En cuatro años, 1.907 menores fueron internados por cálculos renales

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Patología está relacionada con el alto consumo de proteínas, sal y poca ingesta de agua. Enfermedad, propia del adulto, tiene síntomas difusos en los niños.




El estilo de vida moderno no solo impacta negativamente en la obesidad, diabetes e hipertensión; también incrementa los casos de cálculos renales en lactantes, niños y adolescentes.

Según datos del Ministerio de Salud (Minsal) entre los años 2012 y 2015, 750 menores de 14 años han debido ser hospitalizados por cálculos renales y si se suma a los jóvnes de hasta 19 años, la cifra sube a 1.907 hospitalizaciones por litiasis urinaria que incluye los cálculos de riñón y uréter, los de vías urinarias y el cólico renal no especificado.

¿Qué está ocurriendo? Según Renato Gana, urólogo infantil de Clínica Las Condes, hace 10 años era muy poco frecuente ver niños con cálculos renales pero hoy, "varias veces año nos toca operarlos".

Cifras exactas no existen en Chile, pero los especialistas aseguran que hay un subdiagnóstico y que los casos que requieren hospitalización, son solo un porcentaje pequeño. "Muchas veces los niños refieren solo dolor abdominal. Además, hay muchos cálculos que se eliminan en forma natural por la orina", indica. Si a esto se agrega la poca sospecha, la incidencia puede ser mucho más elevada que los casos que requieren internación en una clínica o un hospital.

Andrea Lazcano, nefróloga infantil de Clínica Alemana dice que esta patología afecta a los más pequeños, básicamente por los cambios en el patrón de alimentación. "Los casos en lactantes y niños se asocian a la vida moderna y es algo que ocurre más en los países desarrollados, donde el consumo de frutas y verduras es bajo y alto el de alimentos procesados".

Afecta a niños de todas las edades, dice Lazcano. Según Minsal, entre el año 2012 y el 2015, 29 menores de un año fueron hospitalizados por esta causa.

Causas

Gana dice que son varias las razones para este incremento, pero la primera es la dieta. "Los riñones de lactantes y niños de hasta tres años son inmaduros, por lo que el exceso de proteínas y sal los daña", advierte.

Por lo mismo, la primera línea de prevención, insiste Lazcano, es la alimentación. Los niños deben tomar agua, no jugos ni bebidas, ni té y no exagerar el consumo de productos lácteos y carnes más allá de lo recomendado para la edad.

En segundo lugar, están los prematuros. Los niños que nacen de muy pocas semanas y que antes no sobrevivían, hoy tienen esa posibilidad. Por su bajo peso y para tratar sus problemas pulmonares "ellos reciben diuréticos y esto puede aumentar el riesgo de cálculos renales durante su infancia", dice Gana.

Incluso, en estos menores, los problemas renales se pueden presentar antes del año de vida.

Otro elemento que se debe considerar es la tecnología. Hoy se cuenta con exámenes más precisos (ecografía, escáner y pielotac) que ayudan y aumentan el diagnóstico, aunque los especialistas advierten que el porcentaje de incremento es bajo y no influye mucho en el total de casos.

Por último, están los niños que tienen algún problema de malformación congénita o alteración metabólica que provoca un mayor riesgo de hacer cálculos, pero son los menos.

Síntomas

Respecto de los síntomas, la nefróloga indica que en los niños más pequeños que no pueden hablar, los síntomas son también más inespecíficos pudiendo presentar dolor abdominal, sangre en la orina, irritabilidad.

Los niños más grandes, pueden presentar molestias similares a la de los adultos y la expresan: dolor al orinar, sangre en la orina, fiebre, dolor abdominal y en la parte baja de la espalda.

Un cálculo que no se trata a tiempo puede tener consecuencias, advierte Gana. "Al igual que en los adultos, si el cálculo tapa el uréter o el riñón es urgencia" porque la orina retenida causa infección y una pionefrosis, señala el urólogo de Clínica Las Condes. Personalmente, añade, ha tenido que extirpar riñones a causa de esta infección. El cálculo más grande que ha debido tratar con cirugía fue una piedra de 4 o 5 centímetros que en un menor ocupaba todo el espacio del riñón.

En general, los cálculos mayores de 4 mm pasan con dificultad hacia la vía urinaria y por lo tanto se debe intervenir.

Lazcano indica que es importante indagar en los antecedentes familiares de los niños, porque si padres o abuelos han tenido cálculos, la probabilidad de los niños de hacer litiasis es también mayor.

Una vez que se confirma el diagnóstico, dice la nefróloga, es importante rescatar la piedra, analizar sus componentes y realizar estudios metabólicos para establecer por qué se producen y tomar las medidas adecuadas para evitarlo.

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