¿Cómo retener a los innovadores?

Falta inversión e infraestructura, pero sobre todo confianza del sistema privado para creer en las ideas innovadoras.




Eduardo Castro, profesor investigador del Centro de Bioinformática y Biología Integrativa (CBIB), de la U. Andrés Bello, estaba haciendo su doctorado en la U. George Washington (EEUU), cuando surgió la posibilidad de trabajar en un algoritmo en bioinformática. Junto a su grupo lograron implementar una empresa que puede realizar  un perfil de microorganismos a través de una muestra, detectando con precisión el patógeno causante de una enfermedad, por ejemplo.

Por su innovación, este año fue seleccionado como uno de los 7 Innovadores menores de 35 de Chile, por la revista MIT Technology Review en español. Es chileno, pero Aperiomics, la empresa que cofundó, funciona en EE.UU, y ha logrado levantar más de un millón de dólares en financiación pública en los últimos años.

Lograr algo así en Chile seguramente habría tardado mucho más. "En términos relativos hemos aumentado mucho las capacidades, ahora hay una oferta de proyectos mucho más grande", dice Castro. Pero todavía falta apoyo y más capital humano. "Hay que seguir trabajando en conseguir más financiamiento, infraestructura y confianza en los innovadores, sobre todo en la empresa privada, que tiene una visión más cortoplacista, que es lo opuesto a la biotecnología", dice.

¿Es mejor quedarse afuera para surgir? Conrad von Igel,  director del Centro de Innovación UC Anacleto Angelini, dice que hoy existen las condiciones para retener a los innovadores en Chile, "aunque no son perfectas". "Entre las fortalezas hay que destacar que estamos inmersos en un ecosistema que pasa por un momento positivo y comienza a adquirir una masa crítica. Que contamos con un sistema público que apoya la innovación y el emprendimiento con diversos y generosos soportes. Así como también un sector privado que está empezando a entender que se debe invertir en investigación, desarrollo, innovación y emprendimiento y que, de lo contrario, no podrán mantener su liderazgo o subsistir en la economía global", señala.

Pero también hay debilidades, agrega. "El mercado chileno es pequeño y aún tenemos bajos niveles de diversidad y algunos elementos que tienden a la intolerancia. A eso debemos sumarle que nuestro sistema de educación superior no está orientado a formar innovadores, emprendedores y creativos", indica Von Igel, cuyo centro lidera la iniciativa Brain Chile, que apoya proyectos de base científico tecnológica para el mercado, junto a la Escuela de Ingeniería y la Dirección de Transferencia y Desarrollo de la U. Católica y el Banco Santander.

Para Rocío Fonseca, directora ejecutiva de StartUp Chile,  a veces la alternativa no es tanto retenerlos, sino atraer a los correctos. "Quizás el mercado chileno es chico, pero puede ser que el backoffice este acá y las ventas en el extranjero", explica.

Fonseca explica que StartUp Chile se ha convertido en la aceleradora número 1 en Latinoamérica, lo que les permite atraer talentos de alta calidad, extranjeros y chilenos, éstos últimos ya son el 30% de los seleccionados. "No ha habido cuoteo, eso significa que están igual que los del mundo", dice.

Von Igel indica que para mejorar las condiciones y lograr retener innovadores en el país, se debe acelerar la transformación cultural de la sociedad y las organizaciones, especialmente del sector privado. "Promover y defender la diversidad, la creatividad, la tolerancia a la incertidumbre y al fracaso, de manera de generar una mentalidad pro innovación y emprendimiento, que permita reconocer estas actitudes y capacidades como altamente positivas", dice.

También seguir fomentando una mirada más global y lograr la interconexión con polos de i+e internacionales para insertarse como un actor del ecosistema global de innovación.

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