Bob Dylan: "La noticia del Premio Nobel me dejó sin habla"

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Tras semanas de silencio, el músico de 75 años se comunicó con la Academia Sueca. "¿Si acepto el premio? Por supuesto", dijo. En entrevista con The Telegraph señaló que iría a recibirlo... "Si puedo".




Lo hizo a su modo, como siempre. Durante dos semanas mantuvo en vilo a la Academia Sueca, que se cansó de llamarlo para darle la noticia. Es el primer músico en la historia en recibir el Premio Nobel de Literatura y Bob Dylan (75), en lugar de mostrar alegría o gratitud, no acusaba recibo. Por esos días se presentó en Las Vegas y en el Festival Desert Trip, pero el cantautor -elusivo y distante como una estrella- no dijo una palabra. Ayer, sin embargo, Dylan rompió el silencio, y a su manera disipó las dudas si acaso estará en Estocolmo el 10 de diciembre para recibir el premio: "Absolutamente", dijo. "Si puedo".

Después de 23 años, desde el Nobel recibido por Toni Morrison, Dylan volvió a poner a la cultura norteamericana en el podio de la Academia Sueca. El cantante se une así a la gran tradición literaria de su país, que cuenta entre sus Nobel a gigantes como William Faulkner, Ernest Hemingway y Saul Bellow. Por estos días, el músico despliega una gira por su país, y en ese contexto conversó con la periodista Edna Gunderson, del diario británico The Telegraph, que lo anunció ayer como exclusiva mundial.

Más conversación que entrevista, en ella el músico nacido en Minnesota en 1941 se muestra alegre, sorprendido y honrado por el reconocimiento. "Es difícil de creer", comenta. Aún cuando su nombre sonaba hace años entre la lista de candidatos, al parecer el autor de Like a Rolling Stone no se lo tomaba demasiado en serio. Es "increíble, increíble. ¿Quién no sueña con algo así?", expresa.

Tras la publicación del Telegraph, el Comité Nobel entregó un comunicado en el que informa que el propio músico llamó a Estocolmo esta semana. "La noticia del Premio Nobel me dejó sin habla", le dijo a la secretaria de la Academia, Sara Danius. "¿Si acepto el premio? Por supuesto", respondió. "Agradezco mucho el honor", añadió Dylan.

En los últimos días, el silencio del músico no estaba cayendo muy bien en los círculos literarios de Suecia. Para algunos era una falta de cortesía, un gesto "arrogante y de mala educación", según comentó uno de los académicos del Comité Nobel.

En Estados Unidos, en cambio, algunos le encontraban sentido: "Durante casi un cuarto de siglo, desde que Toni Morrison ganó el Nobel en 1993, el comité actuó como si no existiera la literatura americana, y ahora un estadounidense está actuando como si el comité del Nobel no existiera", escribió el poeta y crítico Adam Kirsch este martes en The New York Times. "Dylan todavía puede aceptar el premio, pero hasta el momento, su negativa a aceptar la autoridad de la Academia Sueca ha sido una demostración maravillosa de lo que parece la verdadera libertad artística y filosófica".

En su conversación con la periodista de The Telegraph, el artista se muestra extrañado por tanta controversia. Sugiere que los medios -siempre ha sido receloso de los medios de comunicación- exageraron la nota. Bien, ¿pero podría haber atendido las llamadas?, quiere saber la periodista. "Bueno, estoy aquí", responde, en tono de broma, como si efectivamente fuera tan fácil acceder a él.

Icono de la cultura americana, la obra de Dylan traspasó las fronteras de la música y en la misma medida que esta irradiaba una influencia ineludible en el arte y la sociedad, él, su figura de autor, se hacía más esquiva y distante. Así es como la misma Academia Sueca lo acaba de comprobar.

Más allá de este silencio, en su minuto su premiación no recibió una aprobación unánime. Sin ir más lejos, Mario Vargas Llosa no estuvo de acuerdo con el juicio del Comité Nobel. La secretaria de la Academia justificó el Premio a Dylan por haber "creado nuevos modos de expresión poética dentro de la gran tradición de la música estadounidense". Y vinculó su obra con la gran poesía universal: comparó sus versos con los de Homero.

¿Estará de acuerdo Dylan? "Supongo que sí, de alguna manera. Algunas (de mis propias canciones) -Blind Willie, The Ballad of Hollis Brown, Joey, A Hard Rain, Hurricane, y algunas otras- son de valor homérico", dice.

Pero prefiere no ejercer de crítico de su obra, así como nunca ha querido explicar las letras de sus canciones. "Voy a dejar que otras personas decidan lo que son", dice.

"Los académicos, deberían saber. Realmente no estoy calificado. No tengo ninguna opinión".

Junto con la composición y la escritura, Dylan se dedica a la pintura desde la década de los 60. Su primera exposición individual fue en 2007 en Alemania, y la próxima semana inaugura su cuarta muestra, The Beaten Path (Fuera de lo común), en la Halcyon Gallery de Londres, donde exhibirá acuarelas y acrílicos.

Sobre la relación entre ambas disciplinas, el músico explica: "Hay una cierta intensidad al escribir una canción y hay que tener en cuenta qué está escribiendo, por qué y para quién", dice. "Las pinturas, y en mayor medida las películas, pueden ser creadas con fines propagandísticos, mientras que las canciones no pueden serlo".

¿Qué le queda aún por hacer? "Hay muchas cosas que me gustaría hacer", dice. "Me gustaría conducir un coche de carreras en la pista de Indianápolis. Me gustaría patear un gol de campo en un partido de fútbol de la NFL. Me gustaría ser capaz de golpear una pelota de béisbol a cien millas por hora. Pero usted tiene que saber su lugar. Puede haber algunas cosas que están más allá de sus talentos".

"Todo lo que vale la pena hacer toma tiempo. Tienes que escribir un centenar de canciones malas antes de escribir una buena. Y hay que sacrificar muchas cosas para estar preparado. Nos guste o no, tu estás solo y tienes que seguir tu propia estrella".

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