Columna de Óscar Contardo: El regreso del cardenal

george pell

Esta semana, la policía australiana presentó formalmente cargos en contra del cardenal George Pell, uno de los más influyentes del Vaticano. El Papa Francisco le concedió un "período de excedencia" mientras resuelve su situación.




En Australia, a las víctimas de abuso sexual cometidos por sacerdotes católicos se les llama "sobrevivientes". Así se las menciona en la prensa. La elección de esa palabra no es irrelevante. Es una manera de subrayar el modo en que esas personas lograron lidiar durante décadas con un daño secreto que no podían denunciar públicamente, porque el poder al que se enfrentaban no se los permitía. Asimismo, indica un hecho aun más descarnado: la cifra oscura de suicidios de hombres y mujeres que luego de sufrir violaciones y abusos por períodos prolongados decidieron quitarse la vida. Una correlación para la que no hay estadísticas oficiales, aunque sí pequeños registros, como el que hizo la norteamericana Janet Patterson luego de que su hijo de 29 años se pegara un escopetazo en 1999. El hijo de Patterson era un muchacho sin mayores conflictos, hasta que comenzó a sufrir crisis depresivas severas que obligaban a internarlo. En uno de esos episodios les contó a sus padres que había sido violado varias veces por un cura -un tipo querido por la comunidad y conocido de la familia- durante la adolescencia. Luego de su muerte, Patterson indagó en parroquias cercanas a la suya, buscó en archivos y entrevistó testigos. Logró registrar hasta el año 2004 un total de 144 suicidios de hombres y mujeres que habían sufrido historias parecidas a las de su hijo.

En junio de 2015, Peter Saunders, un sobreviviente británico de abusos, dijo en un programa de televisión australiano que el cardenal George Pell era un "individuo peligroso" y "casi un sociópata". Saunders en ese momento era parte de la comisión vaticana creada por el Papa Francisco para enfrentar los abusos sexuales dentro de la institución. Sus declaraciones eran graves en muchos sentidos: apuntaban no sólo a una figura reconocida, sino también al ministro de Finanzas del Vaticano y consejero del Papa Francisco. Saunders sostuvo que él conocía testimonios y evidencias que respaldaban sus opiniones, sin embargo, en febrero de 2016 fue separado de sus labores en el consejo vaticano contra el abuso. Un año más tarde, la irlandesa Marie Collins, quien también había sido designada por el Papa Francisco como miembro de la comisión especial que integraba Saunders, difundió una declaración en la que criticaba la lentitud con que las recomendaciones de la comisión eran acogidas por la Iglesia. Collins afirmó que la escandalosa crisis que enfrentaba la Iglesia había sido tratada con "palabras bonitas", pero que puertas adentro se hacía todo lo contrario a lo que se sugería públicamente. Collins abandonó la comisión pontificia.

Mientras todo esto ocurría, la policía australiana investigaba de manera secreta a George Pell, quien súbitamente había suspendido un viaje a su país natal en diciembre de 2015. Pell tampoco había querido viajar para prestar declaración en la comisión real que el Estado australiano creó para investigar los casos de abuso que habían perpetrado sacerdotes y representantes de otras instituciones del país durante décadas. El cardenal prefirió dar su testimonio a través de internet desde un hotel de Roma. Pell dijo a la comisión que siempre se sintió inclinado a creer en la palabra de los curas denunciados, desestimando las acusaciones. Aquella comisión encontró más de cuatro mil víctimas y casi dos mil curas involucrados en abusos sexuales.

Pronto las indagaciones en contra del cardenal se hicieron públicas y las sospechas sobre las verdaderas razones que tuvo para no viajar a Australia cundieron, a tal punto que el comediante Tim Minchin compuso una canción titulada Ven a casa, cardenal Pell, en donde se mofaba del sacerdote y lo desafiaba a enfrentar a la justicia.

Minchin fue ampliamente criticado por la Iglesia local y su canción calificada como "basura" por personalidades públicas cercanas a Pell. Sin embargo, esta semana la letra de la composición era escuchada como una especie de premonición luego de que la policía presentara formalmente cargos en contra del cardenal. En una rueda de prensa áspera y desafiante organizada en el Vaticano el jueves, George Pell negó los cargos, se declaró inocente y anunció que viajaría finalmente a Australia a enfrentarse a la justicia y "limpiar su nombre". El Papa Francisco le concedió un "período de excedencia" mientras resuelve su situación.

Según la prensa australiana, la policía ha manejado con especial cautela el asunto, sin dar mayores detalles sobre las acusaciones, en parte por la presión política que existe sobre la investigación. Lo que ha trascendido hasta el momento es que se trataría de alrededor de 10 casos de abuso infantil ocurridos a lo largo de cuatro décadas. Además de su rol como encargado de Finanzas, George Pell es parte de la comisión de nueve cardenales a cargo de la reforma de la curia romana, un selecto grupo que también integra el cardenal chileno Francisco Javier Errázuriz.

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