Aviones de la Nasa estudiarán desde el aire el derretimiento antártico




La capa oeste de hielo antártico se derrite a la misma velocidad que en el Artico, 2 ó 3 milímetros anuales, lo que aún no es catastrófico, pero debe ser observado periódicamente, dijo Seelye Martin, el científico jefe del proyecto "Ice Bridge", Puente de Hielo, de la Nasa.

Los primeros estudios comenzaron el viernes a bordo de un avión DC-8 de la Nasa, provisto de radares y altímetros láser, que sirven para medir la uniformidad y el nivel de derretimiento que está experimentando la Antártica por causa del cambio climático.

Martín dijo que "el objetivo del vuelo de ayer es "estudiar la pérdida de hielo en la región antártica de (la plataforma) de Getz, un área que ha estado perdiendo hielo últimamente, y tenemos instrumentos que nos pueden decir qué tan grueso es el hielo. Nos da un perfil de la capa más inferior y la superior. Y con eso podemos ver la cantidad de hielo que se pierde en la región".

El del sábado fue el primero de una serie de 17 vuelos programados por la Nasa desde Punta Arenas hacia distintas áreas de la Antártica. En el avión iban 31 personas, entre científicos y la tripulación.

"La capa oeste de la Antártica está perdiendo masa, pero no a una tasa catastrófica. Hay que observarla y obtener información. Se está derritiendo a la misma velocidad que el norte, dos o tres milímetros al año, no es devastador, pero si hay que observarlo", dijo Martín, glaciólogo de la Universidad de Washington y de la Nasa.

El vuelo del viernes se prolongó por 12 horas, y se extendió por 8.000 kilómetros, 4.000 de ida y 4.000 de regreso y, afortunadamente para los científicos, se realizó bajo excelentes condiciones climáticas.

Pero el sábado, el clima le jugó una mala pasada al equipo científico, que debió suspender el sobrevuelo sobre la Antártica.

La Nasa programó los vuelos, que se extenderán hasta fines de noviembre, por causa del desperfecto de un satélite que dejó de entregar información, y porque la construcción de uno de reemplazo tardará unos seis años.

Christopher Allan, Dr. Ing. Electronics Kansas University, dijo que "estamos orgullosos de nuestro sistema, particularmente el sistema de baja frecuencia, que es el sensor que puede ver a través del hielo y tener un perfil de estimación del suelo, en la topografía del suelo".

Agregó que los radares sirven para ver los hielos en el agua y en la tierra.

Uno de los tres radares con que está equipado el DC-8 de la Nasa se emplea en medir la profundidad del hielo y penetra hasta 3 kilómetros bajo la superficie, otro se usa para explorar la superficie y las capas intermedias y el último para observar la roca que sostiene la masa de hielo.

Los primeros resultados del derretimiento de los hielos en la Antártica por efecto del cambio climático se tendrán en unos siete meses, aunque los informes preliminares tardarán 2 ó 3 días.

El capitán de la nave, William Brockett, cuya experiencia en la Nasa se extiende por 20 años, dijo que los vuelos programados por la NASA son particulares porque deben volar a diferentes altitudes.

"Los científicos nos piden viajar a diferentes altitudes para medir la química en el aire, y ellos nos piden viajar a bajar en diferentes aéreas para medir lo que ocurre en el suelo".

Brockett es el encargado de transportar el transbordador espacial de la Nasa desde California a Florida.

Peter Wadhams, profesor de la universidad británica de Cambridge, dijo el miércoles último que "el casquete polar (ártico) desaparecerá completamente dentro de 20 a 30 años, pero disminuirá enormemente mucho antes", durante una rueda de prensa en Londres.

"Dentro de unos diez años, el océano Artico será considerado como un mar abierto" a la navegación durante el verano.

Wadhams entregó las conclusiones producto de los análisis de miles de datos recogidos durante una misión polar que se extendió por 73 días.

En conferencia de prensa dada en Londres, el científico presentó las conclusiones de los análisis efectuados a partir de los miles de datos recogidos durante una misión polar de 73 días, a cargo del científico Pen Hadow.

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