Disputa por los recursos del Ártico desata tensión entre Rusia y países nórdicos

Islandia, Noruega, Suecia, Dinamarca y Finlandia estrecharon cooperación en defensa ante amenaza rusa.




Incluido en la lista de funcionarios sancionados por EE.UU., la Unión Europea y Noruega debido a las acciones de Moscú contra Ucrania, el viceprimer ministro ruso, Dmitry Rogozin, desató una pequeña crisis diplomática con Oslo hace unos días. En ruta a una base científica rusa en el Polo Norte, Rogozin decidió hacer una escala previa en el archipiélago noruego de Svalbard, para más tarde, el 20 de abril, escribir desafiante en su cuenta Twitter: "El Artico es una Meca rusa". Noruega convocó al embajador de Rusia en Oslo para manifestar su molestia por la acción.

El viaje de Rogozin al Artico se produjo en un momento muy delicado. A principios de mes, los cinco países nórdicos -Islandia, Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia- firmaron una declaración conjunta en la que sostienen que "la conducta de Rusia representa el más grande desafío para la seguridad europea". Como resultado, los países nórdicos acordaron ampliar sus relaciones en materia de defensa ante las crecientes amenazas procedentes de Moscú, que incluyen un aumento en las incursiones aéreas y marítimas por aviones y buques rusos, destacó The Washington Post.

En el último año, Rusia ha aumentado su presencia militar en la región, así como su número de bases en el Artico. Según la revista Foreign Policy, el Kremlin ha construido 10 estaciones de búsqueda y rescate, 16 puertos de aguas profundas, 13 aeródromos y 10 estaciones de radar de defensa aérea a través de su costa ártica. También ha reabierto ex bases soviéticas, incluida una en la región de Murmansk, a sólo 50 km. de distancia de la frontera con Finlandia, que albergará más de 3.000 tropas de tierra, 39 buques de superficie y 35 submarinos, asegura la publicación.

Ante estas tensiones, varios países nórdicos apostaban a que Estados Unidos intensificara los esfuerzos para contrarrestar a Rusia en el Artico. Pero durante la IX Reunión Ministerial del Consejo Artico, realizada la semana pasada en la localidad canadiense de Iqaluit y en la que EE.UU. asumió la presidencia rotativa del organismo por dos años, el secretario de Estado norteamericano John Kerry pareció decepcionar a sus aliados europeos. Según Foreign Policy, el jefe de la diplomacia estadounidense no reconoció los movimientos militares de Rusia en la región y, en su lugar, se enfocó en incrementar la cooperación en el Artico para luchar contra el cambio climático.

Esto último parece ser la razón por la que el Artico se ha convertido en el nuevo frente de pugna internacional. A medida que se derrite el hielo polar, se están abriendo nuevas rutas oceánicas entre Europa y Asia, así como nuevas oportunidades para la exploración petrolera y gasífera. Estimaciones de la Administración de Información Energética de EE.UU. aseguran que el Artico albergaría el 13% del petróleo aún no hallado del planeta y el 30% de las reservas de gas natural.

En 2012, el propio Rogozin había advertido que el Artico sería una pieza clave para la seguridad futura de Rusia y que sus "intereses" en la región tenían que ser reforzados. "Si no hacemos eso, vamos a perder la batalla por los recursos", dijo entonces.

Frente a este escenario, algunos países del Artico han decidido invertir en sus capacidades militares. En marzo, Canadá informó que destinaría US$ 3.400 millones para cinco buques de patrullaje en la región. Ese mismo mes, Noruega anunció que asignaría US$ 1.000 millones a la actualización de sus fuerzas militares en la zona.

En un sondeo dado a conocer dos días antes de la reunión del Consejo Artico,  más del 50% de los encuestados en Rusia, Islandia y Finlandia dijo creer que la amenaza de conflicto en el Artico ha aumentado en los últimos 12 meses.

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