Columna de Andrea Vial: Si yo fuera DC...

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Aun cuando la derrota de la Democracia Cristiana fuera humillante, Carolina Goic ha ganado en todos los flancos.




Si yo fuera DC le estaría eternamente agradecida a Carolina Goic. Primero, porque ha sido valiente, digna y coherente. Es muy distinto perder en un campo de batalla utilizando artillería dura y a ratos barata, y otra hacerlo omitiendo la agresividad y la arrogancia.

Nadie podrá cobrarle con buenos argumentos la eventual derrota eleccionaria. Porque no tenían otro candidato competitivo –tampoco los convencía tanto Alejandro Guillier– y porque ella vino a reformar un partido ali- caído, en franco derrumbe, y aunque sin opciones de éxito inmediato se atrevió a sugerir una épica diferente.

Aun cuando la derrota de la Democracia Cristiana fuera humillante, Goic ha ganado en todos los flancos. Esa figura espigada, de negro riguroso, sólida y bien plantada, pidiendo perdón frente al ataúd del ex Presidente Aylwin, llamó la atención de quienes nunca repararon en ella en el Congreso. En ese minuto, muchos se dieron vuelta para decir "aquí hay algo", y Goic tuvo claro que era su oportunidad.

Lo primero que hizo fue intentar dibujar una identidad nueva para su partido. Su discurso sobre la nueva forma de hacer política, la ética y la fidelidad a las convicciones tuvo eco en sus militantes, que es donde descansa el apoyo a Goic. Y ese es un tremendo favor que le va a hacer al Partido Demócrata Cristiano. A lo que quedará de él, porque es bien probable que salga bien trasquilado de esta elección y eso lo obligue a comer un poco de tierra si pretende resurgir como la fuerza de centro que un día brilló con el sol.

Goic habla con poca gente de lo que hará en su futuro. De hecho, nadie lo sabe. Probablemente, ella tampoco lo tiene tan claro. Mucho depende de cuántos parlamentarios DC terminen en el Congreso. Lo seguro es que seguirá en el Senado por otros cuatro años y también como presidenta de la DC hasta el 2019. Pero lo interesante es qué puede hacer en el mediano plazo. Podría profundizar sus intenciones de subrayar el camino que ha propuesto: valores diferenciados de la derecha y de la izquierda, propuestas distintas del liberalismo a ultranza y de la lógica estatista sesentera. En la práctica, y según su definición, "representar un mundo que no quiere polarización, donde no ganan unos a costa de otros". Eso significa que podría intentar liderar una coalición que sume a los simpatizantes de Ciudadanos, algunos Evópoli y, por supuesto, a ciertos huérfanos de Ricardo Lagos.

Goic es joven, tiene tiempo y tribuna. Para algunos puede parecer demasiado conciliadora y correcta, pero no hay que olvidar su temple magallánico. Mucho de esa tierra está grabado en su carácter. Le recomendaría hacer más uso de ese rasgo, porque cuando aflora se acerca mejor al liderazgo que se requiere para dirigir una nación.

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