Cientos de chinos con garrotes marchan en Urumqi tras disturbios

El gobierno impuso hoy el toque de queda en Xinjiang tras las violentas protestas que dejaron 156 muertos.




Grupos de uigures musulmanes y personas de la etnia han, que constituye la inmensa mayoría de la población china, recorrieron las calles golpeando a transeúntes, haciendo que el gobierno impusiera hoy el toque de queda en Xinjiang tras los disturbios que dejaron por lo menos 156 muertos.

Miembros de la etnia uigur atacaron gente cerca de la estación ferroviaria mientras mujeres con la cabeza envuelta en pañuelos protestaban por el arresto de sus esposos y hermanos en otra parte de la ciudad.

Durante buena parte de la tarde, una turba de jóvenes de la etnia han armados con garrotes y coreando "defendamos al país" trataron de llegar a un barrio uigur, pero la policía los dispersó con gases lacrimógenos.

Las suspicacias entre etnias dieron lugar al pánico y la furia. En algunos barrios, varios residentes han -la etnia más grande de China, pero minoritaria en la región- se armaron con leños y palas para defenderse. La gente compraba agua envasada por miedo, como dijo un vecino, de que "los uigur envenenen el agua".

Los actos de violencia continuaban a pesar de las redadas realizadas por contingentes policiales y paramilitares, que según los medios estatales permitieron arrestar a más de 1.400 participantes en los disturbios del domingo, los más violentos en varias décadas.

En un intento de controlar las comunicaciones, el gobierno impuso demoras en los servicios de telefonía móvil e internet, bloqueó la red Twitter -cuyos servidores se encuentran fuera de China-, censuró las redes sociales y noticiosas y acusó a uigures en el exilio de fomentar los disturbios.

La prensa estatal abundó en escenas televisadas y fotos de los disturbios, principalmente con víctimas han, las cuales atizaron la furia.

La violencia es un factor de consternación para el gobierno chino, que pretende festejar el 60 aniversario del régimen comunista en octubre con una "sociedad armoniosa".

Años de rápido desarrollo no han podido cerrar las brechas étnicas en Xinjiang, donde los uigur resienten la creciente migración de la etnia han.

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