Cuán seguros estamos en los aviones

Dicen que volar es más seguro que conducir un auto, pero eso no es tan fácil de creer. Para que tengas felices viajes, constatamos cómo el equipo de personas del que depende tu vida se asegura de que llegues sano y salvo a tu destino.




Probablemente has escuchado que volar es más seguro que ir en auto. Es un hecho que hay más accidentes automovilísticos que aéreos. Pero cabe la duda, sobre todo cuando recordamos que un avión desafía la gravedad y luego pasa horas en el aire a 9.000 metros de altura, mientras que el auto se queda con sus cuatro ruedas pegadas al asfalto.

Los aviones de hoy en día son unas de las máquinas más seguras jamás creadas y están diseñados para seguir funcionando incluso si las cosas salen mal.

Un avión como el Boeing 747 cuenta con cuatro motores, pero es capaz de aterrizar con uno solo en el caso improbable de que los otros tres fallen.

Ese es apenas uno de los ejemplos de la ingeniería aeronáutica inteligente que la BBC constató al visitar a las personas que se aseguran de que tengas un buen vuelo desde el despegue hasta el aterrizaje.

Prendamos motores

Para algunos, embarcarse en un avión es casi un acto de fe. Sin embargo, hay numerosos sistemas que nos cuidan mientras estamos en el aire.

RADAR METEOROLÓGICO

La mayoría de los aviones modernos están equipados con radares meteorológicos, que usualmente están localizados en la punta de la nave.

Pueden rastear tormentas así estén a 55.000 pies de altura.

Meterse en una tormenta con fuertes vientos puede resultar en daños severos así que los pilotos se valen de estos radares para cambiar de ruta y evitarlos.

CONTROL DE TRÁFICO AÉREO (CTA)

Es una de las claves de la seguridad aérea.

En los años 20 se hacía con banderas hasta que en los 50, con la introducción del radar para establecer la posición de las aeronaves en el espacio aéreo local, su altura y la distancia entre ellos, se empezó a tecnificar.

Uno de los grandes avances fue resultado de un desastre ocurrido en India en 1996, cuando un avión que despegaba chocó con otro que aterrizaba con consecuencias fatales.

Desde entonces, CTA dicta que las llegadas y salidas se hagan por rutas diferentes, conocidas como 'corredores aéreos'.

La seguridad también ha mejorado con la comunicación satelital que permite que los controladores y los pilotos hablen cuando lo necesiten.

INTERCAMBIO DE DATOS

Luego de que el vuelo MH17 de Malaysia Airlines fue derribado de los cielos de Ucrania en 2014, se hizo evidente que no había suficiente intercambio de información entre los Estados.

Algunos habían estado cambiando la ruta de los vuelos para evitar zonas de guerra, mientras que otros no.

Eso llevó a la creación del repositorio de zonas en conflicto de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), un sitio web con detalles de las zonas de riesgo al que todas las aerolíneas y pilotos pueden acceder para planear sus rutas.

TCAS

El sistema de alerta de tráfico aéreo para la prevención de colisiones (TACS, por sus siglas en inglés) está diseñado para precisamente eso: evitar que los aviones se choquen en medio del vuelo.

Va a bordo de casi todas las aeronaves comerciales y constantemente revisa el espacio que le rodea.

Puede detectar otro avión en el área y si está muy cerca, envía un mensaje a los pilotos para que ganen altura o la pierdan.

Por eso, ha sido una tremenda adición a la tecnología para la seguridad áerea.

Seres humanos a cargo

Ciertamente la tecnología juega un papel vital, pero también los pilotos, que son altamente calificados.

En los vuelos comerciales siempre hay dos pilotos que constantemente están prestando atención a lo que hace el otro.

Antes de despegar, revisan la aeronave externamente y ponen a prueba los sistemas de alerta internos.

Nada se hace sin un acuerdo entre los pilotos.

La seguridad de la aeronave y de los pasajeros es de suma importancia para ellos, por lo que siguen procedimientos muy específicos.

En una fase crítica, como el aterrizaje, los pilotos evalúan constantemente la seguridad.

El aterrizaje se puede abortar en cualquier momento antes de que las ruedas toquen la pista; hasta esta etapa, el piloto siempre tiene la opción de volver a elevar el avión y hacer otro intento de aterrizaje.

La importancia de los pilotos quedó espectacularmente demostrada en el aterrizaje de emergencia en el río Hudson de Nueva York, EE.UU., en 2009.

Cuando una bandada de pájaros golpeó dos motores de un avión de US Airways que salía del aeropuerto de La Guardia, el capitán Chesley Sullenberger evitó un desastre potencialmente catastrófico sobre la ciudad aterrizando con habilidad la aeronave en el río y evitando que hubiera víctimas mortales.

La responsabilidad por los errores

Los pilotos tienen entrenamientos de actualización periódicamente, a menudo a intervalos de seis meses, con simuladores.

Una de las mayores mejoras en la seguridad de vuelo en los últimos años ha sido la adopción generalizada de una cultura de seguridad abierta y honesta en la industria de la aviación.

Los pilotos reportan sus errores sin temor a represalias para que otros puedan aprender de sus experiencias. Además, permite que se pongan salvaguardas antes de que ocurra un incidente grave.

De vez en cuando ocurren accidentes aéreos, pero en realidad, son muy poco frecuentes.

Ojalá que esas estadísticas, junto con la gama de tecnología avanzada y la experiencia humana, te sirva para tranquilizarte un poco si eres un pasajero nervioso.

¿Aún te preocupan algunos grandes detalles?

Ya sabemos que estamos bien atendidos en el aire, pero ¿qué pasa con esas otras pequeñas preocupaciones que te siguen fastidiando?

La turbulencia

Los aviones están diseñados para ser lo suficientemente fuertes para resistir la turbulencia. El riesgo realmente es para los pasajeros que no se abrochan el cinturón.

Que caiga un rayo

Un rayo puede causar un ruido explosivo y la fluctuación de los instrumentos, pero no es crítico.

Que el avión se congele

La mayoría de las aeronaves cuentan con sistemas que pueden detectar hielo en el aire. Estos envían aire caliente a las zonas de riesgo para que el hielo no se pueda formar.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.