esas elecciones en las que en su comuna salió electa Evelyn Matthei.

Precisamente la contienda presidencial entre Matthei y Michelle Bachelet en diciembre de 2013 fue la última vez que Marín fue a las urnas. Esa vez le dio su voto a la actual presidenta.

Germán, ¿votará en la segunda vuelta?

Mmm… eso es para otra consulta.

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Gerardo Marchant (36), carpintero en una construcción

"No me dan ganas"

Gerardo trabaja en la obra en un edificio que se está levantando en Las Condes. No terminó la educación básica y a los 10 años empezó a ganarse sus primeros pesos llevando en un carrito las compras de las caseras de la feria. A veces acompañaba a sus tíos a la construcción y así aprendió de carpintería, electricidad, soldadura y gasfitería. "Puedo levantar yo solo una casa", asegura.

A Gerardo le gusta lo que hace. Es amante del campo y de los caballos. Lo que no le interesa es la política. "Si sale algo de eso en la tele cambio de canal", dice. "Nunca he votado. No me dan ganas. La política es para que ganen plata ellos, los políticos, y la gente pobre, nada".

Gerardo tiene un grupo de colegas con quienes asiste a ponerle alcantarillado o electricidad a gente que vive en tomas. "Ellos no reciben ayuda de políticos. Van para la campaña y después no", cuenta y asegura que la mayoría de sus compañeros no participa.

¿Qué te haría votar?

Nada, no les creo.

Cuenta que conoce a un político desde chico por el barrio donde se crió. "Después salió alcalde, se puso levantado de raja y nunca más lo vimos. No pescó más a la gente de ahí".

Gerardo tiene pareja hace un año y medio y un hijo de 17 que está bajo su cuidado.

¿Qué piensas de la gratuidad en la educación superior?

Estoy de acuerdo.

¿Te gustaría que él estudie?

Sí, para que llegue más lejos que yo.

¿Y tú has pensado en estudiar?

Me hubiera gustado tener un título… Ser ingeniero civil, estar a cargo de una obra. Es que yo sé tratar a la gente. Una vez trabajé en un mall y tuve a cargo a 150 personas. Me gusta enseñarles a las personas, no retarlos, pedir las cosas por favor. Igual da rabia no tener estudios. Pero si Dios quiere, más adelante, voy a estudiar en la nocturna ingeniería civil. Me gusta mucho la construcción.

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