El futuro del Vaticano tras Benedicto XVI

Dos de los vaticanistas más respetados del mundo abordan la nueva etapa que se abre tras el pontificado de Joseph Ratzinger y ponderan hasta qué punto se producirán cambios profundos en la estructura eclesiástica.




¿Qué desafíos enfrenta el catolicismo y cuál será la misión del sucesor de Benedicto XVI?

SANDRO MAGISTER

Lo que le exige al nuevo Pontífice son dos caracteres esenciales: por un lado, que se demuestre fuerte y contundente en la doctrina, que sea capaz de afirmar los puntos focales de la fe en público, con claridad y valentía, contra la general tendencia a relativizarlo todo. Por el otro, tiene que lucir buena capacidad de gobierno. En lo primero se va a colocar en una línea de continuidad con Benedicto XVI. Deberá seguir en el camino de firmeza y claridad marcado por Ratzinger, en defensa de la visión cristiana del hombre y de la vida: me refiero a temas como el aborto, la eutanasia, los matrimonios como unión entre hombre y mujer. Sin embargo, el nuevo sucesor de San Pedro deberá lucir algo que siempre le faltó a su predecesor: la capacidad de gobierno. La habilidad para organizar esa maquinaria delicada que es sobre todo el gobierno central de la Iglesia, la Curia de Roma. Nadie está contento de las condiciones en las que se halla ahora, llena de conflictos, ambiciones, rivalidades. El catolicismo en general, no la estructura de la Iglesia, carga con la difícil tarea de fortalecer la fe en el mundo. De devolver la fe a los creyentes templados. Para hacerlo, hay que insistir en la centralidad de la Liturgia, como momento en el cual en todo el planeta los feligreses escuchan la palabra de Dios y creen que aquel Dios está allí con ellos.

MARCO POLITI

El nuevo Pontífice debe enfrentarse a muchos desafíos. No se trata de problemas dejados a medio solucionar por Ratzinger, sino de cuestiones aparcadas y que han marchitado en los años y que ya estaban allí durante el pontificado de Juan Pablo II. Una de las más urgentes es la gran crisis de las vocaciones: los curas ya no bastan para cubrir las parroquias, cada sacerdote tiene que asistir dos o tres iglesias y se quema físicamente. Luego, hay que interrogarse sobre la relación entre Iglesia y sexualidad en el mundo moderno: temas como el divorcio, la fecundación artificial, los homosexuales.

¿La Iglesia entra en una nueva etapa? ¿Se puede esperar algún tipo de cambio significativo?

SANDRO MAGISTER

Por supuesto, estamos asistiendo al principio de una nueva época. Es un hecho. Sin embargo, esto no significa que podemos dar por descontado que se vayan a concretar los diversos gérmenes dejados por Benedicto. Por ejemplo, él hizo mucho para otorgarle algo de transparencia a la gestión del banco vaticano [IOR, Instituto Obras Religiosas] o para denunciar, condenar y parar los casos de violencia sufridos en todo el mundo por menores de edad por parte de curas católicos. Sólo si el nuevo Papa sigue en este sendero, de verdad entramos en una nueva época.

MARCO POLITI

Una cuestión que será central en el próximo pontificado es el mismo rol del Pontífice. Muchos obispos piden más participación en el gobierno de la Iglesia, más consultas en el momento de tomar las decisiones. Algo que proponía también el Concilio Vaticano II. Esto es muy importante, porque está claro que el Papa en el siglo XXI no puede ser un monarca absoluto.

¿Debe la iglesia repensar el celibato y la consagración de las mujeres?

SANDRO MAGISTER

No creo que lo haga. Tiendo a excluir que la Iglesia vaya a consentir el matrimonio de los curas o la ordenación de mujeres. En un panorama de secularización siempre más acentuado, estas dos no son soluciones para capear la crisis de las vocaciones y no van a atraer a nuevos fieles. Al revés. Lo demuestra la parábola descendiente de las religiones protestantes que sí permiten a las mujeres ser curas o a los pastores tener familia. Sufren una hemorragia de creyentes más agresiva de la católica.

MARCO POLITI

Sin duda, hay que replantearse el rol de las mujeres en la Iglesia. Se trata de una inquietud que perciben los mismos eclesiásticos. En el último sínodo de los obispos, muchos pidieron que se involucrara a las mujeres de una forma más activa y en todos los niveles de la estructura eclesial. Hasta hubo un obispo, el alemán Franz-Josef Hermann Bode, que tuvo la valentía de decir que hay que ordenarlas diáconas. Pero mientras reina un Papa se crea un clima de conformismo, nadie quiere contradecir lo que él diga. Mi impresión es entonces que hay muchas más personas de acuerdo con esta reforma de las que lo expresaron de forma explícita en el sínodo.

¿Quién manda hoy en El Vaticano?

SANDRO MAGISTER

En teoría, Benedicto, hasta el 28 de febrero. Y luego, durante la sede vacante, Bertone [que también es camerlengo]. Pero en la práctica, el cardenal no es capaz de mantener las riendas de los distintos despachos y departamentos que componen la maquinaria del Vaticano. Hay departamentos, grupos que mandan en su propio ámbito, en una gestión del poder que parece feudal. Reina la confusión.

MARCO POLITI

Bertone es camerlengo, manda desde el punto de vista administrativo. Sodano es el decano, entonces imprime la línea a las reuniones previas al cónclave. Una personalidad de centro y mediador y capaz de sentir el viento del cambio. Ratzinger es una persona de gran seriedad; sabe que debe darle el ejemplo a un eventual futuro Papa que renuncie; se va a dedicar a una nueva vida ascética, monacal, reservado y apartado. Lo mismo que hacía cuando era cardenal. No veo ningún peligro de una interferencia suya en esta fase.

