Diego Yarur: "Sin duda que hace falta sangre nueva en el mundo empresarial"

diego yarur BCI

El gerente de Desarrollo Corporativo e Internacional de bci es parte de la cuarta generación Yarur en Bci.




Tranquilo, pausado y seguro. Así es Diego Yarur Arrasate (40), el segundo de los nueve hijos de Luis Enrique Yarur Rey, presidente de Bci, que hoy lidera la nueva división de desarrollo corporativo e internacional de la entidad.

Siempre ligado al sistema financiero, el ingeniero comercial de la PUC y MBA de Columbia ha mantenido un bajo perfil durante los 10 años en que ha trabajado en el banco de su familia. Primero, como subgerente del proyecto Bci 2010 y después como gerente de negocios, banca finanzas y gerente de la banca comercial. Entremedio, integró los directorios de la corredora de Bolsa, las compañías de seguros y de Empresas Juan Yarur, matriz del grupo.

Su padre dijo en 2007 que "las empresas familiares no pueden convertirse en un árbol genealógico (....). La persona que trabaje en la empresa y que sea de la familia debe tener historia laboral y trayectoria para que sea respetado por sus pares". Algo que ha quedado reflejado en su propia carrera -Luis Enrique Yarur Rey llegó con 25 años a trabajar al banco, cuatro años después (1980) asumió la gerencia general y, posteriormente, en 1991 la presidencia de Bci- y en las de sus hijos Diego e Ignacio. Por ello, no parece aleatorio que Diego admire de su padre "la humildad, la capacidad de formar equipo, el ver oportunidades que a veces no son evidentes y el que más bien predica con el ejemplo".

Como parte de la cuarta generación Yarur en la empresa, Diego confiesa que no es fácil partir. "Siempre es incómodo cuando uno llega, porque uno está pensando '¿lo estaré haciendo bien?', y es difícil obtener un feedback sincero, por así decirlo. Pero, afortunadamente, he tenido jefes que sí me lo han dado, grandes profesionales que han sido forjadores de mi carrera. Y a medida que pasa el tiempo, se te olvida".

Casado, padre de cinco hijos, reconoce que lo más difícil de su carrera ha sido conciliar el trabajo y la familia: "Es algo en lo que uno siempre está al debe. El tiempo siempre es una variable limitada y eso ha sido algo súper difícil de sobrellevar, porque uno quiere rendir al máximo y dar lo mejor de sí en todo, y para eso siempre falta tiempo".

Hoy, enfatiza que está concentrado en el desafío que el gerente general de Bci, Eugenio von Chrismar, le ha impuesto: duplicar las utilidades del banco en el exterior, lo que "es muy desafiante, porque requiere estar en muchas partes al mismo tiempo, y hay mucho por hacer y más oportunidades", explica.

Sobre su proyección en el banco hace hincapié en que está enfocado "en hacer bien este trabajo, que es muy importante para Bci. Veo muchas oportunidades en la internacionalización del banco, hoy tenemos el 20% de los activos en el exterior, pero de aquí al 2020 podemos pasar a un tercio y así ir creciendo de tal forma de lograr una organización multicultural y multilatina" .

Agrega que "no es quién para decidir" si en el futuro podría llegar a la gerencia general o la presidencia. Añade que "hay un gobierno corporativo establecido. Eugenio es mi jefe, él me evaluará, esa evaluación pasa al directorio y bueno..., ya veremos qué depara... Pero hoy estoy muy contento en lo que estoy haciendo".

La primera entrevista a Diego Yarur fue hecha el martes en Miami, ciudad que fue la cuna de la plataforma financiera que soñó Bci hace 16 años, con la apertura de la sucursal Bci Miami Branch, algo que hoy es una realidad con la corredora Bci Securities y el hito del grupo: la primera compra chilena de un banco estadounidense, City National Bank of Florida (CNB) y del cual Diego es director.

En Chile hay liquidez, pero no interés por invertir. ¿Es buen momento para salir?

El crecimiento que hemos experimentado hoy en Chile, ya sea por razones internas o externas, hace que las empresas estén pensando en el exterior, y las que llevan harto tiempo afuera quieran hacerlo con más fuerza. Algo que vemos por la base que tenemos acá en Miami, porque están requiriendo información o concretando inversiones. Además, algunas empresas chilenas ya han llegado a un nivel de competitividad interna en que es muy natural salir al exterior a competir.

¿Cómo está viendo el ánimo empresarial en Chile?

La confianza empresarial sigue baja, y, al parecer, lamentablemente va a seguir así en 2017. Si se despejan las incertidumbres que generan las reformas podemos tener un ambiente totalmente distinto. Mirando hacia el próximo gobierno, espero que se pueda tener un ambiente de negocios en el cual los empresarios chilenos vuelvan a invertir con fuerza en el país, y parte importante de eso requiere generar un cambio en las expectativas, lo que necesitará claridad en el rayado de cancha.

¿Esta crisis de confianza está ligada al cuestionamiento del rol de los empresarios en la sociedad?

