Chile da inicio a maratón de 14 presidenciales en los próximos dos años en América Latina

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Ciclo electoral se producirá en un período marcado por una caída en el apoyo a la democracia y un bajo crecimiento económico. Es probable que a partir de abril de 2018 no haya ninguna presidenta mujer en la región.




Algunos expertos electorales ya hablan de un verdadero maratón. Y uno al que Chile dará inicio. Ello, porque los comicios presidenciales del próximo domingo en nuestro país marcan la partida de un súper ciclo electoral en América Latina: en los próximos 26 meses, 14 países de la región, en un período marcado por la caída en el apoyo a la democracia y por el bajo crecimiento económico, acudirán a las urnas para elegir a sus presidentes.

Una semana después de las elecciones en Chile será el turno de Honduras. Un ciclo que en 2018 sumará otras seis elecciones presidenciales: Costa Rica, Paraguay, Colombia, México, Brasil y, eventualmente, Venezuela, a fin de año. Y la carrera se extenderá a 2019 con los comicios programados en Bolivia, Argentina, Uruguay, El Salvador, Panamá y Guatemala (ver cronología).

Si bien es imposible predecir cuál será el retrato final de la región al final de todas esas disputas, una cosa es cierta desde ya: es improbable que alguna mujer llegue a la presidencia. Tras la salida obligada de la brasileña Dilma Rousseff luego del impeachment en agosto de 2016 y el término del mandato de Michelle Bachelet en Chile en marzo próximo, "existe la posibilidad de que, por primera vez en muchos años, no haya ninguna presidenta mujer en América Latina a partir de abril de 2018", comenta a La Tercera Daniel Zovatto, director regional para América Latina y el Caribe del Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA Internacional).

Lo que sí es claro es que este ciclo electoral se producirá en un contexto económico de bajo crecimiento. En su último informe de octubre, el FMI dice que los pronósticos de crecimiento para América Latina y el Caribe han sido revisados al alza, a 1,2% en 2017 y 1,9% en 2018. Pese a la recuperación que está en curso, el organismo advierte que las perspectivas de un crecimiento vigoroso a largo plazo "hoy parecen menos probables".

A juicio de Zovatto se trata de una "mala noticia", ya que estas bajas tasas de crecimiento "ponen en riesgo" las importantes conquistas sociales logradas durante la pasada década en materia de empleo, disminución de los niveles de desigualdad y reducción de la pobreza.

Esta serie de elecciones presidenciales ocurre, además, en un momento en que, según el Proyecto de Opinión Pública de América Latina (Lapop), el apoyo a la democracia en la región registra una abrupta caída, al pasar de 66,4% en 2014 a 57,8% en 2016-17, un descenso de casi nueve puntos porcentuales.

"Asimismo (...) el ciudadano promedio es más proclive a apoyar acciones extralegales (por ejemplo, un golpe de Estado) para remover a los líderes electos de sus cargos. Estos vaivenes en el apoyo a los cimientos más básicos de la democracia moderna se encuentran junto a bajos niveles de confianza en las elecciones, y de una menguante credibilidad en los partidos políticos", apunta el último Barómetro de las Américas de Lapop.

Populismo y clase media

Aunque hoy se encuentra presente en varias partes del mundo, no está claro aún la fuerza que el populismo tendrá en estas elecciones latinoamericanas, explica Zovatto. Un fenómeno que también preocupa a Javier Corrales, cientista político del Amherst College, en Massachusetts. "Estamos viviendo una ola de nacionalismo económico a nivel mundial, sobre todo en EE.UU. y Europa, y de extremismo político dentro y fuera de las democracias mundiales. Curioso que por ahora, Latinoamérica ha ido contracorriente. Estas tendencias globales pudieran revivir el extremismo de izquierda y de derecha en América Latina", explica Corrales a La Tercera.

Uno de los representantes de ese extremismo de derecha lo representa el diputado ultraconservador Jair Bolsonaro, quien en las encuestas aparece en segundo lugar -tras Lula-, de cara a las presidenciales de 2018 en Brasil. "Con Bolsonaro estamos viendo una suerte de 'trumpismo' brasileño: mano dura contra los indeseables, alianzas siniestras con evangélicos, proteccionismo económico. Lo bueno de Brasil es que a pesar de todos los embates que está sufriendo, el marco institucional que regula los frenos y contrapesos no se ha debilitado", afirma Corrales.

Zovatto también destaca el rol que las clases medias jugarán en este ciclo electoral. "Lo que sí pareciera estar claro es que las clases medias (más pragmáticas que ideologizadas y ubicadas mayoritariamente en el centro político) jugarán un papel clave en todas estas elecciones", afirma. "La falta de correspondencia entre una clase media y los bajos niveles de crecimiento económico que aquejan a la región, incidirá en la gran mayoría de las campañas electorales", vaticina.

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