Clase social determina elección de universidad y carrera

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Investigación de la U. de Chile señala que eso profundiza las desigualdades educativas y sociales del país.




La educación se ha planteado como una de las principales herramientas para disminuir la desigualdad social.

Pero la educación en Chile tiene rasgos que, más que disminuir esas diferencias, las profundizan. Lo que se aprecia especialmente en la elección de universidad y carreras. Es ahí cuando los estudiantes de clase alta se inclinan por instituciones líderes del Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch) y postulan a carreras clásicas y que tengan el puntaje PSU más alto posible. En cambio, los estudiantes de segmentos medios y bajos optan por carreras que conocen, y apuntan a los planteles líderes, pero también adyacentes al Cruch.

Esas diferencias fueron detectadas por el estudio Elección de carrera y universidad en Chile: sentido y utilidad de la acreditación, del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile (Ciae) para la Comisión Nacional de Acreditación (CNA), que analizó cuáles son los factores determinantes a la hora de elegir una carrera y cuánto pesa la acreditación, según la clase social del estudiante.

Víctor Orellana, responsable del estudio, sociólogo e investigador Ciae, indica que si bien la elección de carrera y universidad está determinada por el nivel socioeconómico y el género, hay particularidades en el caso chileno: "Es una decisión constituyente de lo que ellos son en la sociedad".

Universidades de elite

El estudio simplificó la diversidad de clases del país, y tomó como perteneciente a la clase alta a jóvenes cuyos padres son altos empresarios, directivos de empresas o profesionales de prestigio. El resto de los casos, que fueron catalogados como segmento medio y bajo, tienen padres profesionales, técnicos y trabajadores sin estudios terciarios. En base a esta diferencia, el estudio identificó tres tipos de electores.

Cristián Bellei, investigador del Ciae, destaca que también es importante si la universidad es tradicional o no. "Aún en los sectores altos hay una lógica de elección donde las universidades del Cruch son más elegibles que el resto". Pero otro grupo, explica, cuestiona eso y han consolidado como alternativa las llamadas "universidades de elite" que muestran otra lógica de segregación.

Distinta es lo que ocurre en el sector medio, donde hay menos familiaridad con el ámbito educacional. "Aparte del conocimiento genérico de las universidades de Chile y Católica, ellos las ven como algo distante", dice Bellei.

En cambio, los sectores medios y bajos, se han abierto al mundo de universidades masivas, menos selectivas e institutos profesionales con más prestigio. El estudio también detectó que el peso social es muy alto al hacer la elección. "Todos están presos de sus papeles. Si eres de clase alta y quieres ser mecánico es castigado", indica Orellana.

El sistema está segregado en capas sociales que no dialogan, "universidades tradicionales y cota mil, masivas y docentes, universidades de baja calidad, cada uno de esos mundos es otro universo y no se conocen". Al elegir, los estudiantes no sólo escogen una carrera y universidad, dice Orellana, sino su yo y su mundo. "El sistema tradicional o cota mil forma directivos y se asocia a ciertos valores. El subsidio estatal profundiza esas diferencias. Lo que falta es una educación pública donde los sujetos puedan encontrarse. Aumentamos la educación, pero también la segregación y hay más dificultades para comunicarnos".

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