Documento señala que Aros decía ser "agente encubierto" de la policía

Uno de los principales hallazgos de la indagatoria es que se estableció que uno de los micrófonos presuntamente hallados por Rubén Aros había sido comprado por él en la tienda Todo Espía. Cuando los detectives llegaron a este lugar, se encontraron con que el imputado era cara conocida.

La administradora, Cherie Delaveau, indicó que "de Rubén Zito Aros, por dichos de él mismo, nuestra empresa siempre ha tenido conocimiento de que es funcionario en servicio activo de la PDI, y que trabajaría como agente encubierto, y que se acercaba a comprarnos este tipo de elementos a fin de agilizar el resultado de sus investigaciones, prescindiendo de contar con las autorizaciones de los fiscales". La mujer añadió que incluso a uno de sus vendedores "le ha exhibido una identificación de la Policía de Investigaciones de Chile".

Durante la indagatoria, los detectives establecieron que desde el año 2010 que Aros se dedica a asesorar empresas y que, entre enero y mayo de este año, había facturado cerca de $ 20 millones. En esta línea, el comisario Christian Fernández indicó que "dentro de la investigación determinamos que la firma que él formó como Profasis, anteriormente ya había incluido unos micrófonos a una empresa y había infiltrado gente, para hacer estos trabajos de espionaje y seguir ejecutivos. No era la primera vez que hacía algo así".

El detective de Cibercrimen añadió que Aros "no era experto en temas de espionaje. El sujeto no manejaba elevados conocimientos en esta materia. Nosotros sabemos cuál es el perfil de una persona que debería manejar este tipo de información. Rubén solamente hacía asesorías en temas de seguridad, pero no del tipo técnico para encontrar dispositivos de este tipo".

Según trascendió, lo más parecido que habría hecho anteriormente tenía relación con establecer infidelidades en parejas.