Atacama: más de 47 mil estudiantes están sin clases tras aluviones

La cifra corresponde a la totalidad de los alumnos en las cinco comunas afectadas. Familias han buscado colegios incluso fuera de la región, por miedo a que sus hijos pierdan el año.




Un total de 47.041 alumnos, correspondientes a cinco de las nueve comunas de la Región de Atacama, están sin clases debido a la emergencia que se generó tras el aluvión que azotó a la zona el pasado 25 de marzo.

La mayoría de los estudiantes son de establecimientos municipales de Copiapó, seguidos por particulares subvencionados. Estos recintos no están aptos para hacer clases porque fueron afectados por el alud de barro, sirven de albergue para los damnificados u operan como centros de acopio.

Esto ocurre, según un balance que hizo la Secretaría Regional Ministerial de Educación de Atacama, en las cinco comunas afectadas por la tragedia. Son 110 establecimientos, entre los que reciben el aporte del Estado y también tres colegios privados en Copiapó, que sufrieron daños y anegamientos por el barro.

En detalle, la capital regional registra 59 establecimientos sin clases. Lo mismo ocurre con otros 17 en Alto del Carmen, 12 en Diego de Almagro,  el mismo número en Tierra Amarilla y 10 colegios en Chañaral.

Sobre establecimientos con daños, la Seremi contabilizó 17 afectados y 25 que se están usando como albergues. El resto está imposibilitado para funcionar debido a la situación sanitaria que afecta la zona y que impide, en algunos casos, habilitar los baños.

La situación más complicada es la que viven los alumnos que cursan los fines de ciclo, como los octavos básicos y cuartos medios. Estos últimos -que en Atacama totalizan 2.160 estudiantes-deberán rendir el 30 de noviembre y 1 de diciembre próximo la Prueba de Selección Universitaria (PSU).

La seremi de Educación, Pilar Soto, explicó que "los distintos sectores de Gobierno estamos trabajando coordinadamente para reconstruir el sistema educativo de Atacama. Como primera medida estamos teniendo diálogos directos con los sostenedores para darles a conocer los requisitos que deberán cumplir los establecimientos educacionales para retomar este año escolar".

Soto agregó que "lo más importante es velar por la seguridad de nuestros niños, niñas y jóvenes, y de toda la comunidad escolar en general, de manera de que su regreso a las aulas sea en las mejores condiciones posibles".

Desde el Ministerio de Educación, en tanto,  dijeron que aún no se manejan plazos para retomar la normalidad, "ya que el retorno a clases será efectivo cuando la alerta sanitaria y los daños sanitarios se solucionen".

Traslado de estudiantes

En Paipote, uno de los sectores más afectados de Copiapó, la situación es radical: escuelas y colegios inutilizables o que sirven de albergue, independiente de si son municipales, particulares subvencionados o privados.

El colegio Estación de Paipote es subvencionado, está bajo el barro y las tres salas del segundo piso sirven de albergue. Su directora subrogante, Laura Carrizo, dice que "no hay certeza de cuándo podremos volver a clases. Ahora, tanto profesores como el sostenedor, estamos enfocados en despejarlo, limpiar y luego ver el plan de trabajo que realizaremos para retomar el año escolar. Hay que adecuar la malla curricular".

Este colegio tiene una matrícula de 411 alumnos, distribuida entre pre kínder y octavo básico. "Hay unos 35 alumnos que se fueron y ya están matriculados fuera de Copiapó. Se han ido a La Ligua, Vallenar, La Serena. Hay una alumna que se fue a Calama, y otros que van de oyentes", explica Carrizo.

La Escuela Hernán Márquez Huerta es uno de los más grandes albergues de Paipote. Allí hay 133 personas y una de ellas es Carla Araya, que tiene a sus dos hijas cursando tercero y octavo básico. Ella está albergada en el mismo establecimiento y su mayor preocupación es enviar a sus niñas a clases. "Lo único que quiero es irme a Mulchén. Tengo familia ahí y voy a empezar a hacer los trámites para el traslado. La idea es estar un tiempo ahí y luego volver cuando se normalice el tema acá. En mi casa no puedo estar porque hay aguas servidas estancadas y no sabemos cuándo volverán a clases los niños. Acá (en el albergue) igual les hacen reforzamiento, pero no es lo mismo", relata Araya.

Otro caso es el del colegio particular San Lorenzo, perteneciente a la minera Candelaria. Aún no vuelve a clases debido a que las maquinarias, facilitadas por sus dueños, aún trabajan para sacar el barro. El problema será habilitar el sistema de alcantarillado y luego despejar calles aledañas para el tránsito de los alumnos y apoderados.

El único colegio particular abierto y recibiendo alumnos, es el Colegio y jardín infantil Manantial, que tiene una matrícula de 130 alumnos entre medio menor y cuarto medio. Según explica la educadora del kínder, Jenny Ortiz, "limpiamos el colegio y desde el lunes estamos abiertos. Conseguimos el certificado sanitario. Les avisamos a los papás para que si podían enviar a los niños lo hicieran, pero depende de los apoderados, porque igual las calles están complicadas. Hasta ahora no han llegado alumnos y esperamos que vuelvan los días siguientes, pero le enviamos trabajos a los apoderados para que avancen en sus casas".

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