Sin duda. Aquí los empresarios tienen que hacer un mea culpa. Por una parte, no hemos sido capaces de comunicar los beneficios concretos que entregamos a la comunidad en base a empleo, a realización profesional y a generación de riqueza en particular para la economía. También hay que decir que muchos empresarios han cometido errores en variados temas, no me gustaría entrar a mencionarlos, todos saben quiénes son. Y se requiere, por último, una mayor conexión con la comunidad, entender cuáles son las necesidades de los distintos mercados y segmentos, para conectarse y generar propuestas de valor que hagan sentido a la comunidad y no solamente tengan un beneficio económico.

Y ahí, ¿cuál es la responsabilidad que tiene este gobierno? ¿Con las reformas laboral, tributaria, educacional se generó un clima antiempresarial?

No. Creo que este gobierno genuinamente tenía la intención de hacer las cosas bien, porque creía que iba a beneficiar al país. Lamentablemente, las reformas, gran parte de ellas, fueron mal diseñadas y mal implementadas. Y hoy, parte de la incertidumbre se debe a eso.

En particular, nos preocupa la reforma laboral, porque puede generar gran conflictividad y un clima de menor productividad. No se abordaron temas relevantes que pudieran haber generado una mayor productividad, flexibilidad, la inclusión de las mujeres en el trabajo. En cuanto a la reforma tributaria, sin perjuicio de que haya sido mal diseñada, creemos que en el futuro se puede ir mejorando, para mitigar los efectos nocivos que generó en cuanto a incertidumbre y a un mayor gravamen a ciertos sectores, como la pyme, que pudiera disminuir su importancia dentro de la economía nacional.

¿El tema tributario y laboral debieran ser puntos esenciales en los programas de los próximos candidatos presidenciales?

Esperaría que el próximo gobierno se enfocara en el crecimiento y en mejorar la productividad. Seguir revolcándonos en el barro por lo mismo no sirve, claramente lo que necesitamos es pensar iniciativas, reformas, que nos ayuden a crecer y a mejorar la productividad interna. Ese es el gran desafío de Chile de cara al futuro.

¿Es lo que ha tratado de hacer el ministro Valdés y el clima político no se lo ha permitido?

Ha estado bien, concentrado en generar la disciplina fiscal necesaria para que los inversionistas externos sigan confiando en el país. Y eso se hace a través de mantener el nivel de gastos en un nivel acotado, razonable, pero también tratando de bajar las expectativas a los sectores que quieren seguir gastando más de la cuenta.

¿Es tiempo de un cambio generacional en el mundo empresarial? Eso es algo que se está discutiendo en la CPC y la Sofofa.

Sin duda que hace falta sangre nueva. Ya ha partido el cambio generacional, hay algunos nombres nuevos, pero faltan más. A veces (los gremios) se ven como instituciones que están alejadas un poco de la realidad y, sin duda, que sangre nueva haría que las agrupaciones gremiales puedan demostrar una cara más fresca, más conectada con la sociedad y la comunidad.

¿En la banca falta eso?

No, no veo que estemos mal representados. Son personas que están bien al tanto de lo que está pasando, que hace muy poco fueron ejecutivos. Lo que a uno no le gusta son directores gremiales que llevan mucho tiempo fuera de la actividad y que corren el riesgo de desconectarse y no tener la sensibilidad con la comunidad y el negocio en particular.

En general, hay consenso de que hace falta una renovación, que no tiene que ser inmediata, pero quizás los temas de discusión debieran cambiar y centrarse más en tecnología, productividad y tratar de ser una voz en ese tipo de aspectos, que es donde podemos tratar de influir en términos de las políticas públicas.

¿Se ha perdido esa influencia?

Hay menos, porque también hay desconfianza. Mientras no se genere confianza en que esa influencia viene aparejada de transparencia, es difícil poder influir, porque estamos todos en un ambiente de sospecha.

¿Qué podría hacer que eso cambie?

Hay que mejorar las regulaciones, en términos que influir sea una actividad pública y razonable, siempre que sea de cara al país y con ganas de que finalmente el crecimiento, la productividad sean los aspectos relevantes a los cuales todos queremos apuntar.

¿El escenario económico podría mejorar con los candidatos presidenciales?

El cómo termina la implementación de las reformas tiene que ser despejado lo antes posible. Y sobre los candidatos, hay un consenso en torno a su experiencia. Hay que ver si generan la suficiente atracción en la opinión pública para ser reelegidos, ya sabemos lo que ha pasado en otras elecciones en el mundo, donde la incertidumbre es grande. Y con el voto voluntario, el nivel y el margen a la incertidumbre es mayor.

No veo que el 2017 tengamos una economía despegando, pero si se lograran despejar a finales del segundo semestre estas incertidumbres y, sobre todo, con la elección presidencial, debiéramos tener otro escenario económico.

La economía está sana y faltan señales para mejorar las expectativas y retomar el rumbo del crecimiento.

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