¿Quiénes serán los más influyentes en el cónclave que elegirá al nuevo Pontífice?

SANDRO MAGISTER

El mismo Bertone, como camerlengo, va a presidir el cónclave junto a Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio. Es irónico: los últimos dos secretarios de Estado, que no se llevan nada de bien, van a gestionar la reunión codo con codo. Pero su papel será más que nada logístico. Entre los purpurados que tienen más posibilidades de ser elegidos, yo pongo a Angelo Scola, de 1941, arzobispo de Milán, y Marc Ouellet, canadiense, de 69 años, que desde 2010 vive en la ciudad del Vaticano como prefecto de la Congregación de los Obispos y presidente de la Comisión para América Latina.

MARCO POLITI

Entre los cardenales, el grupo italiano, con 29 purpurados en el cónclave, está sobrerrepresentado. Lo mismo se puede decir de los cardenales de la Curia Romana. Pero esto no significa que estén todos de acuerdo a la hora de elegir al sucesor de Ratzinger. Hay muchas divisiones. Después de "Vatileaks", que sacó a luz las divisiones entre los italianos, yo tengo la sensación de que se va a elegir a otro Papa internacional. Que podría ser también del Norte o de Sudamérica. No veo muchas posibilidades para un Pontífice africano. El hecho de que un cardenal conservador, como el alemán Meisner, comparta la decisión de Benedicto de renunciar, significa que ahora, dentro del cónclave, todas las cartas están revueltas, mezcladas. Este va a ser un cónclave muy complicado. En 2005, había una posición muy clara, un grupo de presión definido y pesado que empujaba a Ratzinger. También es verdad que él representaba la única personalidad fuerte en el plano internacional. Su único antagonista era el italiano Carlo Maria Martini, pero estaba enfermo de Parkinson. Esta vez, en cambio, hay muchos candidatos, pero ninguno en este momento tiene un paquete de votos potente. Está claro que habrá que buscar a un candidato de centro, que marque la diferencia con la línea política de Ratzinger, pero no sabemos cuánto esta persona estará abierta a las reformas, no sabemos cuáles y hasta qué punto está preparado para emprenderlas. Hasta qué punto va a llegar. Esta es la pregunta.

¿Cuáles son los aciertos y errores del papado de Ratzinger? ¿Qué episodios los reflejan?

SANDRO MAGISTER

Joseph Ratzinger demostró un nivel cualitativo altísimo en el desempeño de su magisterio. Su capacidad más importante es su forma de predicar, en el corazón de la Liturgia, y de comunicar conceptos fuertes y densos con gran sencillez. Benedicto es como un Padre de la Iglesia. Un estudioso. No es un hombre que supo manejar la maquinaria del gobierno. Creo que el nombramiento de Tarcisio Bertone a secretario general es un límpido ejemplo de ello.

MARCO POLITI

Entre las cosas positivas: sus dimisiones, que son una gran revolución en la vida de la Iglesia. Luego, su voluntad de hacer limpieza tras los escándalos de los abusos sexuales. Aunque desde un punto de vista organizativo no hizo todo lo que debía, por ejemplo, no obligó a los obispos de todo el mundo a denunciar a los criminales, no hay un decreto que les obligue y no pidió que abrieran los archivos diocesanos para descubrir a las víctimas escondidas. Pero sistemáticamente encontró a las víctimas, condenó al jefe de los Legionarios de Cristo, permitió que el cardenal Mahoney fuera apartado, porque escondió casos de pedofilia en su diócesis: la primera vez que un purpurado es castigado públicamente. Ratzinger fue valiente. Luego, su producción intelectual, su insistencia sobre Cristo, su insistencia sobre la dimensión social de la fe, el diálogo con los ateos que llamó a los encuentros de Assisi. De estos ocho años yo me llevo la imagen de su primera gran catástrofe: el discurso de la Universidad de Regensburg, en septiembre de 2006. Al leer con antelación el discurso, seis compañeros y yo advertimos al portavoz Federico Lombardi de que contenía una frase sobre Mahoma que habría desencadenado reacciones dramáticas. El Papa no cambió ni una coma y lo pronunció entero. Enseguida estalló el infierno en el mundo. En aquel momento entendí que no tenía alguna sensibilidad geopolítica. Lamentablemente, lo que me había parecido un error, se hizo sistemático en los años siguientes.

¿Qué indica que el catolicismo esté concentrado en América Latina y Africa? ¿Influirá en la definición del próximo Papa?

SANDRO MAGISTER

La gran mayoría de los católicos vive en América Latina y Africa. Es cierto. Africa, además, representa un caso asombrador de expansión religiosa: a principios del siglo pasado, los católicos serían pocos millares; hoy son millones. Sin embargo, estos continentes todavía no tienen la madurez de fe y tradición necesaria para expresar un liderazgo en el mando de la Iglesia. Europa y América del Norte están caracterizadas por un profundo proceso de secularización, que aleja a las personas de la religión y de su práctica. Sin embargo, siguen siendo los lugares que arrastran al resto del mundo desde un punto de vista de producción cultural y teológica de la fe. Podríamos decir que las bases están en un lado y los líderes en otro.

MARCO POLITI

De hecho, la mitad de los católicos está en América Latina. Pero también están muy divididos. Hay varios papables... Hay que ver si los cardenales convergen sobre uno para darle más fuerza electoral. En el último cónclave, se decía que los purpurados latinoamericanos se habían puesto de acuerdo para votar un único nombre, en el caso de que uno de ellos resultara tener buenas opciones de ser elegido.

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