El éxito del "alcalde nocturno" de Amsterdam

La noche en la capital holandesa tiene su propio administrador, concepto que Londres y Berlín quieren adoptar.




En Amsterdam hay dos alcaldes. El oficial y que trabaja de día, y el llamado “alcalde de la noche” o como lo conocen los locales “el Nachtburgemeester”, quien tiene un rol fundamental en la capital holandesa: ser el nexo entre los comerciantes nocturnos, los residentes y la municipalidad.

Y quien tiene ese rol en la actualidad es Mirik Milan, de 35 años, quien desde 2014 administra las noches y mantiene la tranquilidad en la ciudad famosa por su vida nocturna, su Barrio Rojo y los cafés de marihuana, que atraen a millones de turistas al año.

El cargo de “alcalde de la noche” de Amsterdam tiene total independencia de la municipalidad. Milan está a cargo de una ONG y fue electo en una combinación de votos del público y un jurado de cinco expertos.

Su cargo es financiado por la ciudad y los comerciantes que trabajan mientras buena parte de la ciudad. En el pasado esos locatarios necesitaban de una mayor representación para discutir los problemas que se les fueron presentando: alegatos por ruidos molestos y restricción de horarios.

“Lo que es único sobre nuestro rol es que estamos financiados en un 50% por la municipalidad y un 50% por los promotores de los clubes, bares y festivales de la ciudad”, explicó a La Tercera el propio Milan.

Y ese “gobierno de la noche” ha tenido tanto éxito que varias capitales y grandes ciudades de Europa, como París, Toulouse y Zurich, se fijaron en ese modelo y lo exportaron para su buen funcionamiento. Sólo en Holanda ya hay otras dos ciudades, Groningen y Nijmegen, que tienen “alcaldes nocturnos”, pero en total hay 15 municipios holandeses que tienen algún cargo similar.

Incluso Berlín, Barcelona, Madrid y Londres están considerando crear cargos similares. El alcalde londinense, Boris Johnson, estaría pensando seriamente la medida para mejorar los resultados de la economía de la vida nocturna en la capital inglesa, que ha disminuido considerablemenete en los últimos años.

Según los estándares europeos, los clubes nocturnos y las discotecas cierran a las cuatro de la mañana los días de la semana y a las cinco los fines de semana. Eso provoca generalmente, ruidos y desorden en el momento en que los clubes bajan sus cortinas, cuando cientos de personas salen a las calles.

Por esto Milan propuso entregar licencias de 24 horas a los locales, especialmente a los que se encontraban en zonas densamente pobladas. Tras ponerse en marcha la medida hasta los vecinos más ancianos se pusieron contentos con las fiestas “interminables”: el resultado fue que sorpresivamente se acabó el ruido callejero de las madrugadas.

“Es bueno para los vecinos porque las personas no se van todas al mismo tiempo. Si 1.000 personas salen a la calle a las cuatro y cinco de la mañana causarás mucho ruido. Ahora las personas pueden irse desde las tres de la mañana a las ocho de la mañana”, comenta Milan.

La medida no sólo acabó con el ruido, sino que ayudó a que Amsterdam resurgiera como capital de la vida nocturna.

El siguiente paso es crear una zona, no necesariamente de fiesta, que también esté abierta y funcionando las 24 horas del día. “Puedes tener un lugar de trabajo aquí, una librería abierta las 24 horas al día para los estudiantes. También sería un buen lugar para comer. En Holanda no puedes tener una comida decente luego de las 21.30 horas, y cuando un amigo llega tarde desde fuera de la ciudad, lo único que puedes ofrecerle son papas fritas”, aseguró Milan a un medio local.

Su gestión y la de su equipo han tenido tanto éxito que en abril Amsterdam será anfitriona de la primera cumbre de “alcaldes de la noche”, evento que estará abierto para cualquier ciudad que esté interesada en adoptar una figura similar y en donde se defenderá la vida nocturna como motor de la economía. “La noche trae muchísima creatividad, amor y crecimiento económico. Las mejores piezas de arte, música e historia de amor se hicieron en la noche”, aseguró Milan a este diario.

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