El austero estilo del presidente de Costa Rica

Luis Guillermo Solís sorprendió al ganar en febrero la primera vuelta. En el balotaje de abril obtuvo el 78% tras el retiro de su rival. Prohibió el "culto a la imagen del presidente" y no quiere sus retratos en las oficinas públicas. Es sencillo y ha lanzado una cruzada anticorrupción.




Antes de que se diera el pitazo inicial al Mundial de Fútbol que se desarrolla en Brasil, Costa Rica era considerada una especie de "cenicienta" del campeonato, dado que el sorteo le había jugado una mala pasada al agendarle partidos nada menos que con tres selecciones que ya habían levantado la ansiada copa del Mundo: Uruguay, Italia e Inglaterra. El 12 de junio el equipo tico era "el muerto en el grupo de la muerte". Contra todos los pronósticos, el destino de Costa Rica fue otro; le ganó 3-1 a los uruguayos y 1-0 a los italianos y empató con los ingleses, ganando su grupo en forma inesperada.

Y así como 2014 ha sido un año de revelaciones para Costa Rica en materia futbolística, también lo ha sido en la arena política. Al igual que sucedió con los jugadores "ticos", al principio de la campaña presidencial eran pocos los que creían en la candidatura de Luis Guillermo Solís, un académico, historiador y analista político militante del centrista Partido Acción Ciudadana (PAC).

Pese a haber sido embajador de Asuntos Centroamericanos (1994-1998) y jefe de gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores en el primer gobierno de Oscar Arias (1986-1990), a finales de 2013 pocos costarricenses lo conocían. Es por ello que lanzó la campaña "Conózcame". En ella, el candidato mostraba a su familia, su casa (ubicada en Barrio Escalante, donde vive gente de clase media), su trabajo y a sus alumnos y dejaba en claro que tenía un solo auto, un reloj y cuatro trajes.

Así, y cuando las encuestas le daban no más de un 12% de los votos, Solís sorprendió en la primera vuelta al obtener el primer lugar con un 30,64% de las papeletas el 2 de febrero. No alcanzó más del 40% para evitar el balotaje, pero había superado todos los sondeos y se había posicionado por sobre el candidato oficialista, Johnny Araya (29,7%). Otra sorpresa vendría en marzo cuando Araya anunció su retiro de la campaña al balotaje. Solís ganó el 6 de abril por abandono de su rival con el 78% de los votos, con tres ejes de campaña: enfrentar la desigualdad, promover el crecimiento económico a dos motores (mercado interno e internacional) y combatir la corrupción.

Al cumplir esta semana los 50 primeros días de su gobierno, un anuncio del 47º presidente de Costa Rica captó el interés de la prensa. El gobernante, de 56 años, firmó un decreto que prohíbe que su nombre aparezca en placas de la infraestructura pública que inaugure, "porque las obras son del país y no de un gobierno o un funcionario en particular". Además, también ha decidido que su fotografía no sea colgada en las dependencias públicas. "El culto a la imagen del presidente se acabó, por lo menos en mi gobierno", enfatizó.

Austero para vivir y austero en el ejercicio de la función presidencial. Esa fue una de las premisas de la campaña del carismático ex militante del Partido Liberación Nacional entre 1977 y 2005.

En esa línea, el nuevo gobierno costarricense se ha propuesto, por ejemplo, disminuir el presupuesto para publicidad, 61% del cual fue gastado por la Presidencia durante el gobierno de Laura Chinchilla (2010-2014), según el diario local La República.